Seminario de investigación en psicosis 2023
SOBRE DUELOS Y PÉRDIDAS EN LA PSICOSIS

Coordina: Viviana Berger
Colaboran: Marcela Almanza y Edna Gómez Murillo

En el Seminario 6 Lacan enuncia que el duelo es el reverso de la operación que autoriza la lógica de la forclusión, que sería el retorno del significante forcluido de lo simbólico en lo real. “El duelo, que es una pérdida verdadera, intolerable para el ser humano, le provoca un agujero en lo real. La relación que está en juego es la inversa de la que promuevo ante ustedes con el nombre de Verwerfung cuando les digo que lo es rechazado en lo simbólico reaparece en lo real […]. La dimensión intolerable, en sentido estricto, que se presenta a la experiencia humana no es la experiencia de nuestra propia muerte, que nadie tiene, sino la de la muerte de otro, cuando es para nosotros un ser esencial. Semejante pérdida constituye una Verwerfung, un agujero pero en lo real. En virtud de la misma correspondencia que articulo en la Verwerfung, este agujero resulta mostrar el lugar donde se proyecta precisamente el significante faltante”.

¿En qué consiste el trabajo del duelo en la psicosis? ¿Qué relación hay entre el duelo y la psicosis? ¿Qué nos enseña la psicosis en relación al estatuto de ese significante faltante que no puede articularse a nivel del Otro y las imágenes que conciernen a los fenómenos del duelo?

 

MODALIDAD DE TRABAJO

Este espacio convoca a todos aquéllos interesados en la investigación y la práctica en el campo de las psicosis desde la orientación lacaniana. Propone una enseñanza a través de la participación activa de sus participantes en cuanto a la clínica, la puntuación de textos bibliográficos y la asistencia a las presentaciones clínicas que se llevan adelante durante el semestre.

 

El Seminario tiene una modalidad circular y se organiza en 3 vectores:

 

    Enseñanzas de los enfermos: a partir de las entrevistas clínicas que llevamos adelante en la Comunidad Terapéutica Las Margaritas y algunas otras publicadas interrogamos y elaboramos los sesgos singulares que enseña cada caso, teniendo en perspectiva la respuesta del psicoanalista frente a la psicosis y el eje de investigación propuesto en cada ciclo.

 

    Elaboraciones de la clínica: discutimos casos presentados en el seminario.

 

    Enseñanzas Teóricas: a partir del índice bibliográfico sugerido, se discuten y profundizan los conceptos teóricos implicados en la pesquisa.

 

Una guitarra - Salvador Dalí (1973)

Inicio: 20/02/2023
Finalización: 19/06/2023
Horario:  19:30 Hrs (Ciudad de México)
Encuentros: 20/02/2023 | 06/03/2023 | 03/04/2023 | 17/04/2023 | 08/05/2023 | 22/05/2023 | 05/06/2023 | 19/06/2023 (8 encuentros)
Modalidad: Virtual
Plataforma: Zoom

 Informes: ✉ asistente.nel.mexico@gmail.com
 📞 (55) 7028 4439

✉ vivianaberger@hotmail.com  

Cuota de recuperación: $ 2,320 (IVA incluido)
Datos para el pago: Banco Banorte
N° Cta. 0326428652
Nueva Escuela Lacaniana
Clabe Interbancaria 072180003264286528

Enviar el comprobante de pago a: asistente.nel.mexico@gmail.com

IV JORNADAS DE LA NEL-cf CDMX:
PRESENCIAS DEL ANALISTA TEXTO DE ORIENTACIÓN
EJE: Presencias… en la ciudad y la época

Un despertar

¿Cuál podría ser la incidencia política un poco más allá de esta presentación negativa?

Tal vez cierto efecto de despertar. Un despertar respecto de aquello de lo que en

definitiva se trata en los ideales sociales: del goce y de la distribución del plus-de-gozar.

