Adolescentes deprimidos, hoy: Una perspectiva psicoanalítica

Dra. Piedad Ortega de Spurrier

Viviana Berger: Este fin de semana nos visita la Dra. Piedad Ortega de Spurrier, quien proviene de la ciudad de Guayaquil, en la República de Ecuador – y quien ocupa actualmente en nuestra Escuela, el cargo de Presidenta. Estamos muy contentos con la visita de Piedad a México, le damos la más cordial bienvenida, augurando un fin de semana muy productivo. En el día de hoy por la tarde, a las 19.30 hs. aquí mismo, en la Alianza Francesa, tendremos el Encuentro de Biblioteca, en el que se presentará el último libro de nuestra Delegación, ¿Cómo se forman los analistas?, al que están todos también invitados a participar.

La conferencia que escucharemos ahora, lleva por título, «Adolescentes Deprimidos, hoy. Una perspectiva psicoanalítica» – por cierto, un tema muy actual, muy preocupante, sobre el cual vale mucho la pena reflexionar. Particularmente, en la adolescencia la depresión es un problema que se ha generalizado a nivel mundial, que debemos asumir como un tema de la época. Según las estadísticas de la OMS resulta la tercera causa de muerte en los jóvenes entre 15 y 24 años – cifras, sin duda, alarmantes.

Como bien subraya Piedad, estar «deprimido», estar «bajoneado», son los términos más comunes que nos toca escuchar cuando recibimos a adolescentes en la consulta. Son significantes con los que se nombra algo del orden del malestar de la juventud, con los cuales los sujetos nombran algo de un sentimiento de vacío que les aqueja, que nos dicen de una forma particular del sujeto de situarse en relación al deseo y al goce.

Muchas teorías psicológicas explican este fenómeno en función de los avatares afectivos de esta etapa y muchas teorías neurocientíficas, desde la química de la evolución del cerebro. – El otro día me comentaban respecto de una conferencia que tranquilizó a muchas madres, en la que el científico explicaba los cambios del humor de los adolescentes y sus respuestas intempestivas a partir de los efectos del crecimiento de la masa cerebral.

Para nosotros, los psicoanalistas, se trata de un real de la clínica de la adolescencia del siglo XXI, con todas las implicaciones que este siglo conlleva, que no dejan de determinar los síntomas, y las formas con que los síntomas se manifiestan no sólo en el consultorio sino en la cultura actual. Esta indiferencia de los jóvenes no está desarticulada respecto del contexto en el que se nace y se vive, en nuestro caso, el seno de una sociedad de consumo en el que la función paterna está en desuso, y en la que en lugar de ideales, la vía de lazo resultan los blogs, internet, el chat, las «redes sociales», etc.

¿Qué pasa entonces, en este contexto en la adolescencia, con la sexualidad, el amor, las elecciones del sujeto en relación a su deseo y su identidad sexual? ¿Se trata del no-encuentro o del encuentro imposible? Este debate que hoy pone el foco en la adolescencia, es un debate que estamos sosteniendo en el interior de nuestra Escuela desde hace casi un año, y que se plasmará en la próxima actividad de nuestra Escuela, que son nuestras VII Jornadas, esta vez en Medellín, y que llevan por título «El sexo y el amor en el siglo XXI, de qué satisfacción se trata», a las que están todos muy cordialmente invitados también.

Para finalizar, les leo una breve semblanza de nuestra invitada, para darle entonces, a ella la palabra y desarrollar todas estas cuestiones.

Piedad Ortega de Spurrier es Doctora en Psicología Clínica, Presidenta regional de la Nueva Escuela Lacaniana de Psicoanálisis, de América Andina y el Caribe. Psicoanalista miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, AME, ex directora de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica de Guayaquil, Profesora universitaria, Asesora de proyectos de atención al niño y la familia. Miembro fundador de la Fundación Comunicar para personas con Autismo. Editora de la revista virtual de Psicoanálisis The Wannabe y miembro del consejo editorial de la revista virtual Rayuela de Psicoanálisis con niños y adolescentes de la Nueva Red Cereda, diagonal hispanohablante.

Cumplida la presentación, le cedo entonces, el micrófono.

Piedad Spurrier: Buenos días, tengo muchísimo gusto de estar aquí en México. Es la primera vez que vengo a este país, hablaba que es un país de contrastes, esto marca probablemente ciertas peculiaridades de los adolescentes de acá. En tal caso eso me interesaría conversarlo, pero fundamentalmente, si estamos llamados aquí, si estamos sentados a charlar el día de hoy es porque nos preocupa el tema de los adolescentes. También es una preocupación obviamente de todos los psicoanalistas de la región, poder pensar qué sucede con los adolescentes hoy, y el esfuerzo que ha hecho la delegación de México para poder continuar conversando con interlocutores de distintas partes del continente de Europa sobre el tema que nos convoca. Antes de empezar mi conferencia, porque vamos a hablar justamente de los adolescentes deprimidos hoy, les voy a mostrar cuán diferente podría haber sido la depresión en la época del Rey David, es decir estamos hablando del Antiguo Testamento, o sea, la depresión existió siempre. Vamos a notar que la depresión antigua por así decirlo, si bien muestra algunos aspectos muy similares a la actual sobre todo en la melancolía cuando ya no hay deseo de vivir, vamos a ver lo que son las depresiones actuales. El salmo de David está presente, lo recojo por coincidencia cuando estaba haciendo esta investigación, también el grupo religioso del Opus Dei estaban haciendo un estudio bastante interesante, después de todo con especialistas en torno a cómo responder al problema de la depresión desde la religión. Entonces me pongo a investigar qué decía el salmo – porque de todas maneras algunos asesores de ellos son gente muy capaz, entonces decido investigar sobre el Salmo. Me encontré con lo que les voy a presentar – y al mismo tiempo que realizaba esta investigación, tenía yo un joven paciente que sufría aparentemente de unos dolores musculares espantosos que lo habían tenido en su cama cuatro años desde los 13 hasta los 17 años, hasta cuando me visita por primera vez y empieza a hablar con mucha dificultad. Vamos a ver después lo difícil que es poner la depresión en palabras y Lacan va a señalar, eso como un hecho fundamental en estos estados de ánimo, la dificultad de subjetivar. Pero lo interesante del muchacho cuando intenta hablar es que me dice «Vea Doc: esto es lo que me pasa», y me da una letra de un grupo musical que se llama Supertramp y entonces yo obviamente me puse a leer, porque era de alguna manera lo que él quería transmitirme de su experiencia. Y pedí a otra persona, que muchos años atrás había sido paciente mío hace catorce años o doce años que además es un animador de cine, que le pusiera imágenes para hacer un pequeño proyecto sobre la depresión actual. Entonces vamos a empezar con esto para poder establecer justamente esa diferencia entre esa depresión que todavía llamaba a Dios para que lo ayude y la depresión actual, que no pide ayuda a nadie porque no cree en nadie. Entonces los invito a ver, es corto y muy agradable. (muestra de los videos)

