VII Asamblea General Ordinaria – 2da Permutación de Directorios

El directorio de la pandemia
Discurso de la Directora entrante, Carolina Puchet Dutrénit
Ciudad de México, 15/08/2020

El 31 de diciembre del 2019 me acuerdo haber escrito que el 2020 sería un año intenso. Nunca imaginé lo que se vendría, lo que nos iba a tocar vivir y pues nos tocó ser el directorio de la pandemia. Por una parte, debo decir que la coyuntura en la que asumimos es más que intensa bastante movediza, lo que era ya no es. La normalidad ahora es la “nueva normalidad” y los encuentros son por zoom. La NEL está replanteando su fundación y eso cambia nuestro marco simbólico. Miller que ha sido hasta ahora nuestro éxtimo, sigue ahí pero no de la misma manera porque su interlocutora ha cambiado.

Comenzar nuestra función, en medio de todo esto es por decir lo menos, un triatlón. Debo decir, que llevamos bastantes meses entrenando, así que sin duda estamos en forma para empezar.

Pero antes de compartirles todo lo que hemos conversado y planeado durante nuestro entrenamiento, me gustaría tomarme un momento para los agradecimientos. Primero quiero agradecer a Ana porque fue ella quien hizo la apuesta porque yo fuera directora de la sede, por supuesto no sin el consentimiento y la aprobación de los miembros, a quienes también agradezco el voto de confianza. Le agradezco el modo en que me transmitió cómo hacer en su función desde su particular estilo que siempre estuvo marcado por encontrar el tiempo necesario para tomar las decisiones. Nunca adelantarse, pero encontrar ese momento justo para tomar las decisiones, con la cabeza más bien fría. También puedo decir que su sensibilidad para escuchar e interpretar los momentos por los que la sede atravesaba y ponernos a trabajar con eso en los espacios de formación. Gracias por el acompañamiento.

Segundo, agradecer a los dos colegas que me acompañarán los próximos dos años en este triatlón, que esperamos podamos acabar en buen tiempo: Silvana y Ángel. Los dos han sido durante este entrenamiento unos grandes compañeros. Gracias por aceptar ser parte del directorio, por la buena disposición. Nos auguro dos años muy formativos.

Tercero, agradecer a todos los colegas que aceptaron tomar la responsabilidad de cada una de las comisiones. Hemos podido conversar con cada uno y puedo decir que todos han transmitido ideas muy interesantes para lo que viene, estoy segura que pronto veremos propuestas muy buenas.

Debo decir, que aceptar llevar a cabo esta función me emociona y al mismo tiempo me causa un poco de vértigo. Hoy estamos todos aquí conectados por zoom y no poder vernos para llevar a cabo esta asamblea, una muy especial para mi, es extraño. Me da nostalgia no poder abrazarnos para despedir al directorio saliente y felicitarnos por lo que viene. Aún así, el entusiasmo por lo que me toca es muy grande.

Que yo esté aquí hoy significa que en la sede hay futuro, enseña en acto que la sede otorga una formación. Ahora le toca a este directorio continuar la apuesta por la formación y el fortalecimiento de los lazos en la ciudad. Nos toca que la sede se vuelva más chilanga. ¡Brindo por eso y por lo que viene!

IV JORNADAS DE LA NEL-cf CDMX:
PRESENCIAS DEL ANALISTA TEXTO DE ORIENTACIÓN
EJE: Presencias… en la ciudad y la época

Un despertar

¿Cuál podría ser la incidencia política un poco más allá de esta presentación negativa?

Tal vez cierto efecto de despertar. Un despertar respecto de aquello de lo que en

definitiva se trata en los ideales sociales: del goce y de la distribución del plus-de-gozar.

 (Jacques-Alain Miler)

Desde hace tiempo los analistas hemos afrontado el desafío ético de hacer a un lado la rutina del consultorio y asumir una presencia en los dispositivos comprometidos con la salud mental en nuestras ciudades, así como en los debates públicos con el Otro social. En este aspecto, no cabe desconocer que, más allá de la vigencia del discurso del analista y sus consecuencias prácticas, en una perspectiva más amplia, se trata del consentimiento a la convocatoria de Lacan de alcanzar “una incidencia política donde el psicoanalista tendría su lugar si fuese capaz de ello”[1]. Por supuesto, para estar a la altura de la época, ello exige al deseo del analista el miramiento por los síntomas de la actualidad, los impases en lo social, y el aggiornamiento permanente respecto de los discursos emergentes que se imponen al compás de cada tiempo.

