La identificación es un proceso o mecanismo de larga discusión en psicoanálisis, tuvo un lugar de innegable importancia desde sus inicios y sin embargo, es difícil ubicar textos que Freud haya dedicado expresamente a él. Y aunque no es exagerado afirmar que su elaboración recorre toda la obra freudiana, el único lugar dedicado explícitamente a abordarlo es el Capítulo VII de Psicología de las masas y análisis del yo (1921), llamado justamente “La identificación”; sin embargo, también dista de ser una exposición concisa y acabada, más bien reúne varios fragmentos de lo que hasta entonces había trabajado en relación al tema.
Conviene de entrada subrayar lo problemático del concepto, al mismo tiempo que resulta imprescindible reconocer la variedad de operaciones que en psicoanálisis son descritas como identificación. Hay que advertir, además, que llegan a ser discordantes, por no decir inconciliables los empleos que de este concepto se hacen. Tal discusión no es de importancia menor ni exclusivamente teórica, puesto que la identificación es una categoría que conduce a pensar problemas cruciales dentro del psicoanálisis, mencionemos por ejemplo: la formación de síntomas, la dirección de la cura, el fin de análisis y las instituciones analíticas; también, en su sentido fuerte y más radical, la constitución del sujeto.
Lacan por su parte, dedicó un seminario de enseñanza al tema, lo comienza comentando lo trivial que se había vuelto su uso en psicoanálisis, la identificación era “la explicación para todo” (1); ya tres años antes venía señalando que los conceptos más cómodos son siempre los menos elaborados. En nuestra mesa de lectura nos proponemos entonces ubicar las coordenadas en la elaboración lacaniana de la identificación que conducen a la introducción de un término inspirado en la matemática y el texto freudiano: el rasgo unario, con el que Lacan concluye su minuciosa revisión del mecanismo despejado por Freud, al mismo tiempo que ordena y estabiliza para los sucesivos momentos de su enseñanza un planteamiento propio de la identificación, punto de la teoría al que llegó a llamar alguna vez “una sombra de concepto” (2).