IX Asamblea General Ordinaria – 3a Permutación de Directorios

De hacer presencia en la virtualidad a las presencias en la Escuela
Discurso de la Directora saliente, Carolina Puchet Dutrénit
Ciudad de México, 29/10/2022

Hemos llegado a la meta del maratón, llegamos a nuestro tiempo como debe ser. Decía hace dos años que el entrenamiento comenzó meses antes de asumir el Directorio y así fue. Nos hemos reunido durante estos dos años y varios meses semanalmente, excepto raras ocasiones, para conversar (como ha sido nuestro rasgo) los temas de orden institucional y pensarlos siempre desde lo analítico. Es decir, hemos consentido a trabajar desde una posición analizante cada una de nuestras funciones, haciéndonos preguntas y no dando por sentado nada. Por supuesto hemos fallado y hemos construido alguno que otro síntoma. Pero nos hemos orientado por el vacío que nos causa, la Escuela del pase, ese lugar donde preguntarnos uno por uno y cada vez, qué es el analista, nos permite enseñar en acto el discurso analítico.

 

Durante este período nos encontramos con el desafío de la virtualidad al interior de nuestra sección. Tuvimos que pensar cómo sostener nuestra enseñanza bajo estas coordenadas y soportar que nuestro espacio de formación en intensión que eran los coloquios-seminario se interrumpiera por la pandemia. Momento fecundo para proponer espacios nuevos y para hacer un balance de lo que significaban los coloquios-seminario. Sin duda eran un momento agalmático en nuestra vida de Escuela, la presencia de un éxtimo nos permitía poner a la conversación cuestiones teóricas, clínicas y políticas que se iban leyendo en cada momento. Eran, además, un momento privilegiado para juntarnos miembros y asociados durante un fin de semana intenso de trabajo. Propusimos entonces dos Seminarios de Escuela dictados por los miembros de la sección para poder escucharnos y enlazarnos, al mismo tiempo que Conversaciones de Escuela y Seminarios internacionales donde invitamos a miembros de otras Escuelas, para hacer presencia de alguna manera del éxtimo.

 

Decía que nuestro rasgo es conversar e invitamos a conversar cada vez que algo nos hacía una pregunta. Tuvimos entonces conversaciones de miembros, de miembros y asociados, de comisiones, con los grupos de los diversos estados de la República. Por supuesto, conversaciones de Escuela, conversaciones también hacía el ENAPOL y las Jornadas de la NELcf.  Esta invitación a poner en palabras cada vez y uno por uno las cuestiones de Escuela en sus diversas aristas nos permitían ir pensando que era lo que convenía poner a trabajar en cada momento. Fue así que se nos ocurrió hacer el ciclo de conversaciones hacia la Escuela. Fue una lectura que hicimos sobre los grupos en los diferentes estados, pero también sobre los miembros y asociados de nuestra sección, algo debe orientarse hacia la Escuela. En primer lugar, regresar a los textos acerca de la Escuela propuestas por Lacan, en un espacio de Escuela como es una conversación y segundo lugar, con una invitación al trabajo más allá de la relación simbólica que se tenga con la Escuela. AE, AME, AP, asociado, amigo, cada uno tiene algo que decir desde el momento de su experiencia acerca de su lectura de la Escuela.

 

La pandemia se ha ido retirando poco a poco y ha comenzado la nueva normalidad. Del desafío de la virtualidad pasamos a cuestionarnos cómo regresar a la presencia donde los cuerpos se encuentren. Pensamos entonces en hacer las cuartas Jornadas de la Sección, “Presencias del analista”. Fue complicado, como decía en las palabras de apertura de esas Jornadas, encontrar el buen momento para hacerlas entre la ventana que se abría después de la cuarta ola y las Jornadas de la NELcf, pero tuvieron su justo lugar y una invitada muy especial para nuestro Directorio. La presencia de Silvia Salman no nos dejó indiferentes, por el contrario, algo quedó y pudimos constatarlo en la preciosa conversación que tuvimos sobre el pase. Un momento muy especial y agalmático porque se trataba de las enseñanzas de una AE, Marcela Almanza, que es parte fundamental de nuestra sección.

 

Hay que decir, que durante este período la sección ha crecido en número de miembros y asociados. Tres colegas han sido homologados como miembros (Paula, Fernando y Carmen) y dos colegas pidieron su asociación (Raúl y Andreina). Además, hemos tenido la alegría, por una parte, que Viviana Berger ha sido nombrada AME y por la otra que Marcela Almanza ha sido nominada AE. Esto da cuenta que tenemos una Sección viva, que se transforma.

