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Psiquiatría, Psicoanálisis: interacciones clínicas en las psicosis

Psiquiatría, Psicoanálisis: interacciones clínicas en las psicosis

José Fernando Velásquez

Agradezco al Hospital Psiquiátrico infantil Dr. Juan N. Navarro y a la Nel México y también quiero compartirles lo complacido que estoy de estar, no solamente en la ciudad de México sino también en un hospital dedicado a la psiquiatría con niños. Cuando empecé mi práctica, mi primera experiencia como psiquiatra precisamente fue dirigiendo un pabellón de adolescentes en mi ciudad, Medellín; hay bastante movilidad en la parte afectiva por el hecho de estar acá, les agradezco de nuevo.

El tema que me propusieron trabajar, Psiquiatría y psicoanálisis como interacciones en la clínica de la psicosis, me parece que debe implicarnos a todos desde el punto de vista de la formación; me parece que es un tema que desafía la historia misma de nuestras disciplinas, es un llamado a que por favor volvamos un poco a las fuentes en donde nació nuestra práctica clínica. Nuestra práctica clínica tiene historia y antecedentes que son bastante interesantes y formativos y que en ningún momento debemos ignorar o pasar de largo. La palabra interacción significa informar, dar cuenta de aquellas acciones, fuerzas, funciones y agentes que han permitido un ejercicio de reciprocidad, de conexión y de intercambio entre ambas disciplinas. Este intercambio se ha producido desde el mismo nacimiento del psicoanálisis como práctica clínica hace más o menos cien o ciento diez años. Si hay algo de lo que el psicoanálisis ha bebido a través de su historia es de distintas conceptualizaciones y formulaciones de la psiquiatría, sobre todo de la psiquiatría clásica francesa y alemana, hasta sus más importantes representantes, sobre todo en los primeros treinta años del siglo pasado.

Ese movimiento también sucedió en sentido contrario, no solamente fue el psicoanálisis que se enriqueció con los postulados psiquiátricos, sino también, durante la primera mitad del siglo pasado la psiquiatría se transformó a partir de los aportes del psicoanálisis. Si bien hoy la psiquiatría marcha por caminos bastante distintos y se apoya mucho más en las neurociencias y en la neurobioquímica, el punto de encuentro entre el psiquiatra y el psicoanalista sigue siendo la clínica.

La clínica es aquella disciplina que se produce en la entrevista con el paciente desde cada una de estas dos disciplinas, y el paciente, ya sea el loco, el angustiado, el deprimido, el fóbico o el autista; en la clínica se pone en juego la escucha, el diagnóstico y la política que vamos a seguir en la cura y en el tratamiento del síntoma.

El acto clínico es un punto de encuentro, de intersección entre psiquiatría y psicoanálisis. También hay otros puntos de encuentro, el aporte epistémico de ambas disciplinas confrontadas también a las nuevas formas del síntoma psíquico en el sujeto contemporáneo. Me parece que es una obligación ética de ambas disciplinas tratar de dar cuenta del sujeto contemporáneo, que es bien distinto al sujeto que recibía la psiquiatría o el psicoanálisis hace cien años; o el de hace treinta o cuarenta años o el que recibía cuando yo me formé en psiquiatría hace veinte años. Hoy estamos con un sujeto absolutamente distinto, comandado por una serie de estructurantes distintos a nivel familiar, en el discurso social y en las formas de satisfacción que, de alguna manera, van a imprimir una modificación en cómo se nos presentan estos sujetos en la práctica, ya sea privada u hospitalaria. Desde este punto de vista, es un desafío lo que podemos encontrar de beneficio mutuo y tenemos que estar dispuestos a escucharnos en lugar de distanciarnos o diferenciarnos.

Una primera intersección sobre la que quiero hacer énfasis es la relación entre la locura y lo humano. Es una relación que históricamente tiene su importancia y que podemos ir a pesquisar un poco antes del siglo XVII. La concepción de la enfermedad estaba impregnada de una interpretación mítico-religiosa, el loco se concebía como un ser deshumanizado; entonces se podía formular ¿qué límite habría que establecerle a ese sujeto deshumanizado? Como ustedes saben, los locos en ocasiones eran agrupados en barcas río abajo para que se perdieran, se ahogaran u otra ciudad se las arreglara con ellos. Otras veces eran quemados o raramente santificados, como sucedía con los autistas en la antigua Rusia, que eran llamados los idiotas sagrados, cuyo lenguaje particular era interpretado y de ese modo la sociedad podía pensarlos.

Hace setenta años la humanidad vivió otra experiencia con los locos, los nazis con su ser higienista pretendieron borrarlos en los campos de concentración. Los nazis estaban convencidos de que lo humano sólo se afirmaba por su negación y de que era preciso eliminar de la humanidad todo lo que fuera o bien subhumano ¾como consideraban a los judíos¾ o lo inhumano ¾como consideraban a los locos¾.

La locura ha sido un enemigo potencial del orden social establecido, por sus pasajes al acto, por sus crímenes escandalosos sin justificación, por sus comportamientos sociales que perturban el orden social. Pero desde Esquirol hay forma de dar cuenta de que no todo loco es ese que, hasta el momento se había descrito con sus monomanías, diríamos. Esquirol hablaba de un sujeto, incluso, supremamente brillante en cierta área del comportamiento. En la historia siempre han existido casos como Rousseau, como Sade y, de alguna manera, este tipo de personajes inquietaban a la sociedad; por un lado, brillantes y, por otro lado, un pero que interrogaba. Filósofos, psiquiatras, juristas y toda la sociedad de la Ilustración tuvo que decir algo respecto a estos individuos y aún hoy la sociedad sigue preguntándose acerca de qué es lo que hay en la locura.

Desde el siglo XVIII se ha intentado establecer un margen entre lo que puede ser el bien y la locura; hubo intentos de establecer ahí una línea divisoria, que además la filosofía idealista alemana lo trató como un punto de su reflexión. Tenemos allí por ejemplo, dos personajes que me parece interesante pesquisarlos, uno es Fitche y el otro es Schelling. Estamos hablando a finales del siglo XVII, ambos son exponentes de la filosofía idealista alemana. El primero, establecía una exigencia de que todo ser humano ¾con su conciencia¾ fuera capaz de refrenar sus impulsos hacia el mal y que debía distanciarse de todos los embates con el mal. Por el contrario, Schelling adquirió otra postura, antes bien manifestaba cómo el ser humano convivía con fuerzas que, de alguna manera, eran lo que hacían al ser humano, un hombre, y que ninguna de ellas debía de ser descalificada como amoral. Para Schelling era preciso una definición del ser humano que abarcara también lo inhumano. Esto es precisamente lo que Jacques Lacan, psicoanalista y psiquiatra trabajó en otro texto que se llama Kant con Sade por lo que lo pongo abajo de Schelling cuando está mostrando, en un polo, lo que Kant elaboró con sus ideas de exigencia moral, y en el otro, a Sade quien precisamente se permitía cualquier tipo de goce por el solo hecho de sentirlo. Lacan los aproxima a los dos para decir: eso es lo humano y no hay diferencia entre ninguno de los dos.

Me parece importante decir que cualquier régimen que se establezca en cualquiera de estos dos extremos puede ser llamado loco, ya sea desde el lado sádico o desde el moralista. Tenemos muchos ejemplos de psicóticos o de locos fundamentalistas de lado moral o religioso. No podemos establecer de entrada que lo malo está de aquí para allá, y lo bueno de esa línea para acá. Cualquier ideal puesto en el lugar de tiranía puede ser un mal, el régimen del terror después de la revolución francesa fue algo que comandaba un ideal, “entre comillas”, pero fue un ideal tan tiránico. Lo humano es necesario pensarlo también desde la locura, a propósito de esto Henry Ey creía que la locura era un insulto para la libertad, Jacques Lacan se coloca en un polo opuesto para decir que el ser del hombre no puede ser comprendido sin la locura; sino, qué sería el ser del hombre si no llevara la locura como el límite de su libertad. Es un juego de palabras pero se los traduzco en el sentido de que debemos considerar la locura como una dimensión posible en la experiencia de ser hombres, de hacernos sujetos. Es necesario considerar la locura como aquello que impide o, por el contrario, exalta el proceso de subjetivación que nos hace humanos.

Podemos de alguna manera pensar toda la psicopatología, por ejemplo, en un autismo, ¿por qué un niño autista no se hace al lenguaje?, pero también tenemos el verborreico maníaco que, por el contrario, hace uso excesivo del lenguaje; o el pensamiento obsesivo cuyos efectos pueden ser demasiado útiles a la humanidad o bien impedir el funcionamiento de un sujeto; tenemos funcionamientos delirantes que han sido pilares en nuestra cultura, Cantor en las matemáticas, James Joyce en la escritura, Ludwig Wittgenstein en la filosofía, Vincent Van Gogh en la pintura, cantidades. Muchos otros como los que mencioné han sido pensamientos psicóticos, no podemos entonces, vuelvo a decir, establecer ese paradigma y es preciso ir en contra de ese paradigma que establece una línea divisoria entre el bien y la locura o entre el bien y la psicosis.

Otro punto que me parece interesante para pensar es que a través de la historia de la psiquiatría siempre se ha buscado una causa para la locura. Desde Philippe Pinel se indagaban las causas por explicaciones orgánicas, que aún hoy siguen en auge en la psiquiatría contemporánea; pero si la locura se reduce a una enfermedad orgánica o a una deficiencia del cuerpo vamos a disminuir al sujeto que la padece en simplemente un organismo, un cuerpo deficitario que necesita de alguna solución y esto deja de lado su condición de humanidad.

Otro punto de intersección entre la psiquiatría y el psicoanálisis ha sido buscar no solamente los límites de la locura, sino cuál es la explicación del cuadro clínico. Encontramos el origen de la palabra psicosis al final del siglo XVII, muy a principio al siglo XVIII. Para hacer referencia a un diagnóstico, y para lograrlo había que privilegiar algo en medio de esa multiplicidad de paradigmas interpretativos, y sobre todo, dejaban de lado lo animista y lo mítico. A finales del siglo XVII y principios del XVIII empezaron a diferenciar entre la presencia de: una parálisis cerebral, una sífilis, una tuberculosis o un tumor que daba lugar a los cuadros de origen orgánico, pero quedaba otro gran grupo en el cual no encontraban lesiones orgánicas. A ese campo se dedicó buena parte de la psiquiatría, lo que se llamó frenología especulativa, y de ahí acudieron al uso de un instrumento, la observación clínica. Por eso Michel Foucault habla de una clínica de la mirada. Desde esa época, todas las bases de la psicopatología que aprendimos como psicólogos o como psiquiatras diferenciaron las distintas áreas del funcionamiento psíquico: a nivel de conciencia, de percepción, de pensamiento, de afectividad, de comportamiento, de las funciones neurológicas cognitivas superiores. A partir de allí, se comienza a delimitar un campo de la psicosis, en tanto encontraban trastornos perceptivos como la alucinación, trastornos del pensamiento como el delirio y trastornos de la conducta como las alteraciones en el lazo social. La psicopatología definió a este campo como psicosis. Las psicosis implicarían de alguna manera la presencia de alucinaciones, de delirio y de alguna inestabilidad o ruptura del lazo social.

Como residente, recuerdo que uno anotaba en la historia clínica, paciente con pérdida de la realidad, es un elemento psicopatológico que utilizábamos para definir al psicótico. Es frecuente con ellos una ruptura del lazo social o, diríamos, el desanudamiento de su condición de poder dar cuenta de su propio cuerpo; en el esquizofrénico, puede tener su mano a distancia, se le cae el estómago, hay una dificultad de asumir o integrar su propio cuerpo; o de poder regular la afectividad en una manía; o vemos la caída depresiva o melancólica; o la errancia sin orientación del sujeto psicótico; o de la justificación delirante de muchos pasajes al acto. Todo esto era lo que se llamaba pérdida de realidad.

El fundador del psicoanálisis, Sigmund Freud, nos llamó la atención sobre esto punto en 1924 cuando escribió La pérdida de la realidad en la neurosis o en la psicosis y, sólo quiero transmitirles la idea de que tampoco a través de eso se puede establecer un límite entre locura y normalidad. Freud en ese texto nos muestra como también el neurótico distorsiona la realidad, vean como cualquier pareja de neuróticos tienen en el centro el malentendido, pero si yo te dije, pero es que tú no me explicaste bien; si hubiese sólo una realidad no habría malentendido, cada cual interpreta con su propio fantasma.

No podemos entonces basarnos en este concepto de pérdida de la realidad para diferenciar una estructura psicótica de una neurótica; tenemos muchos estados histéricos graves que distorsionan la realidad, no hay nada más impactante que ver un obsesivo compulsivo severo distorsionando la realidad. Es muy importante para mi formación tratar de pesquisar con estos psiquiatras de principios del siglo XIX la base de la locura, les menciono sólo algunos, Naser, Kraepelin, Dupré, Jaspers y De Clérambault, quienes dejaron de lado la descripción fenomenológica que atiborraba la nosología porque si, José Fernando Velásquez describía un caso clínico particular, ya eso se llamaba la psicosis Velásquez. Ustedes van a encontrar en la historia de la psiquiatría sobre todo en la infantil por lo menos veinte tipo de psicosis. Estos autores dejaron de lado lo descriptivo y fueron a buscar cuál es la molécula de la psicosis, algo que ellos mismos, el mismo Kraepelin llamaba el fenómeno elemental.

Me da pesar que la psiquiatría ha dejado de hablar en términos de fenómeno elemental, los psicoanalistas son quienes trabajan actualmente este concepto, rescatándolo y haciéndolo vigente. La interrogación es cuál es el fenómeno elemental en la psicosis, independientemente que un sujeto delire con Dios, con el fin del mundo o con cualquier otra cosa. Clérambault, Jaspers y Kraepelin se interrogaron por el fenómeno elemental en la psicosis, insisto, punto fundamental de intersección entre la psiquiatría y el psicoanálisis.

Un sujeto vive una experiencia x o y, una experiencia descrita como contingente, algo le sucedió sin tener aviso ni preparación; ese sujeto no puede dar cuenta de lo que pasa, su subjetividad permanece suspendida en un estado que se traduce como perplejidad. Luego de cierto tiempo, ese estado de perplejidad desaparece y algo toma su lugar, que puede ser del orden de una certeza delirante o de un fenómeno alucinatorio o de un trastorno del cuerpo. Ese llamado de atención clínica, de una observación clínica, lo podemos seguir encontrando en nuestros psicóticos, es más, lo debemos seguir buscando y pesquisando en nuestros sujetos psicóticos, eso es lo que de alguna manera soporta el diagnóstico, de que ahí hay una psicosis. Por ejemplo, el sujeto experimenta algo, no sabe por qué ese carro rojo que pasó lo deja sin poder formular ninguna interpretación, pero sabe que tiene que ver con él, le concierne, y luego, en ese vacío el sujeto comienza a sentirse perseguido.

Un muchacho de trece o catorce años, su hermana viaja a Venezuela a radicarse, para él, algo está sucediendo, no sabe qué pero el presiente que algo va a suceder; solamente tres cuatro o cinco días después, formula ¿será que se va a morir mi hermana? o ¿será que me voy a morir yo? y empieza en una angustia desbordada que da cuenta de lo que es un desencadenamiento. Con este ejemplo y con ayuda de los autores mencionados, quiero señalar que en lugar de decir que hay una psicosis alucinatoria crónica o un delirio de tal cosa… hay que buscar, tal como lo hicieron ellos, cuál es la molécula de la condición de la psicosis.

En su texto de Contribuciones a la historia del movimiento psicoanalítico, Freud escribe, “para mí lo importante no es interpretar los síntomas” – ojo, está hablando en el inicio de su teoría, los psicoanalistas no interpretamos los síntomas; para Freud el interés era el mecanismo psíquico de la contracción de la enfermedad que lo encontró en dos conceptos que había estudiado en la histeria, la libido y la identificación. También se preguntó qué pasa con la libido de un esquizofrénico que se puede quedar encerrado en su cuarto meses enteros sin ninguna respuesta, ni al correo, ni a una muchacha bonita, ni a que dejó sus compañeros de grupo, sino que puede petrificarse, qué se hizo esa libido, es la pregunta freudiana.