Bien, como muestran los dos pequeños videos, hasta la entonación, la textura de la queja es totalmente diferente, la pregunta sería por qué hoy es diferente cuando las manifestaciones afectivas parecen ser similares. Si bien es cierto que la depresión no siempre aparece en los adolescentes con los rasgos del rey David, de no soportar, no poder levantarse de la cama con un llanto profuso y constante; la depresión en la actualidad aparece como un estado de ánimo un poco bajo, como un desinterés en el mundo; no es solamente un desinterés en el mundo sino en las personas. En mi país los muchachos adolescentes tienen un término, no sé si acá dicen igual, «me vale trozo», ¿cuál es la de acá?: «me vale madres», me parece que es más evocativo este, es decir, no creer en nadie en nada, lo que les da a veces un aspecto cínico, pero decir que es un aspecto cínico es extremadamente peyorativo, porque preguntémonos por qué un adolescente dice no creer en nada. Pensemos qué pasa con el cuerpo del adolescente, para aquellos que han trabajado con adolescentes, se dan cuenta de que, por ejemplo, tienen un niño que entra al colegio, y tres meses después se les aparece una muchacha curvilínea o un muchacho con voz gruesa, con piernas que le sobran, con brazos que les sobran, olores que no pueden controlar, sensaciones corporales que los hacen sentir extremadamente inquietos, «desacomodados» – podría ser el término. Ustedes usualmente, cuando su cuerpo está bien, se sienten bien, ustedes se olvidan que tienen piernas, se olvidan que tienen brazos; es decir, simplemente viene el pensamiento y la acción va a acompañada de inmediato. Al adolescente le puede pasar de alguna manera lo que le sucede a una persona mayor, a mí me sucede a veces, que creo que puedo salir corriendo y cuando salgo corriendo ¡ay, la rodilla! Uno se da cuenta que el cuerpo es un extraño a uno mismo, no responde de la manera como uno quisiera, eso en términos lacanianos es clarísimo, Lacan nos dice que uno asume un cuerpo, que el yo no es un todo, hay un hiato entre el cuerpo como materia viva y el cuerpo tomado por la palabra. Ya en mi caso, no todo lo que quiero puedo hacer. Al adolescente le sucede al revés de alguna manera, no está listo para hacer pero de alguna manera hay una urgencia que lo empuja justamente a hacer cuando siente que todavía no tiene la referencia suficiente, no tiene los términos ni las formas como para poder hacer lo que su cuerpo le está pidiendo. Es común encontrar con adolescentes que se sienten incómodos consigo mismos y por ahí esa incomodidad los lleva a no respetarse a sí mismos, por ahí se puede entender porque es la relación que existe de ese no respeto a ese cuerpo, porque el cuerpo no le responde, o responde antes que él haya podido elaborar qué hacer con eso que siente. Entonces es obvio para quienes hayan sido madres que el adolescente les viene a dar un abrazo y le tritura las costillas, o se va levantando una mesa y la tiran, no tienen la idea de que sus piernas están largas y se van los vasos al suelo, si ellos no pueden integrar a su subjetividad ese universo pulsional que los ha tomado de sorpresa, el término particular es la sorpresa, entonces no tienen cómo amarlo ni cómo respetarlo, entonces por ahí es posible que ante la ausencia de la palabra para poder decir qué pasa con el cuerpo y la angustia, los separe y de alguna manera sobre el cuerpo mismo se hace una escara que de alguna manera impide que la angustia siga, es decir, la escara establece como una especie de tope a la angustia de este adolescente que le fallan las palabras. Esto para explicar la primera idea que podemos tener de cómo el adolescente percibe una especie de situación en la que él está contra sí mismo, y no solamente él contra sí mismo, sino también la representación que tienen los otros sobre él también falla, siempre falla, sabemos que es así, pero aquí de una manera radical y ellos lo dicen ¿cómo? «¡Ay, es que ya soy mayor para tomar ciertas responsabilidades, pero no me puede quedar a tomar las vielas!», ¿aquí les dicen así a las cervezas?, ¿chelas? Entonces, «no me puedo quedar tomando las chelas hasta las tres de la mañana, para unas cosas soy adulto y para otras soy niño», es como que ni el otro lo puede ubicar bien ni él se ubica a sí mismo. Entonces, en este momento lo que yo planteo justamente como tesis para pensar, es ponerle a estos signos de la adolescencia y poder sintomatizar: poder poner nosotros en palabras y elaborar conjuntamente con ustedes, porque son estas dificultades y cómo se presentan las dificultades en la actualidad, pero no sería suficiente, sino qué alternativas, qué salidas posibles en el trabajo para los psicoanalistas y no sólo para los psicoanalistas sino también en la relación que tenemos que sostener con todos aquellos que se hacen cargo de los adolescentes. Porque podríamos diferenciar una cura analítica que tiene ciertos visos de acompañamiento o por el otro lado el acompañamiento que un maestro – que es susceptible, o sea, que es sensible a los procesos inconscientes que pasan estos muchachos les sea más fácil acompañar sin ser muy críticos o bien con un cierto sentido de humor, pero que al mismo tiempo se puede saber que habrá que ayudar que ellos construyan sus respuestas y no que se las demos así, porque eso es exactamente lo que rechazan.

