Nos proponemos, para este tercer tramo de trabajo de lectura, revisión y comentario de las conferencias dictadas por Freud el periodo de invierno de 1916-17 en la Universidad de Viena, dedicarnos al conjunto títulado Doctrina general de las neurosis, donde se introduce el síntoma a la serie iniciada con los actos fallidos y sueños como fenómenos probatorios de lo inconsciente y las leyes que lo rigen. A partir de la concepción del síntoma como una formacion que tiene un sentido y un propósito, Freud examina términos ya largamente conocidos por el psicoanálisis –el trauma y la angustia– así como otros de reciente inclusión para la época –la teoría de la libido y la transferencia–. Dichas conferencias son de un gran valor no solamente para quien busque acercarse a los conceptos psicoanalíticos, sino también para quien, ya habiendo trazado un recorrido, se interese por los giros, replanteamientos y problemáticas abiertas en esas disertaciones.
Lacan como lector de Freud, siguió la vía de convertir los historiales freudianos en auténticos paradigmas para la clínica. La riqueza del texto de Freud permite una experiencia de lectura que varía con cada época, dándole su carácter inagotable. Encontramos en ellasenseñanzas abundantes que han podido ser reactualizadas por distintos analistas de la orientación lacaniana que Jacques-Alain Miller nos ha transmitido y que nos orienta en las curas que dirigimos actualmente. Proponemos entonces un retorno a los historiales de Freud, pero haciéndolo de la mano de estas lecturas diversas, para de este modo poder conversar con los textos fundacionales del psicoanálisis y la época.
El interés de la mesa de lectura es hacer una introducción de los elementos de Lógica utilizados por Lacan en la transmisión de su enseñanza.
La construcción lógica no es azarosa, es producto de altas elaboraciones y observaciones por parte de Lacan, las cuales tendrán consecuencias en el posterior desarrollo de la teoría psicoanalítica. Desde sus primeros escritos hasta el último seminario, la Lógica y la idea de la formalización matemática ha sido de su interés para la formalización del discurso analítico, El estudio de los modelos, esquemas y grafos es una propuesta lógica de Lacan para la articulación psicoanalítica y aquello que lo hace por una lógica.
Nos proponemos, para este tercer tramo de trabajo de lectura, revisión y comentario de las conferencias dictadas por Freud el periodo de invierno de 1916-17 en la Universidad de Viena, dedicarnos al conjunto títulado Doctrina general de las neurosis, donde se introduce el síntoma a la serie iniciada con los actos fallidos y sueños como fenómenos probatorios de lo inconsciente y las leyes que lo rigen. A partir de la concepción del síntoma como una formacion que tiene un sentido y un propósito, Freud examina términos ya largamente conocidos por el psicoanálisis –el trauma y la angustia– así como otros de reciente inclusión para la época –la teoría de la libido y la transferencia–. Dichas conferencias son de un gran valor no solamente para quien busque acercarse a los conceptos psicoanalíticos, sino también para quien, ya habiendo trazado un recorrido, se interese por los giros, replanteamientos y problemáticas abiertas en esas disertaciones.
¿Cómo abordar las cuestiones de género desde la Orientación lacaniana?
Lacan es contundente al indicar que renuncie quien no pueda unir a su horizonte la subjetividad de la época, y es innegable que el género es un tema coyuntural en la actualidad.
¿Cómo unir nuestro horizonte a la subjetividad de esta época sin que nos obture la fascinación por sus significantes amo?
Ensayaremos una posible respuesta a través de textos de Freud, Lacan, Miller y algunos otros desarrollos del Campo freudiano.
Nos proponemos, para este tercer tramo de trabajo de lectura, revisión y comentario de las conferencias dictadas por Freud el periodo de invierno de 1916-17 en la Universidad de Viena, dedicarnos al conjunto títulado Doctrina general de las neurosis, donde se introduce el síntoma a la serie iniciada con los actos fallidos y sueños como fenómenos probatorios de lo inconsciente y las leyes que lo rigen. A partir de la concepción del síntoma como una formacion que tiene un sentido y un propósito, Freud examina términos ya largamente conocidos por el psicoanálisis –el trauma y la angustia– así como otros de reciente inclusión para la época –la teoría de la libido y la transferencia–. Dichas conferencias son de un gran valor no solamente para quien busque acercarse a los conceptos psicoanalíticos, sino también para quien, ya habiendo trazado un recorrido, se interese por los giros, replanteamientos y problemáticas abiertas en esas disertaciones.
