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2014 Agujero del saber, testimonio y transmisión Archivo Noches de Escuela

Entre lo que no existe y lo que existe

Entre lo que no existe y lo que existe

Marcela Almanza

En el Acta de fundación, Lacan reitera varias palabras que me resonaron a la luz de esta Noche de Escuela: fundación, acto, responsabilidad, compromiso, trabajo permanente y convocatoria a los trabajadores decididos, testimonio…

Se puede volver sobre el texto, nunca es tarde… Más bien, por la relevancia de lo que nos implica en nuestro acto como practicantes del psicoanálisis orientados por la enseñanza de Lacan, debería ser una referencia que se nos imponga como lectura, cada vez, para no distraernos de lo que nos concierne.

En la Nota adjunta, Lacan dice «Pero la admisión a la Escuela, cualquiera que sea el momento en que el sujeto entre en análisis, tiene que confrontar este hecho con la responsabilidad, que no puede declinar, por sus consecuencias».

Hoy, en la Sede de la Escuela, miembros, asociados, cartelizantes, colegas –los que nos sentimos convocados, claro- nos reunimos en torno al agujero del saber… testimonio y transmisión. ¿Cómo precisar, entonces, las resonancias de la conversación de Escuela con Anna Aromí?

En este contexto, la riqueza de su testimonio presenta para mí un doble valor: por un lado, por lo que implica la palabra de un AE, la palabra de una analista que se ha presentado al dispositivo del pase, que ha sido nominada, y que ha demostrado en acto su confianza en la Escuela para dirigirle aquello que le concierne en lo más íntimo por haber llevado un análisis hasta sus últimas consecuencias.

Por otro lado, porque resalta el valor de un primer testimonio de pase en nuestra Escuela: la NEL México DF.

Doble valor entonces, absolutamente solidario de aquello que nos decía Anna Aromí: «Doy testimonio en México porque hay Escuela, porque hay donde recoger los efectos de un testimonio de pase».

Un verdadero acontecimiento que abre, para todos nosotros, una nueva dimensión desde la cual pensar la serie Escuela -pase-testimonio- transmisión – efectos…

En este punto, también recuerdo aquello que Anna nos transmitía en su propuesta para llevar adelante la Conversación de Escuela: «Y es que un análisis se termina, en efecto, y cada AE da testimonio de ello. Se termina pero no se cierra. Que el análisis no se cierra significa que no existe una fórmula última que dé cuenta del final. En cambio lo que sí existe es una elaboración permanente, no sólo del final, sino de lo que ocurre para que un análisis termine sin cerrarse».

Entre lo que no existe y lo que existe, ubicaría entonces los ecos de una elaboración siempre por producirse.

En este punto, recuerdo lo que planteaba E. Laurent en su texto «El analista memorioso y la prisa» cuando decía «…podríamos decir que la solución lacaniana es la consistencia formal: el acercamiento hacia lo real en una enunciación particular… se trata entonces de que los casos –aquellos que han sido escuchados, analizados bajo esta orientación, y por qué no llevarlo a lo que se constituye como caso en cada uno de nosotros, y también por supuesto de los testimonios de los AE- pudieran testimoniar al mismo tiempo la envoltura formal, lo que hay del tratamiento de un problema de goce real y la particularidad de una enunciación. Esta es la función de una Escuela: incidir para producir no una forma canónica sino una perspectiva común…»

Seguramente, entre nosotros, estarán quienes no recuerdan parte del testimonio, a la letra… o quienes no pudieron estar presentes ese día.

De todos modos, propongo seguir la lógica de la sesión analítica ya que, como decía Lacan en «El atolondradicho» «…que se diga, queda olvidado tras lo que se dice en lo que se escucha.»

Tomando este punto de partida, propongo entonces abrir hoy una conversación donde la transferencia de trabajo nos permita hacer circular la palabra para dar lugar a los diversos matices de lo que se escucha, para dar lugar a lo que se desprende de ese doble valor de este primer Testimonio en nuestra Escuela, alojando así las resonancias clínicas, epistémicas y políticas de este acontecimiento.

Fecha: 09/10/2014

 

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Amor al inconsciente

Amor al inconsciente

Paula Del Cioppo

En la última Conversación de Escuela Anna Aromí dio testimonio de su pase. Esta noche fuimos convocados para hablar del pase y la transmisión, sin embargo el paso de la Analista de la Escuela por la sede de la NEL México dejó huellas indelebles también en otro sentido.