Allí cuando la canción decía tell me who am I ¡dígame quién soy! Pero es una pregunta que se la dirige al Otro, cuando es la construcción que él tiene que hacer, pero acompañar en esa construcción no es sólo privativo del analista porque el analista tendrá que ver con otros aspectos que será justamente que, como es un hecho traumático este cuerpo que desconoce, esto es, todas las elecciones que tiene que realizar en esta edad: la relación con el cuerpo ¿soy hombre o soy mujer? ¿elijo una pareja homosexual u heterosexual? y el destino social ¿qué tipo de carrera voy a realizar?, me gusta pero no produce suficiente, produce mucho pero no me gusta, es decir, todo lo que tiene que ver con la inclusión social, y los modos cómo se aborda no sólo en este sentido a la pareja social sino que los otros son también diferentes a uno, y entonces lo que ve el adolescente es que hay un hiato entre él y todo lo que se le presenta como un nuevo mundo, entonces eso sería un síntoma, si se lo pone en palabras, aquí vamos a sintomatizar justamente qué es lo que sucede con los adolescentes que se deprimen hoy.

Pero el término depresión, «estoy depre» se ha convertido en una manera habitual de nombrar cualquier malestar psíquico, si uno está desanimado es «estoy depre», si uno está aburrido «estoy depre»; pero vamos a ver que son conjugaciones de un afecto, de un modo de vincularse con el mundo en donde no se está planteando como una creación, sino más vale estar como estacionado, en mi país sería «estar parqueado», aquí ¿cómo se dice cuando se estacionan? Bien, «se estacionan», es decir que el deseo que nos acompaña para estar el día de hoy, eso no sucede en alguien que está bajoneado y sin ganas, mmmh se queda allí nomás.

Entonces, veamos un poco, hagamos un pequeño recorrido por Freud y Lacan acerca de lo que para ellos constituyó la depresión. Freud asoció la culpa a la depresión, fue clarísimo en David de que había culpa, uno no pudo leer la culpa en la modernidad, y entonces uno se pregunta qué pasa en la modernidad con la culpa, es decir, qué pasa con la instancia de límite, qué pasa con la instancia moral, porque en la una estuvo ausente y en la otra está totalmente presente, es decir, la depresión antigua pasaba por el Otro, pedirle al Otro que lo cure, pero también pedirle al Otro ponerse bravo por estar en esa situación con el Otro. Pero acá no, era simplemente una sola, si es cierto de qué manera se vivía la orden del Otro de la sociedad: «tú tienes que ser productivo», «tú tienes que ser tal cosa», pero más por el lado del consumo que la canción mostraba clarísimo y en esta exigencia al sujeto, es ahí donde encontramos la depresión, en esta exigencia a producir, a ser racional, a ser eficiente y este sujeto que está un poco estacionado, hay un hiato, por ahí se ve el hiato en la modernidad. Freud asoció la culpa con una falla moral, pero porque habla de una falla moral, porque dice, de alguna manera Lacan retoma luego el término como una «cobardía moral», a pesar de ese malestar el sujeto puede encontrar alguna vía para poder crear, inventar algo que le dé un destino diferente.

Por eso Lacan, retomando la culpa freudiana, asocia la depresión no como una falla moral sino como un problema de ética.

¿Cuál sería un problema de ética? Es muy sencillo, la ética nos plantea cuando usted quiere ganar algo siempre pierde algo, es decir, que no puede tener a la chacha y a los tres peniques, en mi cuidad, hay muchos ladrones, hay mucha delincuencia, entonces la chacha y los tres peniques no nos sonaba demasiado con los estudiantes, y nos encontramos con la gente que comparte este trabajo que es más claro cuando a uno le ponen la pistola y le dicen: la bolsa o la vida. Si usted se queda con la bolsa, lo paga con la vida; pero, si paga con la vida se le llevan la billetera. Ese sonaba el ejemplo más claro en nuestro medio con delincuencias grandes. Entonces qué pasa con la ética, qué sería, y esto todavía es más obvio en la actualidad, porque en la actualidad en donde nos plantean como publicidad, por ejemplo, de una tarjeta de crédito: «un mundo sin limites», es decir, no hay en ningún momento en que se plantee desde la época actual de que hay algo que es imposible, pero eso no quiere decir que todo es imposible sino algo puede ser que no sea posible, pero hay otras posibilidades que uno pueda inventar. Pero el problema es que la sociedad actual plantea de que everything is posible, todo es posible, frente a esta situación el adolescente no puede más que – y encima con las limitaciones que se plantea desde esta subjetividad que se está construyendo, lo que no le es posible le resulta todavía más grave. En la época actual se entiende que haya más estados depresivos, porque se supone que todo debe de ser posible.