Luego vino una segunda propuesta freudiana, retomada exhaustivamente por Jacques Lacan, quien trabajó a partir de los aportes de Roman Jakobson, lingüista fundamental de principios del siglo XX. Freud y Lacan van a estudiar el lenguaje del psicótico. Lacan llamó la atención sobre esta serie de hechos, las palabras de los sujetos psicóticos no remiten de manera clara de qué sujeto se trata cuando nos hablan. Si ustedes escuchan a un paciente psicótico, uno tiene que adivinar de quién está hablando, puede cambiar, digamos, de personaje, no se sabe cuál es el sujeto de la oración, el uso de las frases es problemático, hay intercambio de pronombres personales, hay transitivismo pronominal. Todo esto implica un esfuerzo para el clínico que escuche, ya sea psiquiatra o psicoanalista. El uso que hace el sujeto psicótico del lenguaje puede ser un uso privado, a su manera, no es el uso de todos, encontramos el neologismo. Hay dificultad en el sujeto para interpretar, lo vemos sobre todo en la clínica con niños, ellos pueden repetir una propaganda, pero no son capaces de interpretar; o repiten un chiste y se ríen por copia, pero no es que ellos capturen el malentendido y el sinsentido, no hacen uso de la metáfora, algunas palabras tienen un peso real para ellos, una palabra puede parasitar todo su discurso, y volverse lo que Lacan llamaba una palabra impuesta, en ese sentido el discurso deja de ser universal, se vuelve un discurso muy singular.

Esta vía condujo a Freud a identificar ese mecanismo, tan importante para los psicoanalistas, que llamó verwerfung, traducido como rechazo; rechazo de un conector fundamental para que haya un uso del lenguaje discursivo corriente, posteriormente llamado por Lacan forclusión de un significante primordial, palabra que adquiere un valor fundamental. Forclusión es un término tomado del campo jurídico, la culpabilidad de alguien termina en el momento en que el juez dictamina, “eso ya es cosa juzgada”, por así decir, ese delito ya prescribió, o ya fue juzgado y esa situación jurídica precluye, ya no puede juzgarse de nuevo, hay un tiempo para judicializar o responsabilizar a ese sujeto de algo. Para Lacan hay un momento de estructuración del lenguaje en lo que todo se ordena a partir de un significante fundamental, si ese significante no se da, ese sujeto no lo va a adquirir y será un psicótico. Por eso un psicoanalista no le puede ofrecer a un psicótico volverlo neurótico, consideramos que hay una cuestión estructural que forcluyó, que precluyó, ya se estableció así, a un edificio diseñado para tres pisos no le puedo poner siete, se cae, porque el diseño estructural precluyó en el momento que lo construí, ya después no lo puedo modificar, lo mismo que Lacan habla de la estructuración psíquica, hay una manera de estructurarse en un momento dado que no se va a modificar más adelante.

Me parece que toda esta búsqueda del fenómeno elemental que enriqueció enormemente la clínica psiquiátrica y psicoanalítica fue detenida por el uso de psicofármacos en los años cincuenta. La psiquiatría cambió y dejó de ser la misma, el sujeto ya no fue escuchado sino controlado, la práctica se modificó y tomó otro rumbo absolutamente distinto. No hubo nuevos aportes clínicos de la psiquiatría, casi puedo decir que la parte de la fundamentación de la clínica psiquiátrica terminó en la medida que se le dio lugar a los psicofármacos – no digo, ojo, que no usemos psicofármacos. Lo importante es que si usamos el psicofármaco sea el efecto de una intensa labor clínica para elegir, para discernir, a veces para retrasar un poco el uso del fármaco; pero nos hemos vuelto demasiado pragmáticos en el discurso social que nos empuja y borra nuestra esencia clínica. El psicoanálisis convoca a rescatar la parte clínica; hoy la nosología psiquiátrica del DSM y el CIE-10 ha excluido la palabra psicosis, ha quedado reducida a un adjetivo: el trastorno psicótico breve, el trastorno psicótico compartido o el trastorno psicótico debido a enfermedad médica o inducido por fármacos. Estas son las únicas tres situaciones nosológicas en las que la palabra psicosis está incluida, el resto ya no está. Pero ocurre algo, no sé si aquí en México sucede lo que en Colombia, entre colegas nos remitimos algún paciente, hacemos interconsultas, nos apoyamos en colegas para medicar un paciente, en el discurso está José Fernando te remito a este psicótico, en el discurso del psiquiatra todavía prevalece y está vigente nombrar a un sujeto como psicótico. Pero ahora transcribimos un diagnóstico al lenguaje CIE-10 o al lenguaje DSM, aunque en nuestro discurso todavía está vigente la caracterización del psicótico.

Otro punto de intersección entre la psiquiatría y psicoanálisis es el concepto de desarrollo y degeneración. Resulta bien importante relacionar estos dos conceptos sobre todo para clínicos que trabajen con niños. Todo esto nació en la época de la Ilustración, recuerden que durante el siglo XVII y XVIII se pretendía elevar el nivel de funcionamiento de todos los seres humanos orientados y dirigidos bajo el modelo del europeo, diríamos, ilustrado; en efecto, a todos los pueblos colonizados había que desarrollarlos, a todos los sordomudos había que integrarlos, a los analfabetas había que educarlos, fue la época en la que nació la pedagogía y las terapias auditivas. Hay un texto muy bello para quienes trabajan la psiquiatría con niños, El salvaje de Aveyron de Jean Itard, es el encuentro en la en los bosques de Francia de un niño salvaje, también llamado un niño lobo. La ilustración decía aquí tenemos al ser humano en su estado virgen, la sociedad no lo ha corrompido pero no habla, se hace popó, come al estilo animal; se lo llevan a Pinel, quien dice que se trata de un degenerado, porque la cultura no lo ha desarrollado. Luego se lo entregan a Itard – no sé si lo conocen, él es el fundador de la terapia del lenguaje del niño sordomudo. Él intento educar a este niño salvaje; pero no pudo, era un autista.

Con esto les muestro todo el empuje y la fuerza de esta época para lograr que todos llegaran a un punto de desarrollo, no solamente los enfermos, los discapacitados, sino también los pueblos. Pretendían que el pensamiento se transformara en ilustrado o científico. En efecto, hay una consecuencia fundamental de esta época que se establece con la noción de las etapas de desarrollo como forma de explicación de la cultura. Kahlbaum, un psiquiatra prestigioso, concebía las parafrenias, o esquizofrenias, como enfermedades mentales que aparecen en conexión con uno de los grandes períodos de mutación del desarrollo biológico y se manifiestan por una regresión rápida. Ojo con la palabra regresión, se las subrayo, el psicoanálisis no introdujo la palabra regresión, sino la psiquiatría bastantes años antes que Freud. Para la psiquiatría, la locura obedecía a una regresión o a una fijación en una etapa del desarrollo – también el psicoanálisis se impregnó de esta corriente ilustrada que pretendía dar cuenta de la locura y la psiquiatría actual todavía conserva algo de esto. El DSM en el primer capítulo escribe cosas tales como los trastornos profundos del desarrollo para el autismo o para el síndrome de Asperger, etc. El psicoanálisis se dedicó bastante a esto, recuerden a Abraham, Melanie klein, Margaret Mahler con todos sus etapas, estadios esquizo-paranoico melancólico-depresivo. Freud también, mediante la noción de éxtasis de la identificación narcisista. Todas estas corrientes nacieron precisamente de un tronco común en la Ilustración que impregnó tanto a la psiquiatría como al psicoanálisis.

Por otro lado, el punto de intersección no solamente es la detención en una estadio del desarrollo sino también lo hallamos en el término degeneración. A finales del siglo XVIII, Griesinger, casi el padre de la psiquiatría alemana, hizo la diferencia a los estados de psicosis como explicación de lo que eran individuos que corrompen su pensamiento y su comportamiento hasta llegar a ser incapaces de guiarse a sí mismos de acuerdo a los sentimientos naturales. Así, degenerados y corruptos fueron palabras que nombraron a los psicóticos en el discurso común. De ahí, las dos grandes escuelas de la psiquiatría del siglo XIX, la alemana y la francesa, investigaron en qué consistía la llamada degeneración de aquellos en quienes no se encontraban lesiones orgánicas, ni por tumores, ni por sífilis, entonces explicaban esa degeneración por las costumbres, los excesos, las pasiones, la falta de educación, las relaciones afectivas, el alcohol. Muchos de nosotros todavía para referirnos al papá del psicótico decimos que no cumple una función, diríamos, nos referimos al papá o a la mamá para calificarlo por su manera de transmitir algo al niño, de alguna manera en esos términos va implícito el concepto de degeneración, ese niño es producto de una degeneración.

Los alemanes fueron quienes más estudiaron el par locura y costumbres; mientras que los franceses se enfocaron por el lado de las degeneraciones orgánicas, pusieron el énfasis en las intoxicaciones crónicas, y explicaban la locura mediante la intoxicación o influencias hereditarias. Durante el siglo XIX, Séglas y Kahlbaum enarbolaron sus tesis en contra de la teoría de la degeneración, afirmaban que la teoría de la degeneración no explica la parafrenia o la paranoia, mostraron que eran gente brillante en su mayoría, con un promedio intelectual mayor al común, distinguiendo que la anomalía en ellos se encontraba en una área muy específica de su vida social, no puede hablarse entonces de degeneración. Séglas se refería al paranoico así: es aquel alienado que en medio de las innumerables ideas de la inteligencia puede concebir, no ofrece más que un pequeño nudo de anomalías, conserva su actividad normal, puede ocuparse de cosas ordinarias de la vida, incluso puede ser brillante socialmente. Piensen ustedes en Cantor, Hölderlin, Pessoa o Wittgenstein ¡cómo hablar de ellos de degeneración!

Otra intersección entre ambas disciplinas se produce en el campo del delirio en el campo del autismo, pues, nos hemos nutrido mutuamente. Para conversar sugiero pensar en aquello que en común podemos ofrecerle a los sujetos psicóticos ¿cuál es la concepción que soporta nuestro quehacer con ellos? Creo que de todos modos parte de una base, que es auxiliar, que el sufrimiento de ese sujeto nos obliga, nos implica, nos compromete; aunque sugiera sólo acompañarle. Pero si nuestra concepción de la psicosis es negativa en tanto déficit o discapacidad o en el sentido de que son organismos enfermos o víctimas de tales condiciones sociales, la única función de quien va a acompañar a ese sujeto psicótico será impedir que sus manifestaciones emerjan, y tratarán al máximo de normalizarlo. Esto nos obliga a una consideración ética, la pregunta por el loco implica ¿dónde están sus capacidades?, ¿dónde están sus habilidades? ¿dónde está su rasgo singular de hacerse a un lazo social? Porque son también seres potencialmente subjetivables, aún el autista más autista.

Les comparto mi experiencia cuando estaba en el segundo año de residencia, comencé a tratar a un autista de cuatro años y sin saber cómo abordarlo, lo cité con una periodicidad de una vez por semana y esperé a ver qué se producía en el encuentro con ese niño. Presenté el caso del niño en un ateneo con los psiquiatras de todo el departamento, mostrando la posibilidad y las variaciones que había presentado este niño durante los seis meses que había estado en el dispositivo. Los maestros me dijeron, cómo es posible que un psiquiatra de final de siglo veinte ofrezca eso, usted no le va a enseñar a hablar a ese niño, con ese niño no hay nada que hacer, lo único que tiene la psiquiatría para ofrecerle es medicarlo. La experiencia me regaló la posibilidad de acompañar a ese sujeto hasta los veintidós años. Hoy en día tiene su noviazgo, es profesional, está inserto en un lazo social. Insisto, es la apuesta por dar cuenta de que hay una subjetivación posible, no estoy diciendo que se normalizó, no estoy diciendo que se neurotizó; existen dificultades para ello, existen dificultades en algunas cosas que para él son imposibles, es un perfeccionista. Lo fundamental es ofertar la posibilidad de una subjetivación, esa es la apuesta ética que las dos disciplinas debemos tener en cuenta. Porque si los tratamos como organismo enfermo, los convertimos irremediablemente en un organismo enfermo, en objeto de Otro y la posibilidad de subjetivación será poco probable. Antes bien, el acompañamiento con los sujetos psicóticos nos enseña el esfuerzo inaudito y singular que hace cada uno para lograr al máximo el uso de sus capacidades. Joyce da cuenta de eso, de un arduo trabajo de inserción en el discurso humano, en la cultura y como él decía, su producción tendrá ocupados a los universitarios por más de cien años.

Lo más grave para el psiquiatra o para el psicoanalista es considerar que ahí hay algo irremediable, el loco es alguien por el que nada se puede hacer, y es ahí desde donde apresuramos una formulación farmacológica parece que cualquiera que sea el fenómeno o la gravedad del mismo, bien sea el delirio, o en un caso de un niño que iba detrás del fogón de su mamá y se hacia popó, él mismo decía León Eduardo el popó no se hace aquí, aunque suene grave, hay que brindar la posibilidad de que algo de la construcción del sujeto sea posible.

El enemigo tanto del psiquiatra como el del psicoanalista es el loco definitivo, el loco incurable es algo catastrófico para el ejercicio nuestra profesión. El propósito con ellos es saber usar, estar atento para saber cuáles son los recursos con los que el sujeto mismo trabaja para producirse algo de su estabilización. Puede ser el ritual estereotipado, puede ser el manejo de su cuerpo tatuado de arriba abajo, pueden ser todas estar formas de vinculación como órdenes de hierro, los llamado nemos. Pero ahí establecen un lazo social, hay un lazo social posible. Lo fundamental no es lo fenomenológico, antes bien es ver la estructura y acompañar al sujeto. Es muy importante como psicoanalista y como psiquiatra saber y buscar qué es lo que desencadena la psicosis, en esos puntos de desencadenamiento el sujeto deja de ser él mismo, y es muy importante no solamente para pesquisar si es psicótico y que se desencadenó a los catorce años cuando murió el papá; o como en Schreber cuando no pudo tener hijos, el padre decía que a través de él iba a fundar una nueva raza. Lo importante no solamente es constatar qué es el desencadenamiento, sino reconocer en qué condiciones de puede producir otro desencadenamiento para evitarlo; ubicar cuáles son las coordenadas del desencadenamiento en la crisis, y eso es posible sólo implicando al sujeto, no con las descripciones de los padres. Sólo si el sujeto se implica podrá constituir con sus recursos formas de estabilización.

Una manera de saber hacer con la lengua inglesa, una forma de satisfacción, en Joyce, que le daba la estabilización que no le daba ningún otra forma de lazo social, Nora, su esposa tenía que estar a su lado permanentemente. Así muchos psicóticos tienen que estar al lado de, son formas de estabilización. Los adolescentes, Lacan en el seminario tres decía, necesitan un doble, un espejo para poder seguir, un argumento, un guión para seguir al compañerito, para saber como hacer con las mujeres, para saber como se acuesta uno con una mujer, por ejemplo. Hay que detectar cuáles son las formas de estabilización del sujeto psicótico, no sólo las farmacológicas. Es necesario reconocer que la oferta de psicofármacos genera una demanda geométrica de esos fármacos, hoy empiezo con una (…), una monoterapia, pero al cabo de diez años ya es el triconjugado, una combinatoria de estrategia 1, estrategia 2 , etc. Se ve en esos casos que la única oferta que se les ha dado es la oferta puramente farmacológica.

Para terminar, la ética del acto empuja a no renunciar a buscar en medio de esa situación difícil, cualquier que sea, al menos una posibilidad, hasta ese momento inadvertida; aunque esa posibilidad sea ínfima. Sólo hay éticas y quienes acompañan al loco o al psicótico día tras día confrontados a las apariencias de lo imposible, no deben dejar ofertar una posibilidad al menos. Para hacerlo deberá tener muchas capacidades para discernir esas posibilidades mínimas de lo posible. Lo que nos convoca con los psicóticos, no es tanto en este momento, creo yo, ni al psiquiatra ni al psicoanalista, un canto de victoria, sino más bien nos convoca un trabajo consagrado en el uno por uno y a largo plazo.

Bien, conversemos.

Pregunta: ¿…es el autismo una estructura o una pre-estructura? y ¿qué se le puede ofrecer al autista?

J.F. Velásquez: El autismo no fue creación de los diagnósticos modernos, no fue …quienes lo plantearon fueron los psiquiatras del siglo XIX, antes ya les decía que el autismo era un rasgo que encontraban en todas las psicosis, ojo, el autismo en todas las psicosis, por ejemplo, la autorreferencia como una forma de autismo, (…), refería a la autofilia, Bleuler antes que Camel, con todos los aportes, recibidos a través de Jung de Freud comprimió ese autoerotismo y lo volvió autismo, quitó el erotismo de esa definición y propuso autismo. Desde ahí empieza a reconocerse como uno de los signos clínicos comunes a todas las psicosis, desde ahí es que formulo mi respuesta a su pregunta. Lo que vemos en la clínica del llamado autista es la prevalencia de ese fenómeno clínico, pero todavía no sabemos a qué tipo de psicosis obedece. Podría decirse que este muchacho autista que yo he acompañado es un esquizofrénico, pero en principio se presentó como autista, pero he acompañado a otros pacientes que hablan más bien de una paranoia. En esto hay un debate incluso dentro del psicoanálisis. Para unos autores es una estructura distinta, para otros es una preestructura, como los Lefort, para Eric Laurent y otros que se dedican al trabajo con niños, se trata de una prevalencia de un fenómeno que todavía no ha mostrado su tipología; cuál va a ser la tipología de esa psicosis. Es preciso insistir que ese concepto como tal fue Bleuler quien lo propuso como una de las cuatro características de las esquizofrenias, pero presente en todas las psicosis y presente como fenómeno desde el siglo XIX.