 

Me gustaría antes de pasar a los agradecimientos compartirles dos cuestiones más que me parecen importantes. La primera es la actualización de nuestra página web que por muchas razones era necesaria. La principal porque no era posible cargar más información si no se mudaba a otra plataforma. La modernización de nuestra página no fue solamente un trabajo de estética (que puede o no gustar) sino un ordenamiento simbólico sobre cómo está conformada nuestra sección. La necesidad de actualizar nuestra página nos permitió pensar ¿de qué modo nos organizamos? Por medio de comisiones de trabajo ¿qué nos interesa transmitir de lo que hacemos? Dictamos una enseñanza, nos formamos en jornadas, coloquios-seminarios, encuentros, hacemos publicaciones (virtuales y en papel) ¿cómo queremos ser vistos por los otros? Con una orientación, como la sección de una Escuela, como parte de la AMP.

 

La segunda es la publicación de nuestro último libro El psicoanálisis, en el siglo XXI editado por NED, que ha sido una apuesta por llevar nuestra orientación y nuestra transferencia de trabajo a la ciudad, para que otras personas, por fuera de nuestro campo, puedan tener la oportunidad de verlo, ojearlo y en el mejor de los casos comprarlo en las librerías. Lo cierto es que ha tenido una buena recepción y bastantes ventas. Cuenta como mencionaba en la última Conversación hacia la Escuela con el texto de Jacques Alain-Miller, Cómo se devine psicoanalista en los inicios del siglo XXI, entre otros textos muy interesantes de nuestros colegas y por supuesto de Esthela Solano-Suárez. Durante las últimas Jornadas de la NELcf en Guatemala le obsequiamos a cada una de las Secciones un número.

 

Ahora si llegó el momento de los agradecimientos que son muy importantes y necesarios. En primer lugar, a mis dos colegas-amigos que me han acompañado en el maratón de estos dos años y medio en el Directorio. Silvana Di Rienzo y Ángel Sanabria, por aceptar caminar, correr, tropezar conmigo y soportar el ritmo, sobre todo al final que siempre es más cansado porque da la impresión que esta cerca, pero se ve lejos. Sin embargo, me parece que encontramos un modo de hacerlo amable, interesante, comprometido. Les he traído a cada uno un pequeño regalo. A Ángel algo que tiene que ver con la música porque sé que le gusta escucharla, componerla y cantarla. A Sil algo que tiene que ver con la lectura porque sé que extraña tener tiempo para leer y entiendo que ahora lo tendrá.

 

A cada uno de los colegas responsables de las comisiones y sus equipos de trabajo que nos acompañaron en estos dos años en funciones va mi reconocimiento por el magnifico trabajo realizado, sin duda son parte crucial del corazón de la Sección y sus propuestas e invenciones permiten que la Escuela se sienta muy viva, ya escucharemos en un rato más de viva voz sus informes.

 

Gracias Alba Alfaro, Andreina Solórzano, Juan Citlaltemoc, Maricela García y Victoria Ferrero de la comisión de Carteles. Gracias a Ana Viganó, Edgar Vázquez, Rosana Fautsch y Vianney Cisneros de la comisión de publicaciones. A Edgar Vázquez, Areli Leeworio, Paloma Roa, Raúl Sabbagh de la comisión de difusión. A Edna Gómez, Edgar Vázquez, José Juan Ruiz Reyes y Raúl Sabbagh de la comisión de Glifos. A Edna Gómez, Areli Leeworio y Xóchitl Enríquez de la comisión de Biblioteca. A Paula Del Cioppo, Vianney Cisneros, Cinthya Estrada, José Juan Ruiz Reyes y Rosana Fautsch de la comisión de librería. A Eréndira Molina, Gabriel Roel y Xóchitl Enríquez de la comisión de lazos. Gracias también a Ángel Sanabria y José Juan Ruiz Reyes por la comisión de conexiones que ha sido tan fundamental en este período.

 

También quiero agradecer especialmente a nuestra asistente, Betty Guerrero, que con su alegría y buen humor nos organiza con la agenda, las inscripciones. Nos apapacha cada vez con el café, el té, las galletitas, está pendiente de nuestro local, lo cuida, lo quiere. Se preocupa de las matitas, preocupación y gusto que compartimos. Por eso quiero regalarle estas flores de cempasúchil, para que la acompañen en estos días de celebración.

 

Y antes de irme, agradecerle mucho a mi colega Aliana Santana, por aceptar tomar la posta, tomar el testigo como ella dice. Estoy segura que con su estilo pícaro, lleno de refranes divertidos sabrá orientar muy bien los dos años que le esperan de gestión junto a Paula Del Cioppo y Fernando España. Ha sido un placer poder trabajar con los tres en esta transición. A Aliana le he traído también un regalito, que me parece le será útil para su función y al mismo tiempo he observado que le gustan. Algo con un toqué otomí, colorido, como nuestro país.

 

IV JORNADAS DE LA NEL-cf CDMX:
PRESENCIAS DEL ANALISTA TEXTO DE ORIENTACIÓN
EJE: Presencias… en la ciudad y la época

Un despertar

¿Cuál podría ser la incidencia política un poco más allá de esta presentación negativa?