En una ocasión, en una de las instituciones en las que participaba, estaban dando una clase de educación sexual, y entonces había una pareja que estaban juntos, un retazo de una película, entonces el chico que estaba al lado de un psicólogo varón le dice: «¿y éste que está hablando es un menso», y le pregunta el psicólogo «¿y por qué es un menso?», «es que habla pavadas», bueno después se lo lleva a conversar y le dice: «esa cosa que presentó, eso no es el acto sexual, qué adefesio que habla y dice que va a dar educación sexual», bueno y «¿tú como crees que es eso?, hablar del amor, qué es eso», «mire, yo le voy a decir, prenda la televisión y hay unas películas que se laman XXXX, allí, allí le dicen a uno como son las cosas», entonces el psicólogo le dijo: «pero ¿no te parece que las películas tienen que ver con las ficciones?», «¿cómo que ficciones si ahí mismo lo estaban haciendo, lo estaban filmando, cómo que son cuentos?», «bueno, pero es que si fuera eso la realidad tal cual, como tú dices que las has visto, entonces no sería una novedad irlas a ver al cine o que prendas en la noche el internet para ver esos programas», «¡ay dice, qué alivio porque yo no me imaginaba hacer tanta cosa, ¡sería imposible!»

La angustia de la exigencia de eso, de todo eso hay que hacer y eso fue digamos como quien dice la sesión única en ese momento con ese muchacho, o sea, como una palabra grosera en ese momento en lugar de tomársela como un asunto de mala conducta y bajarle la conducta, fue preguntar: ¿por qué te pareció tan menso? Hay una lógica muy importante. Desde el clic de la pantalla todo parece ser posible. Cuando este chico dice «¡ay qué alivio!» Ahí es donde entra la posición de él, ya en torno al pantallazo o en torno a su frase de que es un menso, porque probablemente la respuesta no sea ni la del menso ni la de la pantalla sino que puede ser de otra manera. Entonces lo que vemos en ese pequeño ejemplo, se abrió un espacio al inconsciente ¿en qué sentido el inconsciente? De algo que lo estaba angustiando y pudo decir que finalmente era un alivio que a lo mejor podía ser de otra manera sin que se diga cómo. Entonces, nos encontramos con este discurso capitalista que dice todo es posible cuando desde el sujeto, desde muy pequeño, se ha encontrado con que no todo es posible, aunque le haya dado vueltas desde su infancia cuando mete los dedos en el enchufe, le dicen ¡no! y a lo mejor le dan en la mano y el niño viene a dar un besito, ¿qué quiere decir eso? Es su manera de ver si saca una ventaja de estar castigado, es decir, se toma de un punto del ¡no! y le da la vuelta. Esto se va construyendo durante la infancia. Pero como les digo, encontramos al menos cuatro cosas muy difíciles de resolver en la adolescencia, en muy corto tiempo, entonces lo que puede suceder que frente a todas estas cosas que tiene que resolver alguien diga: «es que no es posible» y por eso se produzca un aplanamiento del deseo. Es como cuando ustedes tiene hartísimo trabajo, mejor descanso un ratito más porque ¡es tanto lo que tengo que hacer! Se produce un pequeño aplanamiento frente a la cantidad de tareas que tienen que hacer ¿sí o no? ¡Qué podemos esperar si usted lo que tiene que elegir es, si es hombre o es mujer, si se gusta o no se gusta, si va a elegir una pareja homosexual o una heterosexual, si va a elegir algo que le gusta pero no gana dinero pero no le gusta o no le gusta nada o le gusta todo! Les digo eso y ustedes se estresan y eso se decide entre los 14 y los 24, bueno ahora por la modernidad hay adolescentes de cincuenta. Entonces, se puede entender el aplanamiento como algo propio de la adolescencia.

Podríamos establecer un binario entre depresión y adolescencia, es decir, la depresión sí está vinculada a un proceso de duelo, ¿por qué? Porque hasta antes, si usted se hace tantas preguntas quiere decir que no ha encontrado la respuesta en el padre ni en la madre. ¿Cómo le dicen a ustedes a los padres? En mi país les dicen «mis viejos» de cariño, «viejos de mierda», pero cualquiera de las dos cosas, entonces está el sujeto solo frente a sus elecciones, los referentes previos no le sirven, hay también la posibilidad en efecto de sentir que algo falta, que están solos en el mundo, que no cuentan con nadie, que nadie los quiere, que todos lo odian; eso es lo que Freud habla del duelo justamente, de esta serie de pérdidas de las seguridad supuesta de la infancia que también se la puede idealizar. No es que sea una maravilla, para los que estamos en análisis sabemos que es bastante traumática y que vemos como se muestran los traumas infantiles y cuando los niños tienen esos terrores nocturnos ¿qué son? El velo de la represión nos hace pensar que todo fue muy bonito en algunos casos, pero de todas maneras de un mundo con algunas certezas y hay otro aspecto que sí voy a tomar y que he venido diciendo que con Lacan se da una reconfiguración de los tres registros que, para los psicoanalistas son conocidos: el imaginario, el simbólico y el real, y la puesta al día de las operaciones de alienación y separación.