Fecha: 09/03/2012
Modalidad: Presencial
Lugar: Hospital Psiquiátrico infantil Juan N. Navarro, Auditorio Matilde Rodríguez Cabo

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2012 Actividades Internacionales Archivo

La clínica lacaniana: su orientación y eficacia en el mundo actual

La clínica lacaniana: su orientación y eficacia en el mundo actual

Clara María Holguín

Viviana Berger: Contamos este fin de semana con la visita de Clara María Holguín, nuestra colega de la NEL-Bogotá que hemos invitado «con mucho gusto» – como dicen en Colombia, y con quien compartiremos un fin de semana de actividades sumamente interesantes – que ya les contaré.

No puedo evitar confesar nuestro especial «contento» en el evento de hoy, nuestro «mucho gusto», por una razón muy especial. Como salta a la vista, estamos inaugurando nueva sede para la Escuela – y esto nos pone muy felices. Esta inauguración va de la mano de la presencia de una colega de nuestra misma Escuela, que nos acompaña ¡en este acto tan trascendente! – compartir las alegrías con otros amigos, haciendo lazo, siempre potencia la intensidad. Nosotros estamos muy contentos y sabemos que nuestros colegas amigos de las otras sedes y delegaciones de la Escuela, también lo están.

Voy a decir sólo unas breves palabras – porque no podemos empezar esta conferencia sin mencionar el momento que estamos atravesando.

Creo que hemos llegado a este momento gracias al deseo mancomunado de todos los que hacemos a la NEL-Mx, esto es, miembros, asociados, alumnos y amigos del psicoanálisis, que nos leen, que se acercan, que comparten actividades.

En general, la expresión es «esfuerzo mancomunado» pero para mí es «deseo mancomunado», porque cuando hay «deseo», a mi modo de ver, no hay tal «esfuerzo», en todo caso, lo que hay es una fuerza, un empuje, que nos lleva y nos hace trabajar,nuestra energía queda puesta al servicio de la causa que nos convoca y no sentimos un peso del esfuerzo, más bien, sentimos una satisfacción y una alegría por nuestro trabajo.

En esta tarea en particular, para encontrar la sede, equiparla, dejarla a punto, ha participado especialmente una comisión sumamente trabajadora, deseante, eficiente, que ha dedicado mucho de su tiempo, que lo ha hecho con entusiasmo y excelente disposición. Debo hacer una mención especial para Carolina, Rosana, Paula, Gabriel, que con el apoyo cercanísimo de Marcela han tenido mucho que ver con que hoy podamos estar todos reunidos aquí. – Ya haremos un festejo el sábado en la noche y dedicaremos un tiempo exclusivo a la ceremonia inaugural. Pero quisiera pedirles a todo un caluroso aplauso para ellos.

Entonces, la NEL ya tiene casa. Y esto es el efecto de la existencia de una comunidad analítica del Campo Freudiano en México conformada por muchos, miembros, asociados, alumnos y amigos que dan vida al psicoanálisis en la ciudad.

Para terminar, voy a tomar una frase de un control de esta semana de una sujeto que decía que su «casa era su cárcel». Me resonaba con algo que Sergio Laia también decía de su consultorio, que era «su cárcel». Para mí, en todo caso, «una cárcel» que uno elige, donde queda «encarcelada» una satisfacción que hace lazo, que permite el ejercicio de un deseo y que entonces, siendo así, – para burlar la frase misma, y también el fantasma, una cárcel que «tiene las puertas abiertas». Las puertas están abiertas.

Volviendo al encuentro que nos compete hoy, la conferencia de Clara María Holguín, «La clínica lacaniana: su orientación y eficacia en el mundo actual», propone una interrogación: «cómo a través de nuestra clínica podemos dirigirnos a este «otro» que no quiere ceder nada de su goce, y, por qué nuestra práctica, la del psicoanálisis, es eficaz» – una buena pregunta que, en mi opinión, nos convoca en nuestra ética.

Clara nos propone «la clínica» lacaniana, que como sabemos, se sostiene en la palabra, en lo que se dice en un psicoanálisis. Y luego, Clara nos habla de «la práctica», la nuestra, esto es el tratamiento que proponemos, de lo real por medio de lo simbólico, que decimos «eficaz» – recordaba un artículo que escribí hace un tiempo, a penas llegué a México en el que pensaba algo de esto, justamente se llamaba «El analista y la eficacia de su lectura».

La clínica lacaniana: su orientación y eficacia en el mundo actualLa palabra del analista, su interpretación, es una palabra eficaz, es una palabra que toca el cuerpo, que actúa sobre el goce. Entonces, a diferencia de otras clínicas, por ejemplo, de la clínica de la psiquiatría, para el psicoanálisis no hay clínica sin analista, sin la inclusión de la respuesta del analista frente al síntoma. El analista debe dar una respuesta al síntoma, y una respuesta frente a los síntomas del mundo actual.

Estamos viviendo en un tiempo de «caída» de la palabra, de lo simbólico. Decía Wacjman en uno de los útimos Lacan Quotidien: cayó el muro de Berlín, las Torres Gemelas, tenemos los cracks bancarios, las crisis que se repiten, recesiones, etc. y con ellos, la caída de los tiempos modernos, los ideales, las creencias, las ideologías. E incluso, pone en la serie al arte, que otrora nos elevaba el alma, y nos hacía olvidar las durezas de la existencia, aportando belleza a nuestros sufrimientos y que hoy día, en vez de distraernos, nos transporta al corazón de lo real y nos hace ver eso que no queremos forzosamente ver.

Entonces, la invitación es a descender, a bajar los ojos y mirar hacia abajo, de hablar de todo lo que cae, pero en todo caso, no para caer con ello, sino para capturar algunas luces que el deseo del analista es capaz de producir.

Clara Holguín: Muchísimas gracias por esta invitación que me han hecho… ¡qué mejor que estar a aquí en este momento tan especial! Realmente, creo que es del orden del «acontecimiento», tanto tiempo, tanto recorrido y algo se concreta. Sin embargo, les venía diciendo a Marcela y a Ana que, de alguna manera, era algo extraño, porque cuando uno los lee vía internet con todo el trabajo que hacen, con las páginas que tienen, con los boletines tan maravillosos del los cuales todas nuestras sedes tomamos ejemplo y tratamos de ver cómo nos aproximamos un poco a ustedes, hubiera creído realmente que tenían un local. Esto, ¿por qué se los digo? Porque realmente, hay algo que se encarna de tal manera que parecería que esto estuviera matizado de otra forma. Cuando de pronto nos dicen: «No, no tenemos local»… ¿Cómo que no tienen local?… No sé si logro transmitir algo de esto que esta más allá de este lugar, pero que sin duda también es importante – cómo hacemos este lazo con la ciudad y cómo nos inventamos estas pequeñas cosas para hacer este lazo con la ciudad y sin duda tenerlo físicamente es parte de eso.

De manera que los felicito. No quiero arrancar sin darles mis mayores felicitaciones para ustedes y seguramente esto habla de un muy buen provenir de la NEL en México ¡Felicitaciones!

Bueno, ¡qué mejor que hablar sobre la eficacia! Tengo que decir que además es una propuesta de otro, cuando hablábamos un poco como conversar sobre esta conferencia pública y mandé un primer título, Ana me devuelve diciéndome y ¿qué tal si con este planteamiento te animas a nombrarlo de esta manera y provocamos un poco a nuestro público hablando de la eficacia? Era verdad que iba a hablar de la eficacia, pero sin decirlo – claro, pero eso me comprometía un poco porque ya nombrar la palabra «eficacia» en el mundo actual era un compromiso demás con ustedes, vamos a ver, ya me dirán, si me mido, si estoy a la altura de eso.

Hablar de la orientación y eficacia de la clínica lacaniana implica necesariamente referirnos al sujeto de nuestro tiempo y las variadas formas con las que se presenta en la clínica, únicamente desde allí podremos decir algo sobre su eficacia.

De cualquier modo, hablar de la eficacia no será una tarea fácil, al menos como clásicamente se la entiende, hace apenas unos meses G. Dargenton, [1] en Bogota, habló de la eficacia como un término acuñado por el avance del mercado y la falsa ciencia, esa que pretende ligarse a la contabilidad fría de una higiene falaz, en la cual la regulación de los cuerpos sea posible, de un número, de un dato estadístico, que forme parte de una lista estandarizada del dolor de existir; sin embargo y a pesar de ello, hay que ocuparse de la eficacia sin rechazarla, dándole todo su peso en el psicoanálisis, y hará falta tomar distancia de nuestra época para ubicar sus impasses.

Dividiremos el trabajo en tres partes:

En la primera parte, haré referencia a «nuestro mundo actual», a fin de pensar el lugar que tienen los objetos en él, designaré este apartado con el título del libro de Jean Claude Milner La política de las cosas, para interrogarnos ¿cómo es esto de que somos gobernados por los objetos? Dos ejemplos me servirán para ilustrarlo; en la segunda, del NO…..al Sí y lo Real haré alusión a las implicaciones estructurales de La política de las cosas para averiguar con qué clínica nos encontramos y qué tipo de síntomas se presentan en ella; y, en la tercera, una terapéutica que no es como las demás, abordaré el tema de la eficacia ¿Cuál es la eficacia del psicoanálisis?

La política de las cosas
La política de las cosas es una referencia que tomo a partir de escuchar a Marie Hélène Brousse, psicoanalista francesa, hace un año en un Seminario en Córdoba, Argentina, «Del Ideal hacia el objeto (hablando del superyó)».

La clínica lacaniana: su orientación y eficacia en el mundo actualSe trata de pensar el lugar y la función que adquieren los objetos que nos ofrece la ciencia y que el mercado promueve. Pongo a consideración el primer ejemplo, también de aquél seminario, que son esos pequeños objetos, cosas útiles que nos sirven para cuidar a nuestros niños, previniendo así que se lastimen: son objetos que se encargan de que los niños no introduzcan sus dedos en los enchufes ni en las puertas mientras mamá va corriendo; evitan también que se golpeen con las esquinas de la mesas y que abran los cajones, poniendo en riesgo al niño. Desde luego, no los desaliento en su uso, pero nuestro propósito aquí es averiguar el lugar que ocupan. Entonces, el niño no se lastima, no se electrocuta, no corre riesgo, basta colocar el objeto. No se requiere de un otro que diga: ¡no haga eso!, ¡no pongas la mano allí!, ¡no abras el cajón! Se prescinde del otro que prohíbe porque allí está el objeto para cumplir con esa función.

El otro ejemplo que quiero introducir es el uso del objeto «cámara», hoy cada vez más común, se multiplican de modo frenético tanto en las instituciones educativas como en las calles; hay las que están hechas para vigilar, se encuentran por todas partes, vivimos con ellas. Y como en el caso anterior, teniendo la cámara ya no se requiere de que haya alguien que diga alguna palabra ni que prohíba, porque la cámara vigila, es un ojo que viene a sancionar e impone la prohibición. Estos aparatos se hacen presentes en las casas con la pantallas de televisión, con las computadoras y con los celulares, entre otros; de modo que se trata también de un objeto que te captura, una mirada, un ojo, atrapando los cuerpos y que empuja a la adicción, no puedes parar de mirar….ese objeto (el objeto mirada, representado por la cámara), separado del cuerpo es aquello que viene a comandar y ordenar la vida.

En el lugar del No…aparecen los Objetos (las cosas).


En el lugar del no, es decir, de una palabra que introduce la interdicción, la prohibición, aparecen los objetos que dicen: Sí. El no y la prohibición han sido sustituidas por el Sí y el objeto real.

Objetos (cosas) = Sí y lo real
___________
NO

No es necesario hablar ni decir que no, porque el objeto ya tiene esa función.

Esto no coloca al niño frente al imposible ni la interdicción sino ante su propia impotencia, porque se trata de una forma de decir que sí…Pueden tocar cualquier cosa que da igual porque nada pasa ni siquiera deben tener cuidado, nada pasará. Luego, el niño carece de cualquier idea de lo imposible o de lo prohibido, pero si vive constantemente con lo que sí puede. Como ya decía, no se trata de desestimar los objetos del mercado, sino de saber qué uso les damos.

Entonces, es la posición contraria a la prohibición. Veamos, cuando a alguien se le dice: «está prohibido pisar el prado», inmediatamente da lugar a que en otro lugar sea posible pisarlo, que haya un prado que sí se puede pisar, es decir que exista la excepción, al tiempo que se produce la posibilidad de hacer lo contrario, transgredir la orden.

Frente a la interdicción, el deseo alcanza a engancharse, pero frente a la impotencia no se consigue hacer nada…Esto no es otra cosa que el pronóstico enunciado por Lacan, años atrás, al situar el objeto en el cenit social para señalar como los objetos nos comandan.

Pasemos pues a tratar de entender qué quiere decir este movimiento que se registra en «el mundo actual». Ya no en términos fenoménicos sino estructurales.

Del No….al Sí: consecuencias clínicas.
Empecemos por el ABC. No se necesita ser psicoanalista para saber que cuando nos encontramos ante el hecho de hacernos seres sociales, civilizados e introducirnos en el mundo de la cultura: implica una pérdida. Digámoslo de modo simple, al contrario de la respuesta de los animales que frente a la necesidad encuentran el objeto de su satisfacción; para el sujeto humano, cuando requiere satisfacer un objeto de la necesidad tendrá que pasar por el lenguaje, si tiene hambre su necesidad tiene que pasar por el lenguaje (por el significante), requiere demandar, y este paso de la necesidad a la demanda implica la pérdida del objeto natural, de ahí en más el objeto faltará (será un objeto que puede o que no puede estar, es decir un objeto simbólico).

Entonces, no hay la satisfacción de la necesidad para el sujeto humano. El objeto de la satisfacción falta, y esta misma falta es la que constituye el deseo. Es por la vía del deseo que el sujeto intentará encontrar ese objeto, aunque no sea más que alucinatoriamente (fantasías, sueños), y constituyendo a ese objeto perdido en un objeto causa del deseo, que cause ese movimiento de búsqueda. Ahora bien, este encuentro del organismo con el Otro (del lenguaje) adquiere una forma particular para cada uno, fijando condiciones singulares de satisfacción para ese sujeto. Esto es lo que conocemos con Freud como la pulsión. Entonces es por la vía del Otro, del significante, que el sujeto encontrará su satisfacción, intentará recuperar algo de esa satisfacción originariamente perdida.

Bien, ¿de qué nos habla esto? Esto nos coloca claramente en la lógica del deseo y de la falta, el objeto siempre está en falta, y ésta es una lógica negativa, el objeto aparece siempre como lo que no hay…. Y frente a ello se hallan las vías posibles para recuperar algo de lo perdido (objeto a).

Esta lógica implícita en la constitución subjetiva se redobla en lo que conocemos desde Freud como el Edipo y que Lacan va a retomar bajo la metáfora paterna, la operación del Nombre del Padre, Nom du père, lo digo en francés para introducir el equívoco en juego y señalar así de lo que se trata radicalmente con esta metáfora, y no perdernos en el mito. El padre del Edipo es el padre que dice: No, por un lado, No a la madre y No al niño, y por el otro, es aquél que dice que Sí. Al tiempo que le dice al niño, «con ésta no», dice «con las otras sí», él mismo se coloca bajo la ley porque dice: con ésta sí, con las otras no.

Entonces estamos diciendo al menos tres cuestiones:

1- Que el Nom du père pone en juego a la vez el nombre y el No. Da cuenta de la nominación que introduce el nombre del padre, en su función al decir «No». Nomina, acota, pone un límite. Cuando nombramos algo, se acota, se delimita, algo toma forma y deja de causar el sinsentido. Este efecto lo tiene el nom, del nombre del padre.

2- Que el padre transmite una versión (père-version), una versión de esa mujer que es la madre, pero además, y en ese sentido, estamos diciendo también que no se trata sólo de un padre muerto.

3-Que un padre, como dice Lacan en el Seminario 18 (De un discurso que no sea semblante) «si lo que se nombra padre, el Nombre del padre, es un nombre que tiene su eficacia, precisamente porque es alguien que se levanta para responder» es decir, si el padre es eficaz lo es porque, primero, es nombrado, o sea es quien viene al lugar de ese nombre; no es que sea, sino es aquello que representa ese lugar, por eso hablamos de la función del nombre del padre. Es un semblante. Y segundo, es eficaz porque hay «alguien» que se levanta para responder, es decir hay una presencia real y libidinal que sostiene el semblante, que articula el semblante.