Tal vez cierto efecto de despertar. Un despertar respecto de aquello de lo que en

definitiva se trata en los ideales sociales: del goce y de la distribución del plus-de-gozar.

 (Jacques-Alain Miler)

Desde hace tiempo los analistas hemos afrontado el desafío ético de hacer a un lado la rutina del consultorio y asumir una presencia en los dispositivos comprometidos con la salud mental en nuestras ciudades, así como en los debates públicos con el Otro social. En este aspecto, no cabe desconocer que, más allá de la vigencia del discurso del analista y sus consecuencias prácticas, en una perspectiva más amplia, se trata del consentimiento a la convocatoria de Lacan de alcanzar “una incidencia política donde el psicoanalista tendría su lugar si fuese capaz de ello”[1]. Por supuesto, para estar a la altura de la época, ello exige al deseo del analista el miramiento por los síntomas de la actualidad, los impases en lo social, y el aggiornamiento permanente respecto de los discursos emergentes que se imponen al compás de cada tiempo.

Ahora bien, ¿De qué presencia se trata?, ¿Cómo pensar esa presencia?

Más allá del analista causa del trabajo del sujeto supuesto saber, correspondiente a la dimensión transferencial del inconsciente, encontramos una clara orientación en el Capítulo X del Seminario 11 Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Allí Lacan nos advierte sobre la presencia del analista, primordialmente, como una manifestación del inconsciente. Y es sólo desde ahí como tiene lugar su presencia real, más allá del par imaginario del a-a´, desidealizando, a su vez, la figura y la persona del analista, para reducir su función a la de un resto, “un resto fecundo” –en tanto una presencia muy particular que se pone en juego solamente en el arte de escuchar del analista. “El arte de escuchar casi equivale al del bien decir”[2].

Como vemos, ello no será ciertamente exclusivo de la experiencia analítica. Esta función estará activa en todos los vínculos donde se trata de la relación del sujeto con el saber y el goce. “Se trata en estos vínculos siempre de una relación transferencial encarnada en la persona que se supone agente de la acción, pero esa atribución de saber a la persona deja en realidad encubierta la relación del sujeto con el saber de su propio inconsciente, verdadero agente del vínculo”[3]. En la medida en que el analista con su acto recuerde la banalidad del sentido de las palabras, opere como el dedo elevado de San Juan tal como Lacan evoca en “La dirección de la cura”, señalando cómo somos hablados, que la referencia del lenguaje no existe, hará presente la perspectiva de lo real más allá de la realidad.

En este sentido, la ironía sirve muy bien a la posición del analista a la hora de perturbar los ideales sociales y revelar su naturaleza de semblantes respecto a un real que sería del goce. “Está más bien, como Sócrates, para hacer temblar, para hacer vacilar los ideales, a veces simplemente poniéndolos entre comillas, quebrando un poco los significantes-amo de la ciudad”[4]. Sin embargo, por otro lado, Lacan nos enseñó que los ideales son semblantes, arbitrarios, pero que esos semblantes son necesarios. La sociedad se sostiene gracias a sus semblantes, no hay sociedad sin identificaciones. Entonces si, por un lado, es cierto, el padre es un semblante, y, sí, se puede prescindir de él … sin embargo, no hay que olvidar que ¡a condición de saberlo utilizar!

Pensar la presencia del analista como la provocación de un despertar implica, necesariamente, sostener un deseo vivo. Seis años antes de su Seminario 11, en el texto La dirección de la cura y los principios de su poder, paradójicamente, Lacan dará al analista el lugar del muerto, dejando el yo a un lado para que pueda surgir el lugar del Otro para el sujeto, el inconsciente, su verdadera pareja, en el registro de lo simbólico. Es el lugar de la causa de la división del sujeto que Lacan formalizará más adelante con la función del objeto a, presencia irreductible.

Para finalizar, cabe mencionar el concepto de “acción lacaniana” que Jacques-Alain Miller ha propuesto para nombrar en el seno de la Asociación Mundial de Psicoanálisis la política de incidencia en los ámbitos políticos y sociales como el correlato del acto analítico en la sociedad. Si Lacan ha formulado que «No hay clínica del sujeto sin clínica de la civilización» es porque la topología del inconsciente lacaniano –allí donde el analista manifiesta su presencia- resulta, entre un afuera y un adentro, de una extimidad irreductible. ¿Cómo el deseo del analista pudiera, entonces, prescindir de la ciudad y la época?

 

[1] Miller, J.-A., El psicoanálisis, la ciudad y las comunidades.

[2] Lacan, J., El Seminario Libro 11 Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Editorial Paidós, p. 129.

[3] Bassols, M., Presencia del analista, Cuadernos del INES Nro 14, Editorial Grama, p. 99.

[4] Miller, J.-A., El psicoanálisis, la ciudad y las comunidades.