¿Qué es lo que quiere decir las operaciones de alienación y separación? Todos sabemos que cuando nacimos no podíamos hacer nada por nosotros mismos, dependíamos absolutamente de los otros; al depender totalmente de los otros, quedamos capturados de lo que los otros querían. Piensen en un bebe chiquito que está con un cólico de gases y hace una mueca y la mamá le dice: ¡qué gracioso! ¡como se ríe! y lo carga y se le fueron los gases; y el niño en lo sucesivo hará la misma mueca, ¡ay, qué lindo! Por ahí ya muy pronto se ríe, o el niño pequeñito, cuando nace hace ruidos como un gato y es un sonido un poco animal pero no ha pasado ni un mes que el niño comienza a hacer ese mismo sonido pero con una cierta modulización, esto es en poco tiempo empiezan a modular la voz, marca que ya allí hay ciertos rasgos de sujeto que se va a ir construyendo, pero nace con la posibilidad ¿de qué? De alienarse con el otro, de establecer un cierto código con el otro. Pero llegado a un cierto momento, se produce una separación del otro. La primera separación es estos terribles dos años, los terribles two, los niños son una maravilla, a todo le dicen que no, se mueren de ganas de un helado de chocolate y dicen: ¡no! Pero, ¿qué es el No? No es que no lo quieren, dicen No para controlar al otro, que el otro se quede parado, ¿me explico? Uno ve que el sujeto va al mismo tiempo que se aliena, muy poco tiempo después, también tiene el placer ¿de qué? de poder separarse del Otro para poder hacer un poco más las cosas más a su manera. Estos procesos, ninguno de los dos es que se hace de golpe, son procesos que se van dando paulatinamente.

Pero finalmente el proceso de la separación se pone al día en la adolescencia, por eso es que nos critican tanto los adolescentes a los adultos. El típico caso de cuando uno se ríe duro, «no te rías así», se pone uno un traje negro, «¿por qué te vestiste de viuda?», si uno se pone de rosado «qué adefesiosa si no eres quinceañera»… Entonces, ¿qué es? es justamente proponer un criterio diferente al otro, vemos lo que se produce en esta etapa es justamente la puesta al día de la operación de la alienación y la separación. Por eso hay el cambalache de los permisos, por ejemplo: voy a hacer como tú digas pero a la final no hago como tú digas, si ustedes dicen a las 12 en punto llegan a las 12:10 para hacer el issue de que sí pero no, es decir, todas esas conductas que pueden resultar fastidiosas en el contexto escolar, familiar o social.

Y con respecto a los tres registros voy a ser muy sucinta

Lo real es el cuerpo como organismo vivo, me explayé en la primera parte para decirles cómo el cuerpo vivo que estuvo asumido como de niño pequeño durante toda la infancia, se volvió ajeno en el momento en que comienza la pubertad. En torno a lo imaginario, las ficciones de la infancia en torno a la seguridad de que la vida seguiría un patrón más o menos similar, no digamos agradable hablemos de confort que significa haber llevado una vida de la misma manera, aunque el confort puede ser en la pobreza en los distintos niveles, pero una cierta forma de vida, eso estalla en la pubertad, vemos que todas las ficciones de la niñez desaparecen porque hay que construir otras. En ese sentido, también la relación de los chicos con respecto a la ley que sería lo simbólico, es la primera ruptura de las leyes que se las concibe como una parte integrante del grupo de pertenencia de cada uno, todo eso se pone en duda. Entonces vemos que se moviliza y que tiene que reconfigurarse, y todas estas respuestas sin duda van a tener repercusiones en la vida social y familiar, en la vida de los chicos. Por el lado de los padres, pues la naciente sexualidad de los chicos siempre contusionan también y ponen en cuestión la vida de los padres en sus funciones sexuales y sociales, y vemos que van a tener efectos en la familia y en la sociedad.

Ahora a esto se suma que en la actualidad, primero hay – por lo menos en mi país – más del 51 por ciento de las parejas se divorcian, esto sin tomar en cuenta las familias libres no estables. Entonces las formas actuales de la familia han cambiado mucho desde la familia obviamente constituida por núcleos ampliados que todavía seguramente en las partes rurales existen o en las ciudades existían antes cuando eran más pequeñas, o sea que si había un adolescente que entraba en crisis con sus padres, siempre tenía una madrina, una tía solterona que lo quería, pero ahora ya no hay solteronas y las abuelas también están en plan de la parranda, entonces no hay quién le ponga oído a un muchacho joven prácticamente no existe. Entonces las reconfiguraciones de la familia ampliada a la familia monoparental de una padre o de una madre que trabaja 18 horas al día y que lo que quiere es que la casa esté totalmente tranquila, no preguntas, no problemas, para poder descansar para el día siguiente, y entonces qué lugar para el adolescente también y además de las reconfiguraciones familiares es obviamente de que la sociedad contemporánea está justamente a la caza en tanto no hay lazos sociales entre las personas, y los lazos sociales entre las personas son complicados ya que el chico cambia, la madre cambia, el padre cambia, la familia cambió tres veces.

Justamente en ese agujero que deja esta dificultad, ahí es donde se ubica los nuevos objetos de diversión. Para un adolescente, le es mucho más fácil entrar en contacto con una chica por internet que no lo ve si está granudo, no lo ve con los cabellos parados, no lo ve apestoso, no le ve la cara de sonrojo, no ve el que no puede mirar a los ojos para hablar, simplemente es mucho más fácil acceder vía el internet. Mejor que no sepas quién soy y compartir las fantasías, todo tipo de gadgets y aquí nos adelantamos al próximo Encuentro americano que es sobre el cuerpo, también hay incidencia de todos los ideales contemporáneos que están ligados al mundo contemporáneo a un ideal de perfección que lleva a hacer del cuerpo un objeto de diseño. A nosotros latinoamericanos estamos fregados, no medimos 1:80 somos chaparritas, caderonas, los hombres se quedan pelados, medir 1:65 ya es bastante, hay que ser unos teutones de 1:90 con cantidades de pelo, 5 horas en el gimnasio para que se hagan los cuadritos, decían las muchachas, y apenas llevan tres meses así y los cuadritos se evaporan, porque ¿cuál es la idea? Es un ideal mercantil, el cual es tan inalcanzable pero que igual queremos tener algo de eso para sentirnos bien, hay que trabajar mucho, hay que invertir mucho dinero, mucho empeño para algo que es imposible. Pero son respuestas que taponan el hecho de que por más de ser un teutón, a la hora de encontrarse con una mujer o a la hora de ir a pedir un trabajo, puede que ayude el físico no digo que no, pues no somos ni curas ni monjas, pero la manera como establecemos un vínculo con otras personas no está escrito de antemano.