No se trata de un «hacer como…» sino de «estar» en el semblante, hacer pasar por lo que «se es», hay que parecerlo, hay que estar en eso que se quiere hacer ser. El semblante materializa lo real, si lo real es un referente vacío, de igual modo el semblante materializa eso real con la presencia.

Si el padre puede hacer de semblante, nombrar, entonces logrará realizar una separación con lo real, introduciendo un límite al goce. Podrá hacer las veces del lenguaje, pero para ello debe ser uno que encarne la ley. Este es el verdadero operador de la castración, que vuelve eficaz el semblante, Esto permite que haya interdicción como efecto de este padre y que conocemos clásicamente como superyó (Superyó como heredero del complejo de Edipo).

Sin embargo y con esto volvemos a nuestros ejemplos: en nuestra civilización los objetos no faltan, están sumamente presentes, dando la ilusión de que no existe lo prohibido, que todo es posible, es decir que hay goce posible. No se trata ya de la lógica de la falta ni de la pérdida, sino de la lógica que introduce el objeto: una lógica de lo que hay.

Es un No a la castración, donde no sólo no funciona el operador que introduce el límite, es decir no hay quien encarne la ley (y que es evidenciado como el declive de la función paterna) sino que además agregamos que ante este declive se evidencia la presencia de los objetos reales, lo que conmueve la relación entre real y semblante. De un lado, en este declive aparece un semblante vacío de referente y del otro, el vacío llenado con objetos. No hay quién se levante para decir: aquí estoy, antes bien en ese lugar surgen objetos que sustituyen esta ley, haciendo creer que es posible acceder al objeto y que efectivamente no falta, diríamos entonces: hacen creer que se puede acceder al goce, a la relación sexual.

Si no opera la castración, la muerte es el único principio de limitación al goce.
Entonces, fíjense, el mundo que estaba regido y organizado por lo que llamamos en psicoanálisis el régimen del Nombre del Padre implica necesariamente Uno que ordenaba diciendo lo que estaba prohibido, Uno que daba consistencia al conjunto, Uno que representaba la ley, que estaba habitado por una voluntad de castración, que dice: ¡no goces!, un Otro que interpone un No al goce. Es lo que se conoce como el goce (edípico), un goce que debe ser rechazado, debe ser prohibido, debe pasar por un No en primer término, para luego ser alcanzado, permitido y en tanto positivizado pone de manifiesto las formas estructurales del deseo: imposible, prevenido e insatisfecho. Se dice No al goce, para después enunciar un Sí de orden superior, recuperar algo de ese goce (se hace entrar el goce en la dialéctica del deseo): «es preciso que el goce sea rechazado para que pueda ser atendido….». la ley del deseo, es la ley que crea el deseo por medio de la prohibición y por la negación, por lo tanto se debe dar vuelta a esta ley para tener acceso a lo que desde hace tiempo está prohibido.

La clínica lacaniana: su orientación y eficacia en el mundo actualHoy, con el sujeto de nuestro tiempo nos encontramos con todo lo contrario, ya no se trata de un objeto y un goce prohibido, donde la ley y la nominación tienen un efecto de corte, de separación con su malestar implícito, sino que el objeto y el goce no están prohibidos, están permitidos. Todo se puede. Conocen el slogan: anything is possible o nothing is impossible.

Antes de sacar las consecuencias de esto, debemos dar una vuelta y avanzar un poco, para acabar de comprender por qué se produce este giro.

Volvamos a esta ley. Esa ley que organiza y que nos permite vivir en comunidad, dando sentido al mundo, que organiza el mundo simbólico para el ser hablante y sus relaciones, estableciendo posibilidades de intercambio humano; es una ley, sin embargo, que no puede recubrir todo el goce, no logra acotar el goce completamente, por lo tanto algo de eso retorna bajo la forma de la demanda insaciable, que adquiere la forma de un imperativo, insensato, ciego y sin sentido. Lo que queda separado (el objeto) aparece en una repetición insaciable, como orden de muerte. Son todas las experiencias pulsionales que aparecen bajo la forma del mandato del cual el sujeto se encuentra separado y que se pone en juego en la demanda misma: ¡come! ¡No comas tanto chocolate, te enfermarás!, ¡te vas a caer!…. Son órdenes.

Entonces tenemos la ley pero también ella es destrucción. Esta ley da cuenta de la estructura del lenguaje, del imperio de lo simbólico en el ser hablante. Por estructura, el lenguaje introduce la pérdida y con ello la repetición incesante, es algo que se repite como orden de muerte. Efecto del lenguaje que podemos nombrar como efecto superyoico, que ya no funciona como prohibición, sino que ordena y pide más y más.

«Presenciamos la transformación de un orden que ya no responde ni al Uno (que ordena) y que funda la jerarquía, ni al principio de nombrar»[2], más bien, como señala E. Laurent se trata de ese «encore» que no cesa: «si uno está feliz, cómo ser más feliz aún»[3]. «Las fuerzas del ideal del yo han sido dejadas progresivamente de un lado en beneficio de un nuevo orden, que no es bueno o malo, bello o feo, verdadero o falso respecto del precedente, sino que es de hierro», como lo señalaba el psicoanalista E. Laurent[4]. Asistimos a la redefinición de la instancia del superyó.

Algo escapa a la metaforización, (en la metáfora siempre hay dos significantes, S1, S2, uno se sustituye al otro, el nombre del padre, sustituye al deseo de la madre), algo escapa a la nominación, dejando ver la otra cara en juego, que no es su cara de prohibición, sino del imperativo y que se pone en evidencia en un mundo donde no falta nada, donde no hay nada para prohibir, porque todo está permitido, no hay nada para transgredir porque como bien hemos mostrado, la ciencia y el mercado ofrecen objetos, múltiples objetos para responder.

No hay más metáfora. Hay el Uno. S1, S1, S1, unos solos.
Entonces, el mundo actual, el funcionamiento social de nuestra civilización aparece comandado por la permisividad, los objetos no faltan ni están prohibidos, lo que nos ubica más del lado del goce que del deseo.

Entonces al contrario de la clínica del deseo y de la falta (de la pérdida), donde es posible dar cuenta de las distintas formas del deseo como insatisfecho, imposible o prevenido; hoy la clínica tiene otra presentación, se trata de una clínica del goce, una clínica que tiene que ver con el goce «del» Otro, otro que dice: ¡goza! Y este es un problema, porque el Otro en cuestión (es un adelanto para nuestro seminario), no es el Otro del goce, entendido como deseo del Otro, sino que el Otro remite al cuerpo, al goce del cuerpo. Aquí se trata de una ruptura con la dialéctica (de la que hablamos arriba, donde era posible hacer entrar el goce en relación al deseo), para hablar de un goce al que se puede acceder por medio de los objetos que posibilita el mercado y la ciencia, goce que no depende de la prohibición ni de su recuperación, goce que no depende del Otro. El goce que no es del orden de la prohibición ni está articulado a la ley del deseo, es del orden del traumatismo, del choque, de la contingencia, es objeto de una fijación.

Se trata de algo más allá de la prohibición, tal como se presentifica en nuestro tiempo, como un goce positivizado, el de un cuerpo que goza. Es aquí cuando Lacan puede hablar del goce femenino, desprendido del penisneid que es una función negativa. Lo que Lacan entiende por este goce especial que está reservado a la mujer, es precisamente la parte del goce que subsiste sin sufrir la prohibición, no sufre la dialéctica, prohibición/recuperación.

Es una clínica que da cuenta de lo que ya nombramos entre nosotros (la orientación lacaniana) como la feminización del mundo, que no es que los hombres se vuelven afeminados y las mujeres masculinas. No. Se trata de la lógica femenina en términos de lo que Lacan introdujo en los años 70, como la lógica del «no todo», en comparación de lo que llamamos la lógica masculina que es la lógica del todo, del todo y la excepción. Esta feminización introduce lo que J.-A. Miller ha retomado de Lacan, en un ya famoso seminario El Otro que no existe y sus comités de ética, para señalar que la feminización es tributaria del estado actual del Otro, el Otro que no existe.

Que no quiere decir que no haya Otro, sino que el Otro existe de una forma incompleta e inconsistente. Incompletud quiere decir que no hay un significante último que termine de completar el conjunto de significantes, falta un significante. Inconsistente quiere decir que esa falta de significante se compensa porque alberga un objeto, dice Lacan, que es de otra estofa que el significante: el objeto a.

Entonces, el «no todo» y la feminización que implica el «sin límite» que son lo contrario del todo y la excepción cuyo régimen introduce el límite, el no goce absoluto, la imposibilidad. En la lógica del no todo, hay un sin límite (podría decir también no hay límite), hay una serie infinita, son los S1, S1, S1 solos, no hay forma de hacer el todo porque no hay excepción que haga un todo, por eso la lógica del no todo es tirana, porque nunca cierra.

Entonces decir que no existe el Otro, no es decir que no hay Otro, sino que es inconsistente e incompleto y en ese sentido da cuenta del fracaso mismo de los semblantes para mantener el reinado del nombre del padre, el fracaso del padre como semblante, es decir como aquello que permitía anudar lo real (goce, satisfacción) y lo simbólico, y que describimos comúnmente como el declive de la función paterna, que ya no es ordenadora del conjunto.

Caído este semblante paterno se pierde la distancia establecida por éste, es decir la diferencia que media entre este hacerse pasar por lo que se es, quedando el referente vacío (lo real) -como era el caso del padre- y lo real; es decir, si ese semblante cae nos enfrentamos a lo real, que aparece como una invitación, para decirlo del mejor modo, porque en realidad es un imperativo, a ese infinito, al no-todo, a que todo se pueda, a que no haya excepción, a hacerlo todo.

Podemos entonces preguntarnos, si lo que viene en lugar de la función de nominación ejercida por el padre, allí donde hay un verdadero declive del padre en tanto que valor metafórico y de nominación ¿es la función del superyó? Efectivamente. Se trata de la ley que no tiene otro objeto que ella misma. Y en ese sentido tiene que ver con lo femenino, porque es una ley que se origina en un mandato caprichoso que no tiene ninguna justificación para legitimarlo, una ley sin razón, sin sentido, y es importante decirlo así, porque nos permite separarnos de la idea imaginaria del superyó como algo malo, o sea emanciparlo de la figura (como señalaba MHB) de lobo malo y feroz, consecuencia del Edipo, para ubicarlo mas allá del Edipo. Esto es: del lado del objeto.

Y esto es precisamente lo que nos señala Lacan en el Seminario 18, De un Otro al otro, cuando se pregunta, ¿qué dice el padre en el ocaso del Edipo?, dice lo que dice el superyó: ¡Goza! La voz como un objeto es la concretización del goce del ser hablante.

El padre de la declinación del Edipo, dice en el mismo seminario, es un padre que no dice no, sino que dice Sí, pero no se trata del si de la autorización, que veíamos hace un momento, y que Lacan describe como el tercer tiempo del Edipo- un Sí que leíamos en términos del padre de la promesa y de la autorización porque para ello se requería del no previo; más bien se trata de un Sí que se interpreta como ¡Goza, sí, tú tienes que gozar!

La clínica lacaniana: su orientación y eficacia en el mundo actualNo es el padre de la metáfora paterna ni el padre del Nombre del padre, cuyo régimen es el no, sino el padre que dice sí, pero en el sentido de un sí que autoriza al goce. No tiene que ver con el significante ni con el nombrar, sino con el goce, es el padre del goce. El superyó reemplaza la función de la nominación y la metáfora, el superyó viene al lugar donde falta el poder de nombrar, atribuido a la función de autoridad.

El nombre del padre que implica la pérdida y la castración se sustituye por una función absoluta (Seminario 16), ahí se habla del superyó en términos de función: a ese nombre del padre se sustituye una función que es la de «nombrar para», y agrega, ser nombrado para algo, he aquí lo que despunta en un orden que se ve efectivamente sustituir al nombre del padre, «Salvo que aquí, (agrega Lacan, con la sustitución del nombrar para) la madre se basta por si sola para designar su proyecto y para indicar el camino».

Es una promesa de la madre sola con el niño. Este «nombrar para» implica el uso y no el nombre, es un poder de lo real mayor que el poder del significante.

Entonces para concluir:

«Las modificaciones del orden simbólico de hoy, que van desde la fragmentación del Nombre del Padre, y el avance del orden social de hierro, que se concretiza por el auge de los protocolos cognitivistas y el reemplazo de nombre propio por la función, «nombrar para» hasta la multiplicación de los modos de goce como nominación identificadora[5], deja abierta la pregunta sobre el modo actual de anudamiento[6] esto es, sobre el modo en que incide este orden de hierro en la constitución subjetiva.

Veamos la diferencia. Cuando el simbólico estaba regido por el Nombre del Padre e incluso, por la función de nominación, el malestar aparecía ligado a la interdicción del goce y en ese sentido estaba articulado a la falta. El objeto aparecía bajo la forma de «lo que no hay», confrontándonos con un menos de goce, que por supuesto no impide desear y transgredir para acceder a él. La interdicción del goce responde al deseo del Otro, un Otro habitado por una voluntad de castración, que dice «no goces». Es Otro que interpone un No al goce.

Hoy, al contrario, el funcionamiento social de nuestra civilización aparece comandado por la permisividad, los objetos no faltan ni están prohibidos; lo que nos ubica más del lado del goce que del deseo. Hoy, cuando el mundo ha dejado de tener como punto de capitón el Nombre del Padre, aparece no la faz interdicta del superyó, sino su cara exigente, la ley del hierro que exige gozar y gozar cada vez más. Como lo señala M. H. Brousse «se trata de la promoción del imperativo de satisfacción como regla de la civilización, al estilo del slogan del capitalismo: «dos por uno», «más cosas por menos dinero», «más para más gente»; se rechaza todo efecto de división subjetiva y la anulación de la pérdida, que se suple con la multiplicación de objetos. La vejez, el sufrimiento o la muerte, tienen como respuesta la cirugía, el medicamento o cualquier tipo de gadget».

El superyó viene al lugar de la función de nominación ejercida por el padre. Allí donde falta esa función aparece la voz, la voz que pide más. Mandato insensato que se reduce a una voz que ordena ¡¡Gozar!! ¡tú tienes que gozar! frente a lo que el sujeto obedece dócilmente.

Gadgets (letosas) que llenan el cielo y que dejan al sujeto impotente frente al imposible de alcanzar todo, producen hoy lo que conocemos como la clínica de las adicciones generalizadas. A las adicciones tradicionales – a los tóxicos, a las drogas, al alcohol, al juego- hay que añadir la adicción a internet, los compradores compulsivos, el sexo, el chat, que bien nombramos como work-adict, sex-adicts, shopping-adict, entre otros.

En la sociedad actual todo deviene adictivo, produciendo correlativamente otro síntoma no poco conocido, la depresión, efecto de la imposibilidad de sostener el imperativo de la nueva ciencia de la felicidad, que propone tener lo que el otro tiene. La felicidad ha pasado a ser un nuevo objeto de consumo.

A esto agreguemos, sin temor a equivocarnos, las perversiones como un lazo con el otro, que describe claramente los nuevos desórdenes. «La sexualidad hoy declara sus prácticas sin represión en el Otro y se afirma en un polimorfismo, de modo que para la mayoría, la vida sexual esta liberada de los lazos sociales tradicionales que la contenían: todo el mundo se acuesta con todo el mundo».[7]

Describimos descarnadamente esta «aspiración de un mundo sin real, donde se impone la satisfacción del deseo en lugar del deseo porque «ya nada es imposible».

La oferta desmedida de la ciencia y el capitalismo responden inventando más y nuevos objetos. Estos objetos no son los objetos de la fantasía, son objetos que se vuelven reales. Las cosas toman el lugar antes ocupado por los valores y las pasiones. Allí donde antes están los ideales como lo que ordenaba el mundo, ahora aparecen los objetos de «consumo» como los amos del sujeto y de la época. Es «la política de las cosas», ficción de una época que no requiere de la palabra.

Las adicciones de todo tipo, señalaba hace poco en la presentación del próximo PIPOL: «los trastornos dis (lexia, grafía calculia, ortografia…), los trastornos hiper (sexualidad, actividad), los trastornos de la adaptación, de la personalidad antisocial, los superdotados… todos estos trastornos hipermodernos testimonian de la elevación al cenit de un goce que no se reabsorbe en la estructura. Estamos siempre en el demasiado. Demasiado consumo, demasiada agitación, demasiada inteligencia, demasiado anti, demasiado placer… Esta pérdida de la medida testimonia de cuánto el falo ha perdido su vigor. Notemos que los nombres dados a estas comunidades de seres-hablantes hiper o dis son intentos de clasificar a los sujetos, no a partir de sus construcciones simbólicas, sino a partir del goce que los congrega. Esta necesidad de tomar las cosas por el extremo del goce no escapa evidentemente al psicoanálisis de orientación lacaniana. Pero éste opera en sentido inverso: apunta en cada uno a aquello que del goce les es absolutamente singular, sin ninguna medida común con el goce de ningún otro. Llevando hasta el final las consecuencias del Uno solo, diremos que hay tantas clases como casos.