Lacan como lector de Freud, siguió la vía de convertir los historiales freudianos en auténticos paradigmas para la clínica. La riqueza del texto de Freud permite una experiencia de lectura que varía con cada época, dándole su carácter inagotable. Encontramos en ellasenseñanzas abundantes que han podido ser reactualizadas por distintos analistas de la orientación lacaniana que Jacques-Alain Miller nos ha transmitido y que nos orienta en las curas que dirigimos actualmente. Proponemos entonces un retorno a los historiales de Freud, pero haciéndolo de la mano de estas lecturas diversas, para de este modo poder conversar con los textos fundacionales del psicoanálisis y la época.
¿Cómo abordar las cuestiones de género desde la Orientación lacaniana?
Lacan es contundente al indicar que renuncie quien no pueda unir a su horizonte la subjetividad de la época, y es innegable que el género es un tema coyuntural en la actualidad.
¿Cómo unir nuestro horizonte a la subjetividad de esta época sin que nos obture la fascinación por sus significantes amo?
Ensayaremos una posible respuesta a través de textos de Freud, Lacan, Miller y algunos otros desarrollos del Campo freudiano.
El interés de la mesa de lectura es hacer una introducción de los elementos de Lógica utilizados por Lacan en la transmisión de su enseñanza.
La construcción lógica no es azarosa, es producto de altas elaboraciones y observaciones por parte de Lacan, las cuales tendrán consecuencias en el posterior desarrollo de la teoría psicoanalítica. Desde sus primeros escritos hasta el último seminario, la Lógica y la idea de la formalización matemática ha sido de su interés para la formalización del discurso analítico, El estudio de los modelos, esquemas y grafos es una propuesta lógica de Lacan para la articulación psicoanalítica y aquello que lo hace por una lógica.
Desde el primer encuentro con un analista, el recorrido que va de las entrevistas preliminares hasta convertirse en analizante, el analista realiza varias intervenciones y, solo algunas, pasarán a interpretaciones.
Más allá del efecto terapéutico rápido que, a veces se observa de manera inmediata, se puede producir un consentimiento del inconsciente a la escucha de nuestro propio mensaje invertido, lo cual nos produce las siguientes interrogantes a investigar ¿cómo se produce el paso de una intervención del analista a una interpretación? ¿quien interpreta es el inconsciente? ¿cuáles son los tipos de interpretación?
Retomar la importancia de los primeros encuentros con un analista, forman parte fundamental de un tratamiento, en el que las intervenciones, los efectos terapéuticos y el empuje al analizante se convierten en momentos dignos de ver bajo el microscopio, convirtiendo los efectos de las intervenciones e interpretaciones que se observan siempre a posteriori.
IV JORNADAS DE LA NEL-cf CDMX: PRESENCIAS DEL ANALISTA
TEXTO DE ORIENTACIÓN EJE: Presencias… en la ciudad y la época
Un despertar
¿Cuál podría ser la incidencia política un poco más allá de esta presentación negativa?
Tal vez cierto efecto de despertar. Un despertar respecto de aquello de lo que en
definitiva se trata en los ideales sociales: del goce y de la distribución del plus-de-gozar.
(Jacques-Alain Miler)
Desde hace tiempo los analistas hemos afrontado el desafío ético de hacer a un lado la rutina del consultorio y asumir una presencia en los dispositivos comprometidos con la salud mental en nuestras ciudades, así como en los debates públicos con el Otro social. En este aspecto, no cabe desconocer que, más allá de la vigencia del discurso del analista y sus consecuencias prácticas, en una perspectiva más amplia, se trata del consentimiento a la convocatoria de Lacan de alcanzar “una incidencia política donde el psicoanalista tendría su lugar si fuese capaz de ello”[1]. Por supuesto, para estar a la altura de la época, ello exige al deseo del analista el miramiento por los síntomas de la actualidad, los impases en lo social, y el aggiornamiento permanente respecto de los discursos emergentes que se imponen al compás de cada tiempo.