Incluso yo encuentro auditorios distintos y la primera pregunta que me hago ¿podré llegar a ustedes? ¿podré transmitir algo? Está claro que alguien podría decir ¡esta mujer esta diciendo unas babosadas!, ¡qué adefesio!, ¿por qué no? Es decir, no tenemos asegurado nunca cómo hacer lazo social con el otro, por ahí aparece el término de Lacan de «la relación sexual no existe», o sea, no hay la manera de cómo hacer con el otro, no sólo con el otro de la pareja sino con el otro social, con el otro de la cultura; y la sociedad contemporánea va a crear objetos que nos quieren hacer creer que sí es posible, pero cuando a pesar de todos esos esfuerzos no nos es posible, el monto de angustia es aún mayor. Es decir, en mi época si uno era medio feíta, medio con los dientes torcidos, siempre quedaba lo que decían «la belleza de la juventud» y ¡quién se la cree ahora!

Bien, entonces, el problema de estos chicos es que por estructura sabemos que la pulsión se satisface en sí misma, para que la pulsión pase por el Otro tiene que tomar en cuenta al Otro, el asentimiento del Otro , es que el Otro quiera construir algo con uno, sea por el lado del amor o por el lado del trabajo, yo podría estar hablando cosas interesantes solita aquí, pero transmitirlo es otra cosa. Entonces en la medida en que los chicos se encuentran taponados con estos objetos de consumo, la pulsión se revierte sobre sí mismos, no hay un intercambio, no hay un interlocutor, no hay un proyecto con otros, esto produce obviamente una serie de conductas que van por el lado del acting out.

¿Qué es al acting out? En efecto la imposibilidad de pasar a la palabra, porque no hay Otro que esté en ese lugar para que la acoja, que la escuche. Entonces vemos todas estas conductas que parecieran inclusivo delictivas, porque simplemente no hay alguien que acoja la angustia, la preocupación o el proyecto posible para el adolescente.

¿Qué es lo que hace entonces el psicoanalista? Eso es lo fundamental para nosotros, el analista sí puede responder a estas dificultades porque va a hacer que en la cura se enlace el goce de la repetición. ¿Qué es el goce de la repetición? Es justamente eso, no poner en palabras, cuyo índice fundamental es la angustia que puede tener una traducción vía los estados de ánimo del estilo de la depresión y enlazar eso con la palabra, enlazar eso con las posibilidades que hay, hacer algo diferente y producir un deseo inédito ¿qué quiere decir un deseo inédito? Que del proyecto que uno hace, uno verá de que manera lo hace, de qué modo se inventa para que las cosas lo satisfagan a uno, nunca totalmente, pero de alguna manera sí. Ahora, por eso también el analista puede entonces participar en otras instancias sociales, instancias en las que se alojen adolescentes, siempre y cuando se tengan en cuenta la presencia del inconsciente y de la pulsión, porque sino todos los proyectos son proyectos más del tipo asistenciales o lúdicos; es decir, bueno, una cancha de football, un grupo de música.

Por ejemplo, el hecho de que alguien pueda acompañar esa producción, como en el caso que les comentaba, qué hubiera pasado si yo a este chico le recibo su producción la leo y no le pregunto: dime por qué; y fueron casi siete meses en los cuales fue desglosando todo lo que había encontrado en aquella canción. Bueno es alguien que tienen una pasión por la escritura y también fue escribiendo otras cosas, hasta que en un momento dado que me di cuenta que la escritura se estaba convirtiendo en un nuevo tapón, entonces cuando ya tenía que hablar, pero tuvo que imaginarse el amor primero, imaginarse las decepciones, pero a la hora que se encontró con una mujer en la realidad quería seguir enviándome poemitas y le dije que no, ahora me hablas tú, qué te pasa; pero él dijo: «mejor se lo hago poema». «No, porque de eso no todo es poema», y se echó la carcajada y tomó la vía de hacerse cargo de esa otra dimensión del amor que no es poesía.

Bien, entonces, esto en el caso del analista, pero en el caso del promotor social, o sea, del psicólogo, de aquellos que trabajan animando a la creación; si ustedes se dan cuenta no es lo mismo que en una kermese de una institución educativa les digan a los chicos el programa es éste, les resulta aburridísimo, probablemente ni van; pero si ustedes les piden que se inventen ellos qué quieren hacer para divertirse tres o cuatro horas, probablemente van a llegar a creaciones muy diferentes, muy divertidas y también que se encuadran en el ámbito de lo posible. Hay que tener cuidado porque ahí viene la sociedad de consumo, uno les dice que pueden disfrazarse para hacer un equipo y vienen con una propuesta económica inmensa, el cartelón lo van a mandar a hacer al dibujante tal y hay que mandarse hacer las faldas de porras con hilos dorados; está el adulto que puede decir que «aquí lo gracioso es que sólo pueden comprar una cosa, el resto es reciclado». Y ahí viene todo el juego de ellos de ir a buscar a las bodegas y cuartos que puedan existir en sus casas y en el colegio para encontrar qué cosa pueden reciclar y está el adulto para decir «no todo es posible», pone un menos pero al mismo tiempo eso les lleva a crear cosas mucho más inventivas.