Eficacia: una terapéutica que no es como las otras.
-El Inconsciente es el discurso del Otro: leer la época, interpretarla. A partir de eso un saber hacer en la clínica que responde a este discurso del Otro, pero –como decíamos- manteniendo una distancia con respecto a él, «siendo anacrónicos».

-El discurso del amo converge con el discurso analítico. Una formación para el analista que le permite saber sobre la inconsistencia del Otro, es saber hacer con eso e inventar un saber hacer ahí, por lo tanto, ocupando ese lugar estará advertido de que allí en el Otro no hay nada, y que los objetos que intentan suplir, no son más que formas de hacer existir la relación sexual. Siempre que el psicoanalista emprenda su tarea a partir de la inconsistencia, a fin de hacer deconsistir al Otro desde luego no sin el semblante, estará advertido de que no puede acercarse a ese real si no es por esa vía, haciendo uso del semblante que se encarne vía la palabra pero también el cuerpo; ya que sabe que en la palabra, el lenguaje causa el goce y que el goce está en el bla, bla, bla. Así pues la presencia del psicoanálisis en el mundo ya sea una oferta o bien una apuesta para el tratamiento de la inconsistencia del Otro deberá ser distinta a aquella que impera en los impasses de nuestra civilización.

-La nominación como una manera de rebajar el poder del superyó, poniendo en el lugar de la voz, el objeto, pero no como objeto de goce, sino objeto como causa de deseo, un deseo nombrado, esto no quiere decir que deje de ser inconsciente, es decir no deja de ser real.

La clínica lacaniana: su orientación y eficacia en el mundo actual-No a lo universal. NO a la homogenización. Es la demanda del Otro contemporáneo, la tarea del psicoanálisis se diferencia de otras psicoterapias porque opera en la vía de hallar la singularidad.

-Encarnar un deseo vivo. La eficacia del analista en su quehacer se produce precisamente porque es quien se levanta para responder, ser nombrado como analista es poder ocupar el lugar del semblante de la mejor manera (que implica también haberlos dejado caer), es decir hay una presencia real y libidinal que sostiene el semblante, que lo articula. Pensémoslo, como decía arriba: No se trata de hacer como… sino de estar en el semblante, hacerse pasar por lo que en realidad se es, hay que parecerlo, hay que estar en eso que se quiere hacer ser. El semblante materializa lo real, si lo real es un referente vacío, igual el semblante materializa eso real con la presencia. Por eso no hablamos de un psicoanálisis por internet, ya que se requiere de poner el cuerpo tanto del sujeto como del analista.

-El psicoanálisis es eficaz porque se orienta hacia lo real. Hacia el goce. Y esto quiere decir que toma al síntoma como aquello que da cuenta de la invención del sujeto frente al encuentro con ese goce, no se trata de un déficit ni de algo que hay que compensar como tampoco reparar; en cambio, el síntoma como invención, como dice Stiglitz, es una producción del sujeto a partir de los restos con los que cuenta y que le sirven para algo. Esa solución construida con lo que se oyó y con lo que quedo de las palabras del Otro, si bien puede causar malestar e insatisfacción es una solución que no hubiera sido la mejor, habría quizás una peor. Dicha invención que además de producir menos malestar al sujeto es causa también de cierta satisfacción.

-La clínica psicoanalítica anuda el cuerpo y el goce, por un lado, y por otro lado, la palabra que viene del Otro que incluye la interpretación. El anudamiento entre ambas dimensiones constituye la posibilidad del psicoanálisis. La clínica, reafirmó Graciela Brodsky, no es la práctica del psicoanálisis, sino el saber, la elucubración de saber que se extrae de la práctica. Y la clínica psicoanalítica se define por la inclusión de la respuesta del analista frente al síntoma; es en ello que se distingue radicalmente de la clínica psiquiátrica o cualquier otra clínica. Se trata de dar a los cuerpos un destino distinto del marcado por la bilogía y por las clasificaciones. Un destino singular en el que la responsabilidad subjetiva cobre su cuota.

A la interpretación desde el nombre del padre que da sentido, se substituye un nuevo manejo del goce del Uno solo, que está fijado al cuerpo. El analista, que era descifrador del inconsciente, deviene el pragmático por su presencia y la de su cuerpo, conversa, anuda, desanuda, afloja, consolida… Un bricolador que opera con el inconsciente real que hay, antes que con el inconsciente transferencial que sabe.

Notas

  1. G. Dargenton, (Conferencia sobre adicciones)
  2. Brousse, MH. Hacia el VIII Congreso de la AMP: El Orden Simbólico en el siglo XXI. No es más lo que era. ¿Qué consecuencias para la cura? Brainstorming, Virtualia 21.
  3. Laurent, Eric. Freudiana 59.
  4. Indart, Juan Carlos, Orden de Hierro,. Scilicet, El Orden simbólico en el siglo XXI
  5. Brousse, MH. «Inconsciente». Scilicet. Hacia el VIII Congreso de la AMP: El Orden Simbólico en el siglo XXI. No es más lo que era. ¿Qué consecuencias para la cura? Brainstorming..
  6. «Anudamientos»: «Qué es lo que se anuda en la constitución subjetiva? El goce del viviente, la imagen especular y lalengua». Stiglitz, G. Scilicet. Semblantes y sinthome. Silicet. Hacia el VII Congreso de la AMP.
  7. M.H, Brousse, Nuevos desordenes, op, cit.

Fecha: 09/12/2012
Modalidad: Presencial
Lugar: Sede NEL CDMX

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Adolescentes deprimidos, hoy: Una perspectiva psicoanalítica

Adolescentes deprimidos, hoy: Una perspectiva psicoanalítica

Dra. Piedad Ortega de Spurrier

Viviana Berger: Este fin de semana nos visita la Dra. Piedad Ortega de Spurrier, quien proviene de la ciudad de Guayaquil, en la República de Ecuador – y quien ocupa actualmente en nuestra Escuela, el cargo de Presidenta. Estamos muy contentos con la visita de Piedad a México, le damos la más cordial bienvenida, augurando un fin de semana muy productivo. En el día de hoy por la tarde, a las 19.30 hs. aquí mismo, en la Alianza Francesa, tendremos el Encuentro de Biblioteca, en el que se presentará el último libro de nuestra Delegación, ¿Cómo se forman los analistas?, al que están todos también invitados a participar.

La conferencia que escucharemos ahora, lleva por título, «Adolescentes Deprimidos, hoy. Una perspectiva psicoanalítica» – por cierto, un tema muy actual, muy preocupante, sobre el cual vale mucho la pena reflexionar. Particularmente, en la adolescencia la depresión es un problema que se ha generalizado a nivel mundial, que debemos asumir como un tema de la época. Según las estadísticas de la OMS resulta la tercera causa de muerte en los jóvenes entre 15 y 24 años – cifras, sin duda, alarmantes.

Como bien subraya Piedad, estar «deprimido», estar «bajoneado», son los términos más comunes que nos toca escuchar cuando recibimos a adolescentes en la consulta. Son significantes con los que se nombra algo del orden del malestar de la juventud, con los cuales los sujetos nombran algo de un sentimiento de vacío que les aqueja, que nos dicen de una forma particular del sujeto de situarse en relación al deseo y al goce.

Muchas teorías psicológicas explican este fenómeno en función de los avatares afectivos de esta etapa y muchas teorías neurocientíficas, desde la química de la evolución del cerebro. – El otro día me comentaban respecto de una conferencia que tranquilizó a muchas madres, en la que el científico explicaba los cambios del humor de los adolescentes y sus respuestas intempestivas a partir de los efectos del crecimiento de la masa cerebral.

Para nosotros, los psicoanalistas, se trata de un real de la clínica de la adolescencia del siglo XXI, con todas las implicaciones que este siglo conlleva, que no dejan de determinar los síntomas, y las formas con que los síntomas se manifiestan no sólo en el consultorio sino en la cultura actual. Esta indiferencia de los jóvenes no está desarticulada respecto del contexto en el que se nace y se vive, en nuestro caso, el seno de una sociedad de consumo en el que la función paterna está en desuso, y en la que en lugar de ideales, la vía de lazo resultan los blogs, internet, el chat, las «redes sociales», etc.

¿Qué pasa entonces, en este contexto en la adolescencia, con la sexualidad, el amor, las elecciones del sujeto en relación a su deseo y su identidad sexual? ¿Se trata del no-encuentro o del encuentro imposible? Este debate que hoy pone el foco en la adolescencia, es un debate que estamos sosteniendo en el interior de nuestra Escuela desde hace casi un año, y que se plasmará en la próxima actividad de nuestra Escuela, que son nuestras VII Jornadas, esta vez en Medellín, y que llevan por título «El sexo y el amor en el siglo XXI, de qué satisfacción se trata», a las que están todos muy cordialmente invitados también.

Para finalizar, les leo una breve semblanza de nuestra invitada, para darle entonces, a ella la palabra y desarrollar todas estas cuestiones.

Piedad Ortega de Spurrier es Doctora en Psicología Clínica, Presidenta regional de la Nueva Escuela Lacaniana de Psicoanálisis, de América Andina y el Caribe. Psicoanalista miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, AME, ex directora de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica de Guayaquil, Profesora universitaria, Asesora de proyectos de atención al niño y la familia. Miembro fundador de la Fundación Comunicar para personas con Autismo. Editora de la revista virtual de Psicoanálisis The Wannabe y miembro del consejo editorial de la revista virtual Rayuela de Psicoanálisis con niños y adolescentes de la Nueva Red Cereda, diagonal hispanohablante.

Cumplida la presentación, le cedo entonces, el micrófono.

Piedad Spurrier: Buenos días, tengo muchísimo gusto de estar aquí en México. Es la primera vez que vengo a este país, hablaba que es un país de contrastes, esto marca probablemente ciertas peculiaridades de los adolescentes de acá. En tal caso eso me interesaría conversarlo, pero fundamentalmente, si estamos llamados aquí, si estamos sentados a charlar el día de hoy es porque nos preocupa el tema de los adolescentes. También es una preocupación obviamente de todos los psicoanalistas de la región, poder pensar qué sucede con los adolescentes hoy, y el esfuerzo que ha hecho la delegación de México para poder continuar conversando con interlocutores de distintas partes del continente de Europa sobre el tema que nos convoca. Antes de empezar mi conferencia, porque vamos a hablar justamente de los adolescentes deprimidos hoy, les voy a mostrar cuán diferente podría haber sido la depresión en la época del Rey David, es decir estamos hablando del Antiguo Testamento, o sea, la depresión existió siempre. Vamos a notar que la depresión antigua por así decirlo, si bien muestra algunos aspectos muy similares a la actual sobre todo en la melancolía cuando ya no hay deseo de vivir, vamos a ver lo que son las depresiones actuales. El salmo de David está presente, lo recojo por coincidencia cuando estaba haciendo esta investigación, también el grupo religioso del Opus Dei estaban haciendo un estudio bastante interesante, después de todo con especialistas en torno a cómo responder al problema de la depresión desde la religión. Entonces me pongo a investigar qué decía el salmo – porque de todas maneras algunos asesores de ellos son gente muy capaz, entonces decido investigar sobre el Salmo. Me encontré con lo que les voy a presentar – y al mismo tiempo que realizaba esta investigación, tenía yo un joven paciente que sufría aparentemente de unos dolores musculares espantosos que lo habían tenido en su cama cuatro años desde los 13 hasta los 17 años, hasta cuando me visita por primera vez y empieza a hablar con mucha dificultad. Vamos a ver después lo difícil que es poner la depresión en palabras y Lacan va a señalar, eso como un hecho fundamental en estos estados de ánimo, la dificultad de subjetivar. Pero lo interesante del muchacho cuando intenta hablar es que me dice «Vea Doc: esto es lo que me pasa», y me da una letra de un grupo musical que se llama Supertramp y entonces yo obviamente me puse a leer, porque era de alguna manera lo que él quería transmitirme de su experiencia. Y pedí a otra persona, que muchos años atrás había sido paciente mío hace catorce años o doce años que además es un animador de cine, que le pusiera imágenes para hacer un pequeño proyecto sobre la depresión actual. Entonces vamos a empezar con esto para poder establecer justamente esa diferencia entre esa depresión que todavía llamaba a Dios para que lo ayude y la depresión actual, que no pide ayuda a nadie porque no cree en nadie. Entonces los invito a ver, es corto y muy agradable. (muestra de los videos)

Bien, como muestran los dos pequeños videos, hasta la entonación, la textura de la queja es totalmente diferente, la pregunta sería por qué hoy es diferente cuando las manifestaciones afectivas parecen ser similares. Si bien es cierto que la depresión no siempre aparece en los adolescentes con los rasgos del rey David, de no soportar, no poder levantarse de la cama con un llanto profuso y constante; la depresión en la actualidad aparece como un estado de ánimo un poco bajo, como un desinterés en el mundo; no es solamente un desinterés en el mundo sino en las personas. En mi país los muchachos adolescentes tienen un término, no sé si acá dicen igual, «me vale trozo», ¿cuál es la de acá?: «me vale madres», me parece que es más evocativo este, es decir, no creer en nadie en nada, lo que les da a veces un aspecto cínico, pero decir que es un aspecto cínico es extremadamente peyorativo, porque preguntémonos por qué un adolescente dice no creer en nada. Pensemos qué pasa con el cuerpo del adolescente, para aquellos que han trabajado con adolescentes, se dan cuenta de que, por ejemplo, tienen un niño que entra al colegio, y tres meses después se les aparece una muchacha curvilínea o un muchacho con voz gruesa, con piernas que le sobran, con brazos que les sobran, olores que no pueden controlar, sensaciones corporales que los hacen sentir extremadamente inquietos, «desacomodados» – podría ser el término. Ustedes usualmente, cuando su cuerpo está bien, se sienten bien, ustedes se olvidan que tienen piernas, se olvidan que tienen brazos; es decir, simplemente viene el pensamiento y la acción va a acompañada de inmediato. Al adolescente le puede pasar de alguna manera lo que le sucede a una persona mayor, a mí me sucede a veces, que creo que puedo salir corriendo y cuando salgo corriendo ¡ay, la rodilla! Uno se da cuenta que el cuerpo es un extraño a uno mismo, no responde de la manera como uno quisiera, eso en términos lacanianos es clarísimo, Lacan nos dice que uno asume un cuerpo, que el yo no es un todo, hay un hiato entre el cuerpo como materia viva y el cuerpo tomado por la palabra. Ya en mi caso, no todo lo que quiero puedo hacer. Al adolescente le sucede al revés de alguna manera, no está listo para hacer pero de alguna manera hay una urgencia que lo empuja justamente a hacer cuando siente que todavía no tiene la referencia suficiente, no tiene los términos ni las formas como para poder hacer lo que su cuerpo le está pidiendo. Es común encontrar con adolescentes que se sienten incómodos consigo mismos y por ahí esa incomodidad los lleva a no respetarse a sí mismos, por ahí se puede entender porque es la relación que existe de ese no respeto a ese cuerpo, porque el cuerpo no le responde, o responde antes que él haya podido elaborar qué hacer con eso que siente. Entonces es obvio para quienes hayan sido madres que el adolescente les viene a dar un abrazo y le tritura las costillas, o se va levantando una mesa y la tiran, no tienen la idea de que sus piernas están largas y se van los vasos al suelo, si ellos no pueden integrar a su subjetividad ese universo pulsional que los ha tomado de sorpresa, el término particular es la sorpresa, entonces no tienen cómo amarlo ni cómo respetarlo, entonces por ahí es posible que ante la ausencia de la palabra para poder decir qué pasa con el cuerpo y la angustia, los separe y de alguna manera sobre el cuerpo mismo se hace una escara que de alguna manera impide que la angustia siga, es decir, la escara establece como una especie de tope a la angustia de este adolescente que le fallan las palabras. Esto para explicar la primera idea que podemos tener de cómo el adolescente percibe una especie de situación en la que él está contra sí mismo, y no solamente él contra sí mismo, sino también la representación que tienen los otros sobre él también falla, siempre falla, sabemos que es así, pero aquí de una manera radical y ellos lo dicen ¿cómo? «¡Ay, es que ya soy mayor para tomar ciertas responsabilidades, pero no me puede quedar a tomar las vielas!», ¿aquí les dicen así a las cervezas?, ¿chelas? Entonces, «no me puedo quedar tomando las chelas hasta las tres de la mañana, para unas cosas soy adulto y para otras soy niño», es como que ni el otro lo puede ubicar bien ni él se ubica a sí mismo. Entonces, en este momento lo que yo planteo justamente como tesis para pensar, es ponerle a estos signos de la adolescencia y poder sintomatizar: poder poner nosotros en palabras y elaborar conjuntamente con ustedes, porque son estas dificultades y cómo se presentan las dificultades en la actualidad, pero no sería suficiente, sino qué alternativas, qué salidas posibles en el trabajo para los psicoanalistas y no sólo para los psicoanalistas sino también en la relación que tenemos que sostener con todos aquellos que se hacen cargo de los adolescentes. Porque podríamos diferenciar una cura analítica que tiene ciertos visos de acompañamiento o por el otro lado el acompañamiento que un maestro – que es susceptible, o sea, que es sensible a los procesos inconscientes que pasan estos muchachos les sea más fácil acompañar sin ser muy críticos o bien con un cierto sentido de humor, pero que al mismo tiempo se puede saber que habrá que ayudar que ellos construyan sus respuestas y no que se las demos así, porque eso es exactamente lo que rechazan.