Ahora bien, ¿De qué presencia se trata?, ¿Cómo pensar esa presencia?
Más allá del analista causa del trabajo del sujeto supuesto saber, correspondiente a la dimensión transferencial del inconsciente, encontramos una clara orientación en el Capítulo X del Seminario 11 Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Allí Lacan nos advierte sobre la presencia del analista, primordialmente, como una manifestación del inconsciente. Y es sólo desde ahí como tiene lugar su presencia real, más allá del par imaginario del a-a´, desidealizando, a su vez, la figura y la persona del analista, para reducir su función a la de un resto, “un resto fecundo” –en tanto una presencia muy particular que se pone en juego solamente en el arte de escuchar del analista. “El arte de escuchar casi equivale al del bien decir”[2].
Como vemos, ello no será ciertamente exclusivo de la experiencia analítica. Esta función estará activa en todos los vínculos donde se trata de la relación del sujeto con el saber y el goce. “Se trata en estos vínculos siempre de una relación transferencial encarnada en la persona que se supone agente de la acción, pero esa atribución de saber a la persona deja en realidad encubierta la relación del sujeto con el saber de su propio inconsciente, verdadero agente del vínculo”[3]. En la medida en que el analista con su acto recuerde la banalidad del sentido de las palabras, opere como el dedo elevado de San Juan tal como Lacan evoca en “La dirección de la cura”, señalando cómo somos hablados, que la referencia del lenguaje no existe, hará presente la perspectiva de lo real más allá de la realidad.
En este sentido, la ironía sirve muy bien a la posición del analista a la hora de perturbar los ideales sociales y revelar su naturaleza de semblantes respecto a un real que sería del goce. “Está más bien, como Sócrates, para hacer temblar, para hacer vacilar los ideales, a veces simplemente poniéndolos entre comillas, quebrando un poco los significantes-amo de la ciudad”[4]. Sin embargo, por otro lado, Lacan nos enseñó que los ideales son semblantes, arbitrarios, pero que esos semblantes son necesarios. La sociedad se sostiene gracias a sus semblantes, no hay sociedad sin identificaciones. Entonces si, por un lado, es cierto, el padre es un semblante, y, sí, se puede prescindir de él … sin embargo, no hay que olvidar que ¡a condición de saberlo utilizar!
Pensar la presencia del analista como la provocación de un despertar implica, necesariamente, sostener un deseo vivo. Seis años antes de su Seminario 11, en el texto La dirección de la cura y los principios de su poder, paradójicamente, Lacan dará al analista el lugar del muerto, dejando el yo a un lado para que pueda surgir el lugar del Otro para el sujeto, el inconsciente, su verdadera pareja, en el registro de lo simbólico. Es el lugar de la causa de la división del sujeto que Lacan formalizará más adelante con la función del objeto a, presencia irreductible.
Para finalizar, cabe mencionar el concepto de “acción lacaniana” que Jacques-Alain Miller ha propuesto para nombrar en el seno de la Asociación Mundial de Psicoanálisis la política de incidencia en los ámbitos políticos y sociales como el correlato del acto analítico en la sociedad. Si Lacan ha formulado que «No hay clínica del sujeto sin clínica de la civilización» es porque la topología del inconsciente lacaniano –allí donde el analista manifiesta su presencia- resulta, entre un afuera y un adentro, de una extimidad irreductible. ¿Cómo el deseo del analista pudiera, entonces, prescindir de la ciudad y la época?
[1] Miller, J.-A., El psicoanálisis, la ciudad y las comunidades.
[2] Lacan, J., El Seminario Libro 11 Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Editorial Paidós, p. 129.
[3] Bassols, M., Presencia del analista, Cuadernos del INES Nro 14, Editorial Grama, p. 99.
[4] Miller, J.-A., El psicoanálisis, la ciudad y las comunidades.