Está claro que es posible que se puedan producir también desde el lado del maestro y del psicólogo, no digo del psicoanalista, una posición como renovada, porque el analista sí, en efecto, va a subrayar y va a tratar de que el chico pueda poner en palabras cuál es ese real insoportable, ese punto de imposible que lo lleva a consultar y ese punto de imposible, como vemos en este muchacho se desplazó de una afección corporal durante cuatro años a poder escribir poemas o tomar canciones de otro, empezó a recibir clases para ser tenor. En fin, a el punto de haberlo imaginado, como dice Lacan en el texto El despertar de la primavera se puede acceder al amor, sí es posible si antes se lo ha soñado, es decir todo el proceso de este chico es primero un sueño y es este sueño el que le permite un acercamiento al sexo opuesto.

Bien, pero yo quisiera detenerme un poquito a hablar de qué es lo que pasa con la medicalización de la depresión, no sé si la experiencia de ustedes es así, pero en los momentos actuales por lo menos en mi país de origen, ya a partir de los cuatro años, se está dando a los chicos medicamentos, drogas, digamos fármacos para el control de la conducta. A esto se suma que cuando el padre ha empezado a ver los síntomas por internet y le sale que tiene tal cosa, el problema es que después el padre acomoda su subjetividad a lo que está en la pantalla y cuando va a ver al psiquiatra; lo que el psiquiatra recibe es un mix entre lo que el padre dice y lo que se leyó en la pantalla, y a partir de ese mix determina si hay 8 de 11, 7 de 10 items para los distintos trastornos de la infancia, trastorno obsesivo compulsivo o maníaco-depresivo o psicosis, hay chicos de cuatro años medicados con Risperdal.

Entonces en torno a la depresión ¿cuál ha sido la historia? Para que vean que no todas las historias son iguales. En Estados Unidos los medicamentos para la depresión aparecieron con gran fuerza a partir de la Segunda Guerra Mundial, hasta antes los pacientes psiquiátricos llámense los deprimidos, lo que recibían era una cura moral, que había sido una manera de los cuáqueros de manejar los llamados trastornos emocionales, pero en efecto era lo que nosotros hubiéramos conocido como una terapia de apoyo, una terapia un poco religiosa, en efecto en trastornos ligeros los síntomas desaparecían, el gobierno norteamericano pensó que esto servía para todos, entonces empezaron a mandar pacientes que tenían secuelas de sífilis, de trastornos neurológicos y, por supuesto el tratamiento moral no funcionó para nada, los hospitales se convirtieron, perdonen el término, en un basurero de todo el dolor y la escoria humana de la época. Hasta que llegó la Segunda Guerra Mundial y mientras el gobierno norteamericano no hacía nada, pero después de ese acontecimiento con los traumatizados de la guerra, el gobierno decidió que tenía que hacer algo pero apeló de inmediato a los fármacos, y con el uso indiscriminado de la Thorazine, ¿qué producía? El gran descubrimiento que hicieron, porque no era directamente una medicación para los estados depresivos, lo que pasaba es que quien empezó el uso de este medicamento observaba que los pacientes se ponían tranquilitos y no reclamaban nada. Así, empezaron a desarrollar uno tras otro los medicamentos antidepresivos hasta que en la actualidad desde 1994 en adelante se produjo lo que llamamos la farmacología cosmética. Ustedes tienen que haber leído de Peter Kramer The happy phills, Listening to Prosac, ¿cuál es la idea? Que para evitar estados de ánimo que sean antipáticos para nosotros y tener éxito en la vida entonces podríamos medicarnos, de tal modo que hiciéramos un diseño de nuestra personalidad vía la medicación, pero no es de nuestra personalidad, es la personalidad que quiere la sociedad capitalista. En poco tiempo, no hace más de seis meses, en el que ya por ejemplo el uso de los medicamentos que se dan para el ADD van a ser de utilización común para todo el mundo, porque todos saben que eso da una mayor atención y para que los chicos universitarios puedan tomar más crédito y estudiar más y pasar despiertos todo el tiempo posible para rendir mejor, porque nuevamente es el cuerpo como un objeto de diseño. Si, entonces, tomemos en cuenta, en cambio la experiencia de los ingleses que fue totalmente distinta. Hay una artículo muy interesante de Lacan sobre lo que sucedió en la guerra, El psicoanálisis a propósito de los efectos de la Segunda Guerra Mundial, dice que se encontró con una experiencia interesante, para quienes se interesen una serie de televisión que se llama Downtown Abbey que es inglesa, muestra ahí como el gobierno ingles decidió que los traumatizados de la guerra, que no eran todos traumatizados, sino también los que se había disparado en el dedo del pie para que nos los mandaran a la guerra, los que se habían convulsionado para que los regresen, los que robaban, o sea, los mandaban a estos sitios tanto a los considerados como la basura de la guerra como a los que estaban paralizados y que estaban con trastornos psiquiátricos serios, decidió este psiquiatra Bion, que era también psicoanalista, de que armaba estos grupos que se llamaban los grupos Bion y le preguntaban a cada uno qué sabia hacer, los ponían en estas casas maravillosas. Pero todos tenían que hacer algo por vivir bien, entonces cada uno iba utilizando el rasgo, si había uno cocinaba excelente, cocinaba; si uno tocaba el piano, era el que amenizaba las cenas nocturnas; los que no sabían hacer mucho limpiaban el piso. Pero se iban repartiendo el trabajo, lo cierto es que estas personas pasaban en estos lugares durante el tiempo necesario para que se repusieran y todas las noches tenían lo que se llamaba el grupo donde hablaban de lo que les había pasado pero también de lo que ellos podían hacer. De tal manera que terminada la guerra, un número elevadísimo de estas personas que estaban en circunstancias subjetivas tremendas, pudieron reincorporarse a la vida civil de Inglaterra sin dificultades. Entonces vean ustedes de que los estados depresivos y los estados de angustia pueden ser la oportunidad para que los adolescentes puedan decir algo, que puedan unir algo, esto que los invade que es del orden de lo traumático, al significante y a partir de eso plantearse nuevas perspectivas para el porvenir. Eso es lo que quería traerles el día de hoy, los invito a que me hagan preguntas, que me hablen ustedes a mí de sus experiencias y de ¿qué piensan?