Allí cuando la canción decía tell me who am I ¡dígame quién soy! Pero es una pregunta que se la dirige al Otro, cuando es la construcción que él tiene que hacer, pero acompañar en esa construcción no es sólo privativo del analista porque el analista tendrá que ver con otros aspectos que será justamente que, como es un hecho traumático este cuerpo que desconoce, esto es, todas las elecciones que tiene que realizar en esta edad: la relación con el cuerpo ¿soy hombre o soy mujer? ¿elijo una pareja homosexual u heterosexual? y el destino social ¿qué tipo de carrera voy a realizar?, me gusta pero no produce suficiente, produce mucho pero no me gusta, es decir, todo lo que tiene que ver con la inclusión social, y los modos cómo se aborda no sólo en este sentido a la pareja social sino que los otros son también diferentes a uno, y entonces lo que ve el adolescente es que hay un hiato entre él y todo lo que se le presenta como un nuevo mundo, entonces eso sería un síntoma, si se lo pone en palabras, aquí vamos a sintomatizar justamente qué es lo que sucede con los adolescentes que se deprimen hoy.

Pero el término depresión, «estoy depre» se ha convertido en una manera habitual de nombrar cualquier malestar psíquico, si uno está desanimado es «estoy depre», si uno está aburrido «estoy depre»; pero vamos a ver que son conjugaciones de un afecto, de un modo de vincularse con el mundo en donde no se está planteando como una creación, sino más vale estar como estacionado, en mi país sería «estar parqueado», aquí ¿cómo se dice cuando se estacionan? Bien, «se estacionan», es decir que el deseo que nos acompaña para estar el día de hoy, eso no sucede en alguien que está bajoneado y sin ganas, mmmh se queda allí nomás.

Entonces, veamos un poco, hagamos un pequeño recorrido por Freud y Lacan acerca de lo que para ellos constituyó la depresión. Freud asoció la culpa a la depresión, fue clarísimo en David de que había culpa, uno no pudo leer la culpa en la modernidad, y entonces uno se pregunta qué pasa en la modernidad con la culpa, es decir, qué pasa con la instancia de límite, qué pasa con la instancia moral, porque en la una estuvo ausente y en la otra está totalmente presente, es decir, la depresión antigua pasaba por el Otro, pedirle al Otro que lo cure, pero también pedirle al Otro ponerse bravo por estar en esa situación con el Otro. Pero acá no, era simplemente una sola, si es cierto de qué manera se vivía la orden del Otro de la sociedad: «tú tienes que ser productivo», «tú tienes que ser tal cosa», pero más por el lado del consumo que la canción mostraba clarísimo y en esta exigencia al sujeto, es ahí donde encontramos la depresión, en esta exigencia a producir, a ser racional, a ser eficiente y este sujeto que está un poco estacionado, hay un hiato, por ahí se ve el hiato en la modernidad. Freud asoció la culpa con una falla moral, pero porque habla de una falla moral, porque dice, de alguna manera Lacan retoma luego el término como una «cobardía moral», a pesar de ese malestar el sujeto puede encontrar alguna vía para poder crear, inventar algo que le dé un destino diferente.

Por eso Lacan, retomando la culpa freudiana, asocia la depresión no como una falla moral sino como un problema de ética.

¿Cuál sería un problema de ética? Es muy sencillo, la ética nos plantea cuando usted quiere ganar algo siempre pierde algo, es decir, que no puede tener a la chacha y a los tres peniques, en mi cuidad, hay muchos ladrones, hay mucha delincuencia, entonces la chacha y los tres peniques no nos sonaba demasiado con los estudiantes, y nos encontramos con la gente que comparte este trabajo que es más claro cuando a uno le ponen la pistola y le dicen: la bolsa o la vida. Si usted se queda con la bolsa, lo paga con la vida; pero, si paga con la vida se le llevan la billetera. Ese sonaba el ejemplo más claro en nuestro medio con delincuencias grandes. Entonces qué pasa con la ética, qué sería, y esto todavía es más obvio en la actualidad, porque en la actualidad en donde nos plantean como publicidad, por ejemplo, de una tarjeta de crédito: «un mundo sin limites», es decir, no hay en ningún momento en que se plantee desde la época actual de que hay algo que es imposible, pero eso no quiere decir que todo es imposible sino algo puede ser que no sea posible, pero hay otras posibilidades que uno pueda inventar. Pero el problema es que la sociedad actual plantea de que everything is posible, todo es posible, frente a esta situación el adolescente no puede más que – y encima con las limitaciones que se plantea desde esta subjetividad que se está construyendo, lo que no le es posible le resulta todavía más grave. En la época actual se entiende que haya más estados depresivos, porque se supone que todo debe de ser posible.

En una ocasión, en una de las instituciones en las que participaba, estaban dando una clase de educación sexual, y entonces había una pareja que estaban juntos, un retazo de una película, entonces el chico que estaba al lado de un psicólogo varón le dice: «¿y éste que está hablando es un menso», y le pregunta el psicólogo «¿y por qué es un menso?», «es que habla pavadas», bueno después se lo lleva a conversar y le dice: «esa cosa que presentó, eso no es el acto sexual, qué adefesio que habla y dice que va a dar educación sexual», bueno y «¿tú como crees que es eso?, hablar del amor, qué es eso», «mire, yo le voy a decir, prenda la televisión y hay unas películas que se laman XXXX, allí, allí le dicen a uno como son las cosas», entonces el psicólogo le dijo: «pero ¿no te parece que las películas tienen que ver con las ficciones?», «¿cómo que ficciones si ahí mismo lo estaban haciendo, lo estaban filmando, cómo que son cuentos?», «bueno, pero es que si fuera eso la realidad tal cual, como tú dices que las has visto, entonces no sería una novedad irlas a ver al cine o que prendas en la noche el internet para ver esos programas», «¡ay dice, qué alivio porque yo no me imaginaba hacer tanta cosa, ¡sería imposible!»

La angustia de la exigencia de eso, de todo eso hay que hacer y eso fue digamos como quien dice la sesión única en ese momento con ese muchacho, o sea, como una palabra grosera en ese momento en lugar de tomársela como un asunto de mala conducta y bajarle la conducta, fue preguntar: ¿por qué te pareció tan menso? Hay una lógica muy importante. Desde el clic de la pantalla todo parece ser posible. Cuando este chico dice «¡ay qué alivio!» Ahí es donde entra la posición de él, ya en torno al pantallazo o en torno a su frase de que es un menso, porque probablemente la respuesta no sea ni la del menso ni la de la pantalla sino que puede ser de otra manera. Entonces lo que vemos en ese pequeño ejemplo, se abrió un espacio al inconsciente ¿en qué sentido el inconsciente? De algo que lo estaba angustiando y pudo decir que finalmente era un alivio que a lo mejor podía ser de otra manera sin que se diga cómo. Entonces, nos encontramos con este discurso capitalista que dice todo es posible cuando desde el sujeto, desde muy pequeño, se ha encontrado con que no todo es posible, aunque le haya dado vueltas desde su infancia cuando mete los dedos en el enchufe, le dicen ¡no! y a lo mejor le dan en la mano y el niño viene a dar un besito, ¿qué quiere decir eso? Es su manera de ver si saca una ventaja de estar castigado, es decir, se toma de un punto del ¡no! y le da la vuelta. Esto se va construyendo durante la infancia. Pero como les digo, encontramos al menos cuatro cosas muy difíciles de resolver en la adolescencia, en muy corto tiempo, entonces lo que puede suceder que frente a todas estas cosas que tiene que resolver alguien diga: «es que no es posible» y por eso se produzca un aplanamiento del deseo. Es como cuando ustedes tiene hartísimo trabajo, mejor descanso un ratito más porque ¡es tanto lo que tengo que hacer! Se produce un pequeño aplanamiento frente a la cantidad de tareas que tienen que hacer ¿sí o no? ¡Qué podemos esperar si usted lo que tiene que elegir es, si es hombre o es mujer, si se gusta o no se gusta, si va a elegir una pareja homosexual o una heterosexual, si va a elegir algo que le gusta pero no gana dinero pero no le gusta o no le gusta nada o le gusta todo! Les digo eso y ustedes se estresan y eso se decide entre los 14 y los 24, bueno ahora por la modernidad hay adolescentes de cincuenta. Entonces, se puede entender el aplanamiento como algo propio de la adolescencia.

Podríamos establecer un binario entre depresión y adolescencia, es decir, la depresión sí está vinculada a un proceso de duelo, ¿por qué? Porque hasta antes, si usted se hace tantas preguntas quiere decir que no ha encontrado la respuesta en el padre ni en la madre. ¿Cómo le dicen a ustedes a los padres? En mi país les dicen «mis viejos» de cariño, «viejos de mierda», pero cualquiera de las dos cosas, entonces está el sujeto solo frente a sus elecciones, los referentes previos no le sirven, hay también la posibilidad en efecto de sentir que algo falta, que están solos en el mundo, que no cuentan con nadie, que nadie los quiere, que todos lo odian; eso es lo que Freud habla del duelo justamente, de esta serie de pérdidas de las seguridad supuesta de la infancia que también se la puede idealizar. No es que sea una maravilla, para los que estamos en análisis sabemos que es bastante traumática y que vemos como se muestran los traumas infantiles y cuando los niños tienen esos terrores nocturnos ¿qué son? El velo de la represión nos hace pensar que todo fue muy bonito en algunos casos, pero de todas maneras de un mundo con algunas certezas y hay otro aspecto que sí voy a tomar y que he venido diciendo que con Lacan se da una reconfiguración de los tres registros que, para los psicoanalistas son conocidos: el imaginario, el simbólico y el real, y la puesta al día de las operaciones de alienación y separación.

¿Qué es lo que quiere decir las operaciones de alienación y separación? Todos sabemos que cuando nacimos no podíamos hacer nada por nosotros mismos, dependíamos absolutamente de los otros; al depender totalmente de los otros, quedamos capturados de lo que los otros querían. Piensen en un bebe chiquito que está con un cólico de gases y hace una mueca y la mamá le dice: ¡qué gracioso! ¡como se ríe! y lo carga y se le fueron los gases; y el niño en lo sucesivo hará la misma mueca, ¡ay, qué lindo! Por ahí ya muy pronto se ríe, o el niño pequeñito, cuando nace hace ruidos como un gato y es un sonido un poco animal pero no ha pasado ni un mes que el niño comienza a hacer ese mismo sonido pero con una cierta modulización, esto es en poco tiempo empiezan a modular la voz, marca que ya allí hay ciertos rasgos de sujeto que se va a ir construyendo, pero nace con la posibilidad ¿de qué? De alienarse con el otro, de establecer un cierto código con el otro. Pero llegado a un cierto momento, se produce una separación del otro. La primera separación es estos terribles dos años, los terribles two, los niños son una maravilla, a todo le dicen que no, se mueren de ganas de un helado de chocolate y dicen: ¡no! Pero, ¿qué es el No? No es que no lo quieren, dicen No para controlar al otro, que el otro se quede parado, ¿me explico? Uno ve que el sujeto va al mismo tiempo que se aliena, muy poco tiempo después, también tiene el placer ¿de qué? de poder separarse del Otro para poder hacer un poco más las cosas más a su manera. Estos procesos, ninguno de los dos es que se hace de golpe, son procesos que se van dando paulatinamente.

Pero finalmente el proceso de la separación se pone al día en la adolescencia, por eso es que nos critican tanto los adolescentes a los adultos. El típico caso de cuando uno se ríe duro, «no te rías así», se pone uno un traje negro, «¿por qué te vestiste de viuda?», si uno se pone de rosado «qué adefesiosa si no eres quinceañera»… Entonces, ¿qué es? es justamente proponer un criterio diferente al otro, vemos lo que se produce en esta etapa es justamente la puesta al día de la operación de la alienación y la separación. Por eso hay el cambalache de los permisos, por ejemplo: voy a hacer como tú digas pero a la final no hago como tú digas, si ustedes dicen a las 12 en punto llegan a las 12:10 para hacer el issue de que sí pero no, es decir, todas esas conductas que pueden resultar fastidiosas en el contexto escolar, familiar o social.

Y con respecto a los tres registros voy a ser muy sucinta

Lo real es el cuerpo como organismo vivo, me explayé en la primera parte para decirles cómo el cuerpo vivo que estuvo asumido como de niño pequeño durante toda la infancia, se volvió ajeno en el momento en que comienza la pubertad. En torno a lo imaginario, las ficciones de la infancia en torno a la seguridad de que la vida seguiría un patrón más o menos similar, no digamos agradable hablemos de confort que significa haber llevado una vida de la misma manera, aunque el confort puede ser en la pobreza en los distintos niveles, pero una cierta forma de vida, eso estalla en la pubertad, vemos que todas las ficciones de la niñez desaparecen porque hay que construir otras. En ese sentido, también la relación de los chicos con respecto a la ley que sería lo simbólico, es la primera ruptura de las leyes que se las concibe como una parte integrante del grupo de pertenencia de cada uno, todo eso se pone en duda. Entonces vemos que se moviliza y que tiene que reconfigurarse, y todas estas respuestas sin duda van a tener repercusiones en la vida social y familiar, en la vida de los chicos. Por el lado de los padres, pues la naciente sexualidad de los chicos siempre contusionan también y ponen en cuestión la vida de los padres en sus funciones sexuales y sociales, y vemos que van a tener efectos en la familia y en la sociedad.

Ahora a esto se suma que en la actualidad, primero hay – por lo menos en mi país – más del 51 por ciento de las parejas se divorcian, esto sin tomar en cuenta las familias libres no estables. Entonces las formas actuales de la familia han cambiado mucho desde la familia obviamente constituida por núcleos ampliados que todavía seguramente en las partes rurales existen o en las ciudades existían antes cuando eran más pequeñas, o sea que si había un adolescente que entraba en crisis con sus padres, siempre tenía una madrina, una tía solterona que lo quería, pero ahora ya no hay solteronas y las abuelas también están en plan de la parranda, entonces no hay quién le ponga oído a un muchacho joven prácticamente no existe. Entonces las reconfiguraciones de la familia ampliada a la familia monoparental de una padre o de una madre que trabaja 18 horas al día y que lo que quiere es que la casa esté totalmente tranquila, no preguntas, no problemas, para poder descansar para el día siguiente, y entonces qué lugar para el adolescente también y además de las reconfiguraciones familiares es obviamente de que la sociedad contemporánea está justamente a la caza en tanto no hay lazos sociales entre las personas, y los lazos sociales entre las personas son complicados ya que el chico cambia, la madre cambia, el padre cambia, la familia cambió tres veces.

Justamente en ese agujero que deja esta dificultad, ahí es donde se ubica los nuevos objetos de diversión. Para un adolescente, le es mucho más fácil entrar en contacto con una chica por internet que no lo ve si está granudo, no lo ve con los cabellos parados, no lo ve apestoso, no le ve la cara de sonrojo, no ve el que no puede mirar a los ojos para hablar, simplemente es mucho más fácil acceder vía el internet. Mejor que no sepas quién soy y compartir las fantasías, todo tipo de gadgets y aquí nos adelantamos al próximo Encuentro americano que es sobre el cuerpo, también hay incidencia de todos los ideales contemporáneos que están ligados al mundo contemporáneo a un ideal de perfección que lleva a hacer del cuerpo un objeto de diseño. A nosotros latinoamericanos estamos fregados, no medimos 1:80 somos chaparritas, caderonas, los hombres se quedan pelados, medir 1:65 ya es bastante, hay que ser unos teutones de 1:90 con cantidades de pelo, 5 horas en el gimnasio para que se hagan los cuadritos, decían las muchachas, y apenas llevan tres meses así y los cuadritos se evaporan, porque ¿cuál es la idea? Es un ideal mercantil, el cual es tan inalcanzable pero que igual queremos tener algo de eso para sentirnos bien, hay que trabajar mucho, hay que invertir mucho dinero, mucho empeño para algo que es imposible. Pero son respuestas que taponan el hecho de que por más de ser un teutón, a la hora de encontrarse con una mujer o a la hora de ir a pedir un trabajo, puede que ayude el físico no digo que no, pues no somos ni curas ni monjas, pero la manera como establecemos un vínculo con otras personas no está escrito de antemano.