Ahora bien, ¿De qué presencia se trata?, ¿Cómo pensar esa presencia?

Más allá del analista causa del trabajo del sujeto supuesto saber, correspondiente a la dimensión transferencial del inconsciente, encontramos una clara orientación en el Capítulo X del Seminario 11 Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Allí Lacan nos advierte sobre la presencia del analista, primordialmente, como una manifestación del inconsciente. Y es sólo desde ahí como tiene lugar su presencia real, más allá del par imaginario del a-a´, desidealizando, a su vez, la figura y la persona del analista, para reducir su función a la de un resto, “un resto fecundo” –en tanto una presencia muy particular que se pone en juego solamente en el arte de escuchar del analista. “El arte de escuchar casi equivale al del bien decir”[2].

Como vemos, ello no será ciertamente exclusivo de la experiencia analítica. Esta función estará activa en todos los vínculos donde se trata de la relación del sujeto con el saber y el goce. “Se trata en estos vínculos siempre de una relación transferencial encarnada en la persona que se supone agente de la acción, pero esa atribución de saber a la persona deja en realidad encubierta la relación del sujeto con el saber de su propio inconsciente, verdadero agente del vínculo”[3]. En la medida en que el analista con su acto recuerde la banalidad del sentido de las palabras, opere como el dedo elevado de San Juan tal como Lacan evoca en “La dirección de la cura”, señalando cómo somos hablados, que la referencia del lenguaje no existe, hará presente la perspectiva de lo real más allá de la realidad.

En este sentido, la ironía sirve muy bien a la posición del analista a la hora de perturbar los ideales sociales y revelar su naturaleza de semblantes respecto a un real que sería del goce. “Está más bien, como Sócrates, para hacer temblar, para hacer vacilar los ideales, a veces simplemente poniéndolos entre comillas, quebrando un poco los significantes-amo de la ciudad”[4]. Sin embargo, por otro lado, Lacan nos enseñó que los ideales son semblantes, arbitrarios, pero que esos semblantes son necesarios. La sociedad se sostiene gracias a sus semblantes, no hay sociedad sin identificaciones. Entonces si, por un lado, es cierto, el padre es un semblante, y, sí, se puede prescindir de él … sin embargo, no hay que olvidar que ¡a condición de saberlo utilizar!

Pensar la presencia del analista como la provocación de un despertar implica, necesariamente, sostener un deseo vivo. Seis años antes de su Seminario 11, en el texto La dirección de la cura y los principios de su poder, paradójicamente, Lacan dará al analista el lugar del muerto, dejando el yo a un lado para que pueda surgir el lugar del Otro para el sujeto, el inconsciente, su verdadera pareja, en el registro de lo simbólico. Es el lugar de la causa de la división del sujeto que Lacan formalizará más adelante con la función del objeto a, presencia irreductible.

Para finalizar, cabe mencionar el concepto de “acción lacaniana” que Jacques-Alain Miller ha propuesto para nombrar en el seno de la Asociación Mundial de Psicoanálisis la política de incidencia en los ámbitos políticos y sociales como el correlato del acto analítico en la sociedad. Si Lacan ha formulado que «No hay clínica del sujeto sin clínica de la civilización» es porque la topología del inconsciente lacaniano –allí donde el analista manifiesta su presencia- resulta, entre un afuera y un adentro, de una extimidad irreductible. ¿Cómo el deseo del analista pudiera, entonces, prescindir de la ciudad y la época?

 

[1] Miller, J.-A., El psicoanálisis, la ciudad y las comunidades.

[2] Lacan, J., El Seminario Libro 11 Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Editorial Paidós, p. 129.

[3] Bassols, M., Presencia del analista, Cuadernos del INES Nro 14, Editorial Grama, p. 99.

[4] Miller, J.-A., El psicoanálisis, la ciudad y las comunidades.