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junio 29, 2022
Responsables:
Ángel Sanabria (NEL CdMx)
Ma. Auxiliadora Rodríguez (NEL Bogotá)
Aquello que llamamos un hombre, ese que al decir de Lacan se encuentra “mâle parado en el lado macho”, ¿cómo se las arregla con el no-todo?
Aunque, después de todo, no por ser “hombre” se está forzosamente obligado a situarse del lado del “para todos”. Lacan menciona a San Juan de la Cruz. Tenemos también lo que le confiesa Rilke a Lou A. Salome, tras la experiencia de escritura de su poema “Viraje Decisivo”:
“Pero, qué espantoso es que uno escriba semejante cosa sin darse cuenta de nada so pretexto de hablar de un recuerdo de la más original intimidad, y que a continuación deje uno la pluma con ansias de revivir una vez más lo fantasmal, pero de manera ilimitada como nunca antes lo había hecho; hasta que, lleno a rebosar de estopa el cuerpo de títere en que uno mismo se ha convertido, se quede con la boca reseca.”
Es la experiencia del no-todo que se vuelve siniestra, eso que se escribe más allá del ser y que remite al silencio, al vacío y a la tachadura. Pero, más allá del horror a lo femenino, es también el encuentro desnudo con “lo verdaderamente héteros” que puede leerse en los testimonios de AE hombres. Otras escrituras singulares de lo femenino. Cada vez.