Incluso yo encuentro auditorios distintos y la primera pregunta que me hago ¿podré llegar a ustedes? ¿podré transmitir algo? Está claro que alguien podría decir ¡esta mujer esta diciendo unas babosadas!, ¡qué adefesio!, ¿por qué no? Es decir, no tenemos asegurado nunca cómo hacer lazo social con el otro, por ahí aparece el término de Lacan de «la relación sexual no existe», o sea, no hay la manera de cómo hacer con el otro, no sólo con el otro de la pareja sino con el otro social, con el otro de la cultura; y la sociedad contemporánea va a crear objetos que nos quieren hacer creer que sí es posible, pero cuando a pesar de todos esos esfuerzos no nos es posible, el monto de angustia es aún mayor. Es decir, en mi época si uno era medio feíta, medio con los dientes torcidos, siempre quedaba lo que decían «la belleza de la juventud» y ¡quién se la cree ahora!

Bien, entonces, el problema de estos chicos es que por estructura sabemos que la pulsión se satisface en sí misma, para que la pulsión pase por el Otro tiene que tomar en cuenta al Otro, el asentimiento del Otro , es que el Otro quiera construir algo con uno, sea por el lado del amor o por el lado del trabajo, yo podría estar hablando cosas interesantes solita aquí, pero transmitirlo es otra cosa. Entonces en la medida en que los chicos se encuentran taponados con estos objetos de consumo, la pulsión se revierte sobre sí mismos, no hay un intercambio, no hay un interlocutor, no hay un proyecto con otros, esto produce obviamente una serie de conductas que van por el lado del acting out.

¿Qué es al acting out? En efecto la imposibilidad de pasar a la palabra, porque no hay Otro que esté en ese lugar para que la acoja, que la escuche. Entonces vemos todas estas conductas que parecieran inclusivo delictivas, porque simplemente no hay alguien que acoja la angustia, la preocupación o el proyecto posible para el adolescente.

¿Qué es lo que hace entonces el psicoanalista? Eso es lo fundamental para nosotros, el analista sí puede responder a estas dificultades porque va a hacer que en la cura se enlace el goce de la repetición. ¿Qué es el goce de la repetición? Es justamente eso, no poner en palabras, cuyo índice fundamental es la angustia que puede tener una traducción vía los estados de ánimo del estilo de la depresión y enlazar eso con la palabra, enlazar eso con las posibilidades que hay, hacer algo diferente y producir un deseo inédito ¿qué quiere decir un deseo inédito? Que del proyecto que uno hace, uno verá de que manera lo hace, de qué modo se inventa para que las cosas lo satisfagan a uno, nunca totalmente, pero de alguna manera sí. Ahora, por eso también el analista puede entonces participar en otras instancias sociales, instancias en las que se alojen adolescentes, siempre y cuando se tengan en cuenta la presencia del inconsciente y de la pulsión, porque sino todos los proyectos son proyectos más del tipo asistenciales o lúdicos; es decir, bueno, una cancha de football, un grupo de música.

Por ejemplo, el hecho de que alguien pueda acompañar esa producción, como en el caso que les comentaba, qué hubiera pasado si yo a este chico le recibo su producción la leo y no le pregunto: dime por qué; y fueron casi siete meses en los cuales fue desglosando todo lo que había encontrado en aquella canción. Bueno es alguien que tienen una pasión por la escritura y también fue escribiendo otras cosas, hasta que en un momento dado que me di cuenta que la escritura se estaba convirtiendo en un nuevo tapón, entonces cuando ya tenía que hablar, pero tuvo que imaginarse el amor primero, imaginarse las decepciones, pero a la hora que se encontró con una mujer en la realidad quería seguir enviándome poemitas y le dije que no, ahora me hablas tú, qué te pasa; pero él dijo: «mejor se lo hago poema». «No, porque de eso no todo es poema», y se echó la carcajada y tomó la vía de hacerse cargo de esa otra dimensión del amor que no es poesía.

Bien, entonces, esto en el caso del analista, pero en el caso del promotor social, o sea, del psicólogo, de aquellos que trabajan animando a la creación; si ustedes se dan cuenta no es lo mismo que en una kermese de una institución educativa les digan a los chicos el programa es éste, les resulta aburridísimo, probablemente ni van; pero si ustedes les piden que se inventen ellos qué quieren hacer para divertirse tres o cuatro horas, probablemente van a llegar a creaciones muy diferentes, muy divertidas y también que se encuadran en el ámbito de lo posible. Hay que tener cuidado porque ahí viene la sociedad de consumo, uno les dice que pueden disfrazarse para hacer un equipo y vienen con una propuesta económica inmensa, el cartelón lo van a mandar a hacer al dibujante tal y hay que mandarse hacer las faldas de porras con hilos dorados; está el adulto que puede decir que «aquí lo gracioso es que sólo pueden comprar una cosa, el resto es reciclado». Y ahí viene todo el juego de ellos de ir a buscar a las bodegas y cuartos que puedan existir en sus casas y en el colegio para encontrar qué cosa pueden reciclar y está el adulto para decir «no todo es posible», pone un menos pero al mismo tiempo eso les lleva a crear cosas mucho más inventivas.

Está claro que es posible que se puedan producir también desde el lado del maestro y del psicólogo, no digo del psicoanalista, una posición como renovada, porque el analista sí, en efecto, va a subrayar y va a tratar de que el chico pueda poner en palabras cuál es ese real insoportable, ese punto de imposible que lo lleva a consultar y ese punto de imposible, como vemos en este muchacho se desplazó de una afección corporal durante cuatro años a poder escribir poemas o tomar canciones de otro, empezó a recibir clases para ser tenor. En fin, a el punto de haberlo imaginado, como dice Lacan en el texto El despertar de la primavera se puede acceder al amor, sí es posible si antes se lo ha soñado, es decir todo el proceso de este chico es primero un sueño y es este sueño el que le permite un acercamiento al sexo opuesto.

Bien, pero yo quisiera detenerme un poquito a hablar de qué es lo que pasa con la medicalización de la depresión, no sé si la experiencia de ustedes es así, pero en los momentos actuales por lo menos en mi país de origen, ya a partir de los cuatro años, se está dando a los chicos medicamentos, drogas, digamos fármacos para el control de la conducta. A esto se suma que cuando el padre ha empezado a ver los síntomas por internet y le sale que tiene tal cosa, el problema es que después el padre acomoda su subjetividad a lo que está en la pantalla y cuando va a ver al psiquiatra; lo que el psiquiatra recibe es un mix entre lo que el padre dice y lo que se leyó en la pantalla, y a partir de ese mix determina si hay 8 de 11, 7 de 10 items para los distintos trastornos de la infancia, trastorno obsesivo compulsivo o maníaco-depresivo o psicosis, hay chicos de cuatro años medicados con Risperdal.

Entonces en torno a la depresión ¿cuál ha sido la historia? Para que vean que no todas las historias son iguales. En Estados Unidos los medicamentos para la depresión aparecieron con gran fuerza a partir de la Segunda Guerra Mundial, hasta antes los pacientes psiquiátricos llámense los deprimidos, lo que recibían era una cura moral, que había sido una manera de los cuáqueros de manejar los llamados trastornos emocionales, pero en efecto era lo que nosotros hubiéramos conocido como una terapia de apoyo, una terapia un poco religiosa, en efecto en trastornos ligeros los síntomas desaparecían, el gobierno norteamericano pensó que esto servía para todos, entonces empezaron a mandar pacientes que tenían secuelas de sífilis, de trastornos neurológicos y, por supuesto el tratamiento moral no funcionó para nada, los hospitales se convirtieron, perdonen el término, en un basurero de todo el dolor y la escoria humana de la época. Hasta que llegó la Segunda Guerra Mundial y mientras el gobierno norteamericano no hacía nada, pero después de ese acontecimiento con los traumatizados de la guerra, el gobierno decidió que tenía que hacer algo pero apeló de inmediato a los fármacos, y con el uso indiscriminado de la Thorazine, ¿qué producía? El gran descubrimiento que hicieron, porque no era directamente una medicación para los estados depresivos, lo que pasaba es que quien empezó el uso de este medicamento observaba que los pacientes se ponían tranquilitos y no reclamaban nada. Así, empezaron a desarrollar uno tras otro los medicamentos antidepresivos hasta que en la actualidad desde 1994 en adelante se produjo lo que llamamos la farmacología cosmética. Ustedes tienen que haber leído de Peter Kramer The happy phills, Listening to Prosac, ¿cuál es la idea? Que para evitar estados de ánimo que sean antipáticos para nosotros y tener éxito en la vida entonces podríamos medicarnos, de tal modo que hiciéramos un diseño de nuestra personalidad vía la medicación, pero no es de nuestra personalidad, es la personalidad que quiere la sociedad capitalista. En poco tiempo, no hace más de seis meses, en el que ya por ejemplo el uso de los medicamentos que se dan para el ADD van a ser de utilización común para todo el mundo, porque todos saben que eso da una mayor atención y para que los chicos universitarios puedan tomar más crédito y estudiar más y pasar despiertos todo el tiempo posible para rendir mejor, porque nuevamente es el cuerpo como un objeto de diseño. Si, entonces, tomemos en cuenta, en cambio la experiencia de los ingleses que fue totalmente distinta. Hay una artículo muy interesante de Lacan sobre lo que sucedió en la guerra, El psicoanálisis a propósito de los efectos de la Segunda Guerra Mundial, dice que se encontró con una experiencia interesante, para quienes se interesen una serie de televisión que se llama Downtown Abbey que es inglesa, muestra ahí como el gobierno ingles decidió que los traumatizados de la guerra, que no eran todos traumatizados, sino también los que se había disparado en el dedo del pie para que nos los mandaran a la guerra, los que se habían convulsionado para que los regresen, los que robaban, o sea, los mandaban a estos sitios tanto a los considerados como la basura de la guerra como a los que estaban paralizados y que estaban con trastornos psiquiátricos serios, decidió este psiquiatra Bion, que era también psicoanalista, de que armaba estos grupos que se llamaban los grupos Bion y le preguntaban a cada uno qué sabia hacer, los ponían en estas casas maravillosas. Pero todos tenían que hacer algo por vivir bien, entonces cada uno iba utilizando el rasgo, si había uno cocinaba excelente, cocinaba; si uno tocaba el piano, era el que amenizaba las cenas nocturnas; los que no sabían hacer mucho limpiaban el piso. Pero se iban repartiendo el trabajo, lo cierto es que estas personas pasaban en estos lugares durante el tiempo necesario para que se repusieran y todas las noches tenían lo que se llamaba el grupo donde hablaban de lo que les había pasado pero también de lo que ellos podían hacer. De tal manera que terminada la guerra, un número elevadísimo de estas personas que estaban en circunstancias subjetivas tremendas, pudieron reincorporarse a la vida civil de Inglaterra sin dificultades. Entonces vean ustedes de que los estados depresivos y los estados de angustia pueden ser la oportunidad para que los adolescentes puedan decir algo, que puedan unir algo, esto que los invade que es del orden de lo traumático, al significante y a partir de eso plantearse nuevas perspectivas para el porvenir. Eso es lo que quería traerles el día de hoy, los invito a que me hagan preguntas, que me hablen ustedes a mí de sus experiencias y de ¿qué piensan?

Fecha: 28/09/2012
Modalidad: Presencial
Lugar: Alianza Francesa de San Angel

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2012 Actividades Internacionales Archivo

Versiones del padre

Versiones del padre

Mónica Torres

Viviana Berger: Con esta conferencia iniciamos el ciclo de actividades que la Nel-México ha programado con nuestra invitada internacional, Mónica Torres, quien proviene de la EOL – la escuela de la AMP de Bs As. Le damos entonces, la más cordial bienvenida y le agradecemos su presencia con nosotros este fin de semana.

La propuesta de trabajo es sumamente interesante, a más de esta conferencia tendremos en la tarde de hoy, a las 19.30 hs, el Encuentro de Biblioteca, en la Alianza Francesa de San Angel, con la presentación del libro Uniones del mismo sexo, de Grama Ediciones; y en el día de mañana, a partir de las 11 hs tendrá lugar el seminario Amor, deseo, goce – esta vez, en el Auditorio de la Casa Refugio Citlaltepetl, en la Condesa.

Los que ya leyeron el cv de Mónica Torres, habrán sabido interpretar el deseo de Mónica Torres en relación al psicoanálisis. Un deseo decidido, comprometido y constante, que la ha llevado a ocupar lugares muy importantes en los organismos formales de la conducción de la AMP (como por ejemplo, en el Consejo de la AMP, en el Comité Iniciativa del Instituto Oscar Masotta (IOM), en el Consejo Científico Académico del ICdeBA; ha sido presidenta de la EOL, y miembro del Consejo y de los Carteles del Pase). Pero además, ha sabido ejercer la docencia – por ejemplo en lugares tales como el Instituto Clínico de Buenos Aires, en la Maestría «Clínica psicoanalítica» de la Universidad Nacional de San Martín, dando cursos para la Secretaría de Extensión de la UBA y en diferentes cátedras de la UBA, tanto de grado como de postgrado; incluso en diferentes países de América. Además, actualmente es la responsable del Departamento de Estudios sobre la familia y la Directora Editorial de la Revista Enlaces. Cabe mencionar, finalmente, sus publicaciones, que son unas cuantas, tales como: Uniones del mismo sexo, ediciones grama, 2010. Fracaso del inconsciente, amor al síntoma, ediciones grama, 2008 Clínica de las neurosis, Cuadernos del ICBA Nº 10. De los síntomas al síntoma, cuadernos del ICBA Nº1 año 2000. Los nudos del amor, 1998. Una práctica en acto, ediciones Atuel 1995.

En fin, nuevamente, te agradecemos la excelente disposición que nos has manifestado al aceptar nuestra invitación, que cabe mencionar hemos encontrado desde siempre, incentivando y apoyando de distintos modos la difusión del psicoanálisis y el crecimiento de nuestra delegación.

Esta conferencia trata sobre el padre (les recuerdo el título, Versiones del padre). Tanto Freud como Lacan a lo largo de sus obras han trabajado la cuestión del padre. Podemos decir, es un concepto clave. Seguramente, por lo que nos ha adelantado Mónica en su propuesta y lo que hemos podido dialogar con ella en la Varité, Mónica hará un recorrido de la evolución de este concepto en la obra psicoanalítica, que sin dudas, nos servirá para seguir pensando los problemas actuales de la cultura contemporánea de nuestro tiempo.

Me parece que la pregunta ¿Qué es el padre hoy? es un interrogante a trabajar. Freud nos ha dejado un desarrollo del padre muy valioso, que Lacan ha reinterpretado y reformulado en términos de función de anudamiento, como aquello que hace que todo se mantenga unido. Pero la «pretensión» – si es que puede decirse de este modo – del psicoanálisis, es ir más allá del padre simbólico, acceder de alguna manera a cernir lo real; forzados de algún modo por la clínica.

En este punto, el padre como nombre (el Nombre del Padre) y el padre como aquél que nombra (de la última parte de la enseñanaza de Lacan) no son lo mismo. Y este giro, implica consecuencias clínicas y epistémicas. Alcanza, por ejemplo, la diferenciación neurosis, psicosis y perversión. Ahora, nos hacemos otras preguntas, pensamos la clínica en nuevos términos, obviamente sin descartar el diagnóstico estrucutral, pero escuchamos también, por ejemplo, en cada caso quién soporta la función, quién soporta la función de humanizar el deseo, qué padre se ha inventado el sujeto y qué efectos sintomáticos tiene para él. Otras coordenadas en una clínica sin Otro de la garantía.

En fin, sólo unas palabras introductorias para entrar en tema. Los dejo con Mónica Torres y luego de su exposición tendremos oportunidad de intercambiar ideas y precisar los interrogantes.

Versiones del padreMónica Torres: Buenos días, en primer lugar, agradecer a la Nueva Escuela Lacaniana del Campo freudiano, México, esta invitación. Para mí, México era una asignatura pendiente, realmente, no conozco México, porque viví muchos años en Europa, conozco bastante de Sudamérica, pero México era una asignatura pendiente y amo mucho la cultura mexicana, conozco bastante de la pintura y realmente tenía muchas ganas de venir a México.