 (Jacques-Alain Miler)

Desde hace tiempo los analistas hemos afrontado el desafío ético de hacer a un lado la rutina del consultorio y asumir una presencia en los dispositivos comprometidos con la salud mental en nuestras ciudades, así como en los debates públicos con el Otro social. En este aspecto, no cabe desconocer que, más allá de la vigencia del discurso del analista y sus consecuencias prácticas, en una perspectiva más amplia, se trata del consentimiento a la convocatoria de Lacan de alcanzar “una incidencia política donde el psicoanalista tendría su lugar si fuese capaz de ello”[1]. Por supuesto, para estar a la altura de la época, ello exige al deseo del analista el miramiento por los síntomas de la actualidad, los impases en lo social, y el aggiornamiento permanente respecto de los discursos emergentes que se imponen al compás de cada tiempo.

Ahora bien, ¿De qué presencia se trata?, ¿Cómo pensar esa presencia?

Más allá del analista causa del trabajo del sujeto supuesto saber, correspondiente a la dimensión transferencial del inconsciente, encontramos una clara orientación en el Capítulo X del Seminario 11 Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Allí Lacan nos advierte sobre la presencia del analista, primordialmente, como una manifestación del inconsciente. Y es sólo desde ahí como tiene lugar su presencia real, más allá del par imaginario del a-a´, desidealizando, a su vez, la figura y la persona del analista, para reducir su función a la de un resto, “un resto fecundo” –en tanto una presencia muy particular que se pone en juego solamente en el arte de escuchar del analista. “El arte de escuchar casi equivale al del bien decir”[2].

Como vemos, ello no será ciertamente exclusivo de la experiencia analítica. Esta función estará activa en todos los vínculos donde se trata de la relación del sujeto con el saber y el goce. “Se trata en estos vínculos siempre de una relación transferencial encarnada en la persona que se supone agente de la acción, pero esa atribución de saber a la persona deja en realidad encubierta la relación del sujeto con el saber de su propio inconsciente, verdadero agente del vínculo”[3]. En la medida en que el analista con su acto recuerde la banalidad del sentido de las palabras, opere como el dedo elevado de San Juan tal como Lacan evoca en “La dirección de la cura”, señalando cómo somos hablados, que la referencia del lenguaje no existe, hará presente la perspectiva de lo real más allá de la realidad.

En este sentido, la ironía sirve muy bien a la posición del analista a la hora de perturbar los ideales sociales y revelar su naturaleza de semblantes respecto a un real que sería del goce. “Está más bien, como Sócrates, para hacer temblar, para hacer vacilar los ideales, a veces simplemente poniéndolos entre comillas, quebrando un poco los significantes-amo de la ciudad”[4]. Sin embargo, por otro lado, Lacan nos enseñó que los ideales son semblantes, arbitrarios, pero que esos semblantes son necesarios. La sociedad se sostiene gracias a sus semblantes, no hay sociedad sin identificaciones. Entonces si, por un lado, es cierto, el padre es un semblante, y, sí, se puede prescindir de él … sin embargo, no hay que olvidar que ¡a condición de saberlo utilizar!

Pensar la presencia del analista como la provocación de un despertar implica, necesariamente, sostener un deseo vivo. Seis años antes de su Seminario 11, en el texto La dirección de la cura y los principios de su poder, paradójicamente, Lacan dará al analista el lugar del muerto, dejando el yo a un lado para que pueda surgir el lugar del Otro para el sujeto, el inconsciente, su verdadera pareja, en el registro de lo simbólico. Es el lugar de la causa de la división del sujeto que Lacan formalizará más adelante con la función del objeto a, presencia irreductible.

Para finalizar, cabe mencionar el concepto de “acción lacaniana” que Jacques-Alain Miller ha propuesto para nombrar en el seno de la Asociación Mundial de Psicoanálisis la política de incidencia en los ámbitos políticos y sociales como el correlato del acto analítico en la sociedad. Si Lacan ha formulado que «No hay clínica del sujeto sin clínica de la civilización» es porque la topología del inconsciente lacaniano –allí donde el analista manifiesta su presencia- resulta, entre un afuera y un adentro, de una extimidad irreductible. ¿Cómo el deseo del analista pudiera, entonces, prescindir de la ciudad y la época?

 

[1] Miller, J.-A., El psicoanálisis, la ciudad y las comunidades.

[2] Lacan, J., El Seminario Libro 11 Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Editorial Paidós, p. 129.

[3] Bassols, M., Presencia del analista, Cuadernos del INES Nro 14, Editorial Grama, p. 99.

[4] Miller, J.-A., El psicoanálisis, la ciudad y las comunidades.