Con su recorrido institucional, sus cuestionamientos, su inquietud por conocer este país, -no sólo los museos y los monumentos, también el metro, la calle, los olores, los sabores y los escondites que forman parte del México vivo-, Anna pasó y pisó fuerte al subrayar que el psicoanálisis está inexorablemente ligado a los asuntos candentes de su sociedad y de su tiempo. En ese sentido me siento interrogada por los crímenes de lesa humanidad que ponen en entredicho la calidad de nuestra democracia y estremecen a la sociedad en estos días. Ante la tragedia humanitaria me pregunto si hay algo para decir desde el discurso analítico o si estamos frente a un agujero en el saber, algunas preguntas y pocas respuestas.

En principio, ¿cómo afecta la situación de violencia generalizada la práctica de nuestra disciplina? ¿Qué transferencias y lazos de trabajo podremos construir en una sociedad donde la ley es arrasada por la impunidad? ¿Qué provocaciones podremos inventar para pasar de la indignación a la acción con dignidad? ¿Qué condiciones para ejercer la ciudadanía –libertad, debido proceso- están en los fundamentos mismos de una práctica cuya brújula es el amor al inconsciente? ¿Qué le sucede a la dignidad cuando la guerra toma el lugar de la política?

Para la conversación de esta noche extraigo dos palabras del testimonio que Anna Aromí leyó el 7 de septiembre en esta sede: vida y amor. Dijo que el psicoanálisis le cambió la vida y que esto no es una exageración. Retomo «no es una exageración» para referirme también a mi propio caso. El psicoanálisis sí puede cambiar una vida. Puede hacerla apetecible, generosa, valiente y arriesgada. Pero para que eso suceda es necesario dar todos los rodeos por el semblante -y también por el silencio- que nos permitan vaciar y labrar. Dar es una palabra fuerte porque nos habla de una cesión, de una donación. Dar y en el mismo movimiento producir una vuelta de tuerca sobre las cosas.

Vaciar el sentido y llevarlo, como en el caso de Anna, al extremo de un resto de canción, de una nana, es una experiencia que requiere de mucha dedicación. Un resto que no es de la letra de la canción sino del tono… un tono triste. Una nimiedad que, sin embargo, arrastra una fuerza brutal: la de atraer hacia sí el arsenal de la defensa y el aparato de sentido que intentará darle un lugar, una razón de ser, una narrativa, un recubrimiento que vuelva soportable la perturbadora convivencia con un pedazo de lo vivo.

Labrar un agujero. Aquí retomo otro asunto que planteó Anna Aromí en su testimonio de pase: la docilidad a lo real. Porque para lidiar con lo no sabido y no morir en el intento es necesario desarrollar una particular tolerancia hacia lo que no encaja, hacia lo que permanece disjunto. Hacia lo que es una cosa y es la otra, ambigüedad que nos deja en un lugar incómodo e incierto.

Docilidad a lo real. ¿Cómo interpretarlo?

Una manera posible de entenderlo es como un desplazamiento de la complicación a la complejidad. De la complicación y los enredos del fantasma y la creencia en el Otro hacia el encuentro de la belleza en la complejidad al punto de volverlas sinónimos.

Complicación y complejidad. Lugares y lazos muy diferentes.

Abrazar la complejidad, mirarla de frente y amarla por lo que no es, por lo que no hay, por lo que no resuelve. Soportar su silencio, su vacío, y ponerla en el mejor de los casos al servicio de la transferencia de trabajo con los Unos que habitan la Escuela. Encontrar el buen cemento para pasar del emplasto, decía Anna Aromí en su exposición durante la última sesión del SIC. Y qué será el buen cemento sino algo del orden del hacer y del uso, la torsión del síntoma en una experiencia donde ya no reine el malestar. Porque si bien desde la experiencia analítica constatamos que el malestar es ineliminable, no por ello tiene que ser el Rey. Una torsión donde el deseo desafíe permanentemente al malestar, le salga por la tangente y le dé la vuelta con decisión, con astucia y con audacia.