Fecha: 28/09/2012
Modalidad: Presencial
Lugar: Alianza Francesa de San Angel

IV JORNADAS DE LA NEL-cf CDMX:
PRESENCIAS DEL ANALISTA TEXTO DE ORIENTACIÓN
EJE: Presencias… en la ciudad y la época

Un despertar

¿Cuál podría ser la incidencia política un poco más allá de esta presentación negativa?

Tal vez cierto efecto de despertar. Un despertar respecto de aquello de lo que en

definitiva se trata en los ideales sociales: del goce y de la distribución del plus-de-gozar.

 (Jacques-Alain Miler)

Desde hace tiempo los analistas hemos afrontado el desafío ético de hacer a un lado la rutina del consultorio y asumir una presencia en los dispositivos comprometidos con la salud mental en nuestras ciudades, así como en los debates públicos con el Otro social. En este aspecto, no cabe desconocer que, más allá de la vigencia del discurso del analista y sus consecuencias prácticas, en una perspectiva más amplia, se trata del consentimiento a la convocatoria de Lacan de alcanzar “una incidencia política donde el psicoanalista tendría su lugar si fuese capaz de ello”[1]. Por supuesto, para estar a la altura de la época, ello exige al deseo del analista el miramiento por los síntomas de la actualidad, los impases en lo social, y el aggiornamiento permanente respecto de los discursos emergentes que se imponen al compás de cada tiempo.

Ahora bien, ¿De qué presencia se trata?, ¿Cómo pensar esa presencia?

Más allá del analista causa del trabajo del sujeto supuesto saber, correspondiente a la dimensión transferencial del inconsciente, encontramos una clara orientación en el Capítulo X del Seminario 11 Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Allí Lacan nos advierte sobre la presencia del analista, primordialmente, como una manifestación del inconsciente. Y es sólo desde ahí como tiene lugar su presencia real, más allá del par imaginario del a-a´, desidealizando, a su vez, la figura y la persona del analista, para reducir su función a la de un resto, “un resto fecundo” –en tanto una presencia muy particular que se pone en juego solamente en el arte de escuchar del analista. “El arte de escuchar casi equivale al del bien decir”[2].

Como vemos, ello no será ciertamente exclusivo de la experiencia analítica. Esta función estará activa en todos los vínculos donde se trata de la relación del sujeto con el saber y el goce. “Se trata en estos vínculos siempre de una relación transferencial encarnada en la persona que se supone agente de la acción, pero esa atribución de saber a la persona deja en realidad encubierta la relación del sujeto con el saber de su propio inconsciente, verdadero agente del vínculo”[3]. En la medida en que el analista con su acto recuerde la banalidad del sentido de las palabras, opere como el dedo elevado de San Juan tal como Lacan evoca en “La dirección de la cura”, señalando cómo somos hablados, que la referencia del lenguaje no existe, hará presente la perspectiva de lo real más allá de la realidad.

En este sentido, la ironía sirve muy bien a la posición del analista a la hora de perturbar los ideales sociales y revelar su naturaleza de semblantes respecto a un real que sería del goce. “Está más bien, como Sócrates, para hacer temblar, para hacer vacilar los ideales, a veces simplemente poniéndolos entre comillas, quebrando un poco los significantes-amo de la ciudad”[4]. Sin embargo, por otro lado, Lacan nos enseñó que los ideales son semblantes, arbitrarios, pero que esos semblantes son necesarios. La sociedad se sostiene gracias a sus semblantes, no hay sociedad sin identificaciones. Entonces si, por un lado, es cierto, el padre es un semblante, y, sí, se puede prescindir de él … sin embargo, no hay que olvidar que ¡a condición de saberlo utilizar!

Pensar la presencia del analista como la provocación de un despertar implica, necesariamente, sostener un deseo vivo. Seis años antes de su Seminario 11, en el texto La dirección de la cura y los principios de su poder, paradójicamente, Lacan dará al analista el lugar del muerto, dejando el yo a un lado para que pueda surgir el lugar del Otro para el sujeto, el inconsciente, su verdadera pareja, en el registro de lo simbólico. Es el lugar de la causa de la división del sujeto que Lacan formalizará más adelante con la función del objeto a, presencia irreductible.

Para finalizar, cabe mencionar el concepto de “acción lacaniana” que Jacques-Alain Miller ha propuesto para nombrar en el seno de la Asociación Mundial de Psicoanálisis la política de incidencia en los ámbitos políticos y sociales como el correlato del acto analítico en la sociedad. Si Lacan ha formulado que «No hay clínica del sujeto sin clínica de la civilización» es porque la topología del inconsciente lacaniano –allí donde el analista manifiesta su presencia- resulta, entre un afuera y un adentro, de una extimidad irreductible. ¿Cómo el deseo del analista pudiera, entonces, prescindir de la ciudad y la época?

 

[1] Miller, J.-A., El psicoanálisis, la ciudad y las comunidades.

[2] Lacan, J., El Seminario Libro 11 Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Editorial Paidós, p. 129.

[3] Bassols, M., Presencia del analista, Cuadernos del INES Nro 14, Editorial Grama, p. 99.

[4] Miller, J.-A., El psicoanálisis, la ciudad y las comunidades.