Fecha: 09/10/2014

 

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Una práctica del analista de la escuela

Una práctica del analista de la escuela

Testimonio de pase de Anna Aromí Folch
Rosana Fautsch

"El sonido nunca se emancipa del todo de un movimiento del cuerpo que lo provoca y que él amplifica"
Pascal Quignard

En un día como hoy, 9 de octubre, hace 47 años Lacan elabora su proposición sobre el psicoanalista de la Escuela, tres años después del Acto de Fundación. En la proposición Lacan escribe: «[…] es pues a un grupo para el cual mi enseñanza era lo bastante valiosa, incluso lo bastante esencial […] es a ese grupo preocupado por una salida al que le ofrecí la fundación de la Escuela […] con esta elección decisiva para quienes están aquí […] Puede haber allí una apuesta que, para algunos, valga hasta el punto de serles esencial, y es mi enseñanza»[1]. Es también en este escrito que Lacan propone que los AE testimonien ¿sobre qué? Sobre los problemas cruciales en los puntos vivos en que se encuentran para el análisis, en tanto ellos mismos están en la tarea, o al menos en la brecha de resolverlos[2]. Hoy el pase no es lo mismo que en aquellos años, cada ruptura de la enseñanza de Lacan y de la orientación de J.-A. Miller con respecto al pase pone en grandes aprietos a sus protagonistas, los confronta con lo aceptado.

No hay pase sin Escuela. Anna Aromí Folch dio su testimonio en México, en palabras de J.-A. Miller, «la más pura aspiración lacaniana, la del pase»[3]. Entre otras consecuencias, el pase como transformación de la Escuela y como Witz que alcance a los no iniciados. Tres años en ejercicio de un AE. Lacan anticipaba la frescura de la experiencia como el antídoto de la rutina y el olvido subrayando que la transmisión no puede hacerse esperar: tras el pase, el testimonio.

 

2. ¿Cómo escuchamos un testimonio de pase?

«Escuchar es ser tocado a distancia. El ritmo está vinculado con la vibración, y por eso la música convierte involuntariamente íntimos unos cuerpos yuxtapuestos»[4]. Resonancias, una experiencia sonora que toca el cuerpo de los oyentes, de la audiencia. Anna Aromí recortó unos cuantos significantes de su hystoria que parecían en su estructura hacer hablar el acontecimiento del cuerpo. Esos significantes que quedaban solos, desgarrados en su silencio, que abandonan las cadenas de sentido, perforados, infiltrados en los intersticios que topaban con el ombligo del sueño, sueños en plural que resistían a la palabra: restos. Un trozo de lectura: se resuelve a que sustituye en la cadena alienante del Ni-ni a Nana, donde queda aislada la letra N que emplaza para fijar su nombre a lo femenino, con las marcas propias de su hystoria: Ni-ni, Nana: Anna.

 

3. Anatomía de un despertar

Anna Aromí como AE no habló frente a nosotros como analizante. El AE es un analizado, pasado participio, tal como lo indica J.-A Miller en El lugar y el lazo. Ni analizante ni consagrado. «Si se quiere, calificar como analistas al analizado es un Witz, es un chiste de ruptura. Allí se consuma la ruptura con respecto del modo de admisión tradicional de las sociedades analíticas»[5]. Más bien, un interpretado, si puede decirse así, una interpretación que ha dado la Escuela. Conviene para los que escuchamos saber que no es una singularidad afamada que se sustente en lo que segrega. Nada más lejos del AE. Cada singularidad del AE hace avanzar la Escuela, la transforma: esforzarnos por extraer esas enseñanzas y amplificar sus resonancias.

Anna Aromí nos transmitió que el fin de análisis no cierra, es más bien encontrar una salida luego de vueltas y vueltas en círculo que dibuja el trayecto pulsional, ya con los significantes aislados, drenados de su mortificación, acogiendo el pase que extrajo el objeto de su análisis. Ni el final ni el testimonio cierran, ya no cierra porque el AE no desconoce lo real. Con el pase, elige un lazo a la Escuela. Y se extraen enseñanzas de eso que no cierra, en los puntos que eso desfallece.

Por primera vez escuchábamos un testimonio en nuestra Escuela, me conmocionó, un knocked, knocked de la puerta que hace un sueño para entrever lo que está en juego en el pase.

NOTAS

  1. Lacan, Jacques, «Proposición del 9 de octubre de 1967 en Otros Escritos, Buenos Aires, Paidós 2012. P.263
  2. Ibid., p.262
  3. Miller, Jacques-Alain, El lugar y el lazo, Buenos Aires, Paidós 2013.
  4. Ibid.,p.68
  5. Miller, Jacques Alain, El lugar y el lazo, Buenos Aires, Paidós, 2013., p.369

Fecha: 09/10/2014