Por otra parte, es verdad que hay una pasión por el psicoanálisis -seguramente muchos de ustedes comparten, por eso están aquí-, que estuvo presente, como decía Viviana, desde siempre que yo recuerde. Cuando yo empecé en Psicología, al mismo tiempo conocí a Oscar Masotta quien fue el introductor de Lacan en la Argentina y el introductor de Lacan en lengua castellana. Entonces fui lacaniana ya de cuando empecé la carrera; o sea, que siempre fui lacaniana, no hubo lugar para pasar de ser freudiana a ser lacaniana, para mí toda lectura fue desde Lacan. Entonces me ha tocado vivir, por vicisitudes de la vida, siete años en Barcelona y he viajado a Andalucía, Galicia y Madrid dando clases por todos esos lados… hasta volver a Buenos Aires. Mi enseñanza o la transmisión que me gusta hacer del psicoanálisis lacaniano, de la orientación lacaniana -tal como la trabajábamos, tal como la ha trabajado Jacques Alain Miller, fundamentalmente-, en el sentido de que la búsqueda no es repetir a Lacan, porque para eso uno lee a Lacan y ya está. La idea es elucidar a Lacan, porque Lacan es muy difícil de leer, y la idea es acercarlo. Entonces yo sé que tengo un público muy variado, a ustedes no los conozco, sólo a algunos. Me he sentido muy bien recibida, tanto por los que me invitaron como por algunos que se me acercaron en el pasillo.

El programa que les envié para la conferencia de hoy es un poco ambicioso, porque en realidad cada uno de estos momentos merecería una conferencia, así que voy a sintetizar un poco. El primer momento, que va del Nombre del Padre a la Pluralización de los nombres del padre; el segundo momento, que va del Mito a la Estructura en el Seminario 17; un tercer momento, que está referido a un nuevo amor por el padre tal como está trabajado fundamentalmente en RSI, en la última enseñanza de Lacan; y finalmente, plantear la idea del padre en las familias monoparentales o en las familias homoparentales, problema planteado en nuestro tiempo y relacionado con las uniones del mismo sexo que, justamente, si ahora no llego, eso quedará para la tarde cuando voy a trabajar la presentación del libro Uniones del mismo sexo. Uno de los problemas fundamentales que plantean las uniones del mismo sexo es la cuestión del padre, cómo pensar el padre en ese tipo de familias. Bien, hay que decir, no es algo que Lacan llegó a ver, sí tuvo algunas ideas sobre las nuevas virilidades, ya desde el Seminario 4, pero Lacan no llegó a ver las familias homoparentales. Entonces me parece que nosotros tenemos la obligación ética, en tanto psicoanalistas, de plantearnos este tema como fundamental, porque este tema va a estar en nuestros consultorios; de hecho, ya está. Debemos continuar orientados por la enseñanza de Lacan, aun sobre cosas que Lacan no dijo. Voy a empezar por las que sí dijo, y que son muchas.

La idea es trabajar lo que atañe al padre. La diferencia entre el Nombre-del-Padre y la pluralización de los nombres del padre, en primer lugar. Ya el Nombre del Padre es una operación que Lacan hace sobre Freud, porque Freud nunca habló del Nombre-del-padre, habló del padre. Esta primera operación ya implica, en el primer Lacan, el compromiso con la lingüística, y el modo en que pensó, digamos, las estructuras clínicas, y también el lugar del padre a partir de la lectura de Jakobson, de Saussure; es decir, de la lingüística. Entonces, la famosa metáfora paterna que atañe a la relación entre el Nombre del padre y el Deseo de la madre, es una metáfora; o sea, es una operación de sustitución que toma la clínica freudiana, pero aplica a la clínica freudiana los conceptos que venían de la lingüística y también los que venían de Levi-Strauss en relación a los complejos familiares. O sea que, ya decir Nombre-del-Padre es decir algo que no estaba en Freud: la primera operación de Lacan es lingüística.

Esto lo estoy diciendo muy brevemente porque sería imposible dedicarle más. Pero voy a trabajar fundamentalmente, la única clase del Seminario inexistente, está publicado en este libro que se llama de De los nombres del padre y que es la única clase que Lacan pudo dar y ya veremos por qué. Les digo que leer esa clase, es muy importante y fundamental, porque ahí cambia de la lingüística y del Nombre del Padre a pensar en la pluralización de los nombres del padre, que tiene que ver con la cuestión del objeto, el objeto a en Lacan. Digo que para leerla bien habría que leer la Biblia, porque realmente hay que leerla con la Biblia a lado, realmente es una buena experiencia que yo hice, hay una versión muy buena que se llama La Nueva Biblia de Jerusalén, y es muy importante, porque la única clase de ese seminario está basada en gran parte en el Éxodo de la Biblia. Entonces, es difícil seguirla si uno no tiene cierto conocimiento de la Biblia.

Bueno, yo un poco en broma suelo llamar a esta única clase del Seminario inexistente Lacan 10 ½ a la manera de Fellini 8 ½, porque tengo un amor muy grande por el cine también. Entonces, Lacan quería dar un seminario que quedaría como un agujero en su enseñanza con esta única clase de los nombres del padre y luego no lo va a retomar. Si bien, sí está el seminario Les Nom dupès errent como un juego de palabras con los nombres del padre y los no incautos yerran, ya no fue De los Nombres del padre; sino con el juego de palabras quedaba como un agujero en su enseñanza, no decirlo todo sobre eso; 10 ½ porque estaba entre el Seminario de la angustia (que es el seminario 10) y el seminario 11, que es el de Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis.

Para mí siempre fue una pregunta ¿por qué Miller había establecido el seminario de la angustia, 31 años después de establecer el seminario de «Los cuatro conceptos…»?, siendo que venían 10, 11… si uno fuera como el autodidacta de Sartre que va de la A hasta la Z tendría que ir por orden. Pero hay un orden lógico que no es cronológico y, creo, en mi opinión, que establece el Seminario de la Angustia al mismo tiempo que el Seminario El Sinthome, porque el Seminario de la Angustia es sobre el goce y, en cambio, Los cuatros conceptos fundamentales es sobre los conceptos. Piensen que toda la enseñanza de Lacan uno la puede escindir entre significante y goce, desde el principio al fin, porque todo el tiempo oscila entre poner el acento en el significante o en el goce. Si entendemos que es un binario, es decir, que el significante no es el goce, sino lo que mortifica el goce, lo que mata el goce. Miller lo explica muy bien en Los paradigmas del goce -trabajados en la Experiencia de lo real en el psicoanálisis-, ver en cada uno de los momentos de la enseñanza de Lacan, son seis paradigmas sobre la relación entre significante y goce. Es una dirección de lectura de Lacan muy importante porque, si uno dice Lacan dice… y Lacan dice… sí, pero ¿cuándo? Porque Lacan como todo pensador que se precie de sí mismo, piensa contra él. No es lo mismo lo que dice en la primera enseñanza que lo que dice en la última, y lo que dice en el medio. Es bueno ver en qué paradigma del goce está situado, paradigma del goce quiere decir también paradigma de la relación entre significante y goce. Bueno, entonces, ustedes saben que esta clase es una sola, porque fue el momento que Lacan fue excomulgado de la IPA, Lacan lo llama así, Excomunión. En el primer capítulo, el prefacio del Seminario 11 habla de la excomunión y allí solía decir, no es por azar que no he podido dar mi seminario sobre los nombres del padre y, ese no es por azar tiene que ver con que en realidad para la IPA era imposible que el dictara un seminario sobre los nombres del padre en plural, porque estaba tocando el nombre del padre fundamental, que era Freud. Y la IPA sigue agrupada alrededor de ese nombre del padre. Él piensa que esta excomunión, ocurrió porque él tocó el Nombre del Padre. Al pluralizarlo, tocó el Nombre del Padre.

Entonces, digamos, primera operación de Lacan, el Nombre del Padre, la lingüística por sobre el padre freudiano; digamos, la metáfora paterna y el Nombre del Padre. Segunda operación, pluralizar los nombres del padre; es decir, que ya no se trata del Nombre del Padre sino de los nombres del padre. Y Lacan no quiso volver nunca a dar ese seminario. Miller nos dice que Lacan, en realidad, soñaba con llevarse a la tumba el secreto sobre los nombres del padre, era su venganza por haber sido excomulgado de la IPA, porque da la casualidad, -casualidad no es-, de que Lacan recibe la notificación de que es expulsado de la IPA, la noche anterior al día en que comenzaba el seminario sobre los nombres del padre. Fue y lo dio, dio una clase. Después de esta notificación. Es decir, que a pesar de esto se hace presente ante su auditorio y anuncia que no va a poder dar su clase, pero igualmente da una clase. Él piensa que no es por casualidad que lo expulsen en ese momento y eso tiene que ver con que ha tocado los nombres del padre.

Muy bien, el tema del secreto del padre, porque hay un secreto sobre el padre que Lacan soñó con llevarse a la tumba, está en muchos lugares. Lacan habla del padre en muchos lugares en los Escritos, en Subversión del sujeto y la dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano, en La ciencia y la verdad, en Del trieb de Freud y el deseo del psicoanalista. ¿Cuál es, en primer lugar, el secreto del padre? El secreto del padre es que la tumba del padre está vacía. Decir que la tumba del padre está vacía. No hay un Nombre del Padre en singular, entonces es por esto que Lacan para explicar la pluralización de lo nombres del padre toma la religión judía y no la cristiana. Porque en la religión judía, Dios tiene muchos nombres, mientras que la religión cristiana, la católica, es una religión más basada en el hijo que en el padre. Él pensaba que la religión judía le era más útil para explicar porque Dios tiene muchos nombres, y que tenga muchos nombres, esto quiere decir que no puede ser nombrado; es decir, que ninguno logra nombrarlo. No es que el cristianismo no haya pensado la cuestión del padre, por ejemplo, San Agustín, en De Trinitate -que es acerca de la Trinidad cristiana Padre, Hijo y Espíritu santo-, habla de la cuestión de padre, y allí para nombrarlo tenemos una trinidad, pero siempre está el padre con el hijo. En cambio, la religión judía es más una religión del padre, Lacan en Subversión del sujeto… nos dice, por ejemplo, que la tumba de Moisés está tan vacía para Freud como la de Cristo para Hegel; esto es, Freud no pudo encontrar en Moisés la respuesta que esperaba, y agrega que Abraham no entregó su secreto a ninguno de los dos, ni a Lacan ni a Hegel. Podríamos pensar entonces que el secreto lo conoce Abraham, porque es el que tuvo que entregar su hijo en sacrificio, a quien Dios le pidió que sacrificara a su hijo, entonces de lo que vamos a hablar ahora es del goce del padre y del deseo del padre.

En La ciencia y la verdad, Lacan nos dice: «no me consuelo con haber tenido que renunciar a enlazar con el estudio de la Biblia la función del Nombre del Padre, haber tenido que renunciar a dar ese seminario». Les decía que el 19 de noviembre de 1963, el día anterior a que dictara ese seminario, el nombre de Lacan fue borrado de los analistas didactas de la IPA. Si él pensaba barrar, tachar al Nombre del Padre, lo que ocurrió que él fue tachado de la lista de didactas de la IPA. A Lacan le pareció muy clara la relación que había entre una cosa y la otra. Entonces el 20 de noviembre se presenta ante los alumnos, les anuncia que va a dar sólo una clase, porque había recibido una mala noticia la noche anterior. Ya el haberse presentado, nos habla del deseo de Lacan por el psicoanálisis y de su posición ética, porque podía haber estado lo suficientemente mal como para no haber ido a dar esa clase, y no es lo que hizo.

Los seminarios posteriores los va a dictar en la Ecole Normale Supérieure. El Seminario 11 comienza hablando de la excomunión y Miller dice que Lacan hizo una especie de metáfora, ya que colocó los conceptos en el lugar donde deberían de estar los nombres del padre, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, porque hablar de los cuatro conceptos es también una manera de tocar el nombre del padre Freud. En esta clase Lacan nos viene a explicar el deseo de Freud con respecto al padre. Ustedes saben que Freud nunca logró del todo contestarse las preguntas ¿qué quiere una mujer? ni ¿qué es un padre? En cambio, Lacan tiene varias teorías a lo largo de su enseñanza sobre ¿qué es el padre? Y no comenzó preguntándose ¿qué quiere una mujer? sino más bien, ¿de qué goza una mujer?, que es una pregunta completamente distinta. Entonces nos dice Miller que así como Gracián podía interpretar los nombres de Dios como Amor, Justicia Caridad y Pureza, Lacan en el Seminario 11, los nombres del padre serán inconsciente, repetición, transferencia y pulsión, una especie de operación de sustitución. Diríamos que, si tuviéramos que hacer un cuadro tendríamos, primero, el Nombre del Padre en singular; después los nombres del padre en plural; luego los matemas, de ahí paso a la lógica y terminó en la topología. O sea que, de la lingüística a la Biblia, de la Biblia a la lógica y de la lógica a la topología. La enseñanza de Lacan nunca cierra, está siempre abierta, esa fue la idea que él tenía de dar su transmisión que quedara abierta y quedó abierta, la última enseñanza es más clara aún en eso. Él siempre estaba pensando en una nueva cosa que tuviera en cuenta el horizonte de la época, seguramente si viviera ahora se estaría ocupando de escribir o de dar clases de las uniones del mismo sexo.

La pluralización de los nombres del padre quiere decir que hay un nombre, y otro nombre, y otro nombre para nombrar al padre, y dirá que el nombre del padre en singular es uno de los nombres posibles para nombrarlo, hay otros, uno podría ser, por ejemplo, la mujer. Digamos que el nombre del padre no es más que una función que podemos llamar X, y es hasta esa única clase que se vuelve una X, esa X la puede ocupar algo que puede no ser el padre, ni el Nombre del Padre, puede ser ya les dije, por ejemplo, una mujer.

Les decía que Lacan elige al Dios de los judíos porque en el Dios de Israel pareciera que está más presente la castración, además tiene varios nombres, es uno entre otros, lo que nos indica que de entrada en el judaísmo hay una pluralización de los nombres del padre. Los distintos nombres aparecen porque Dios no puede ser nombrado, Elohim podía representar al Dios del deseo, puede ser nombrado, pero, por ejemplo, El Shadai no puede ser nombrado y quizás representaría al padre del goce. La religión judía no buscaba en realidad la pluralización de los nombres del padre, en realidad buscaba uno solo, y ese ni siquiera puede ser nombrado y resulta que se lo nombró con muchos nombres; o sea, uno puede encontrar una equivalencia entre no nombrar y nombrar con varios nombres, porque no hay uno que lo identifique en tanto Uno. Esto quiere decir que Dios vuelve a estar en una serie de nombres, del mismo modo, el Nombre del Padre no es el único nombre capaz de soportar la función, esto es algo completamente original, no estaba pensando así en Freud de ninguna manera, es más, fueron límites del pensamiento freudiano, la cuestión del padre y la cuestión de qué es una mujer. Esto puede ser ocupado por varios lugares, por el analista, por el síntoma en singular o sea el sinthome, por la escritura como sinthome, como es el caso de Joyce; de hecho, el sinthoma en la última enseñanza de Lacan está pensado como el que enlaza los tres registros RSI, real, simbólico e imaginario, no pueden estar anudados si no están anudados por el sinthoma.

Otra cosa que uno puede hacer en la enseñanza de Lacan, tal como en el binario significante-goce, también puede verse como funciona RSI en cada uno de los momentos de la enseñanza, desde el Seminario 1, con la lógica de los espejos, ya está presente RSI, pero en este tenemos una pregnancia de lo imaginario y una relación entre lo simbólico y lo imaginario, en el cual lo simbólico gobierna lo imaginario, para decirlo brevemente. Con el pasaje del Nombre del Padre a los nombres del padre en plural, se pasa de la religión a la ciencia, porque el nombre del padre está ligado necesariamente a la religión y es por eso que Lacan toma la Biblia. Por ejemplo, está muy claro en el mandamiento, No invocaras el nombre de Dios en vano, y esto es lo que Lacan pensó como una excomunión, porque de alguna manera pluralizó lo que no podía ser tocado. Se ve mejor el saber que el judaísmo tiene sobre esto, ya que está claro desde el principio que es un nombre que no se lo puede nombrar, así queda protegido, es una letra inpronunciable. Por supuesto que esto no va sin la caída del padre en el horizonte de la época, que Lacan haya podido pensar eso tiene que ver con la época, con la subjetividad de la época porque en la época de Freud, la cuestión del padre era una, era la época victoriana y en la época de Lacan ya había comenzado la caída del padre, ya lo había ubicado en los complejos familiares, muy temprano en su enseñanza. Él fue pensando, acompañando esta caída del padre con esta sustitución; primero, la metáfora paterna luego la pluralización de los nombres del padre. Hay que decir que la metáfora paterna estaba más relacionada con el Deseo de la Madre; esto es, se trataba de que el Nombre del Padre barrara de algún modo el Deseo de la Madre, que el deseo feroz de la madre, feroz incluso en el sentido que la menciona como un cocodrilo al que hay que ponerle un palo en la boca para trabarle las mandíbulas, puesto que los cocodrilos se tragan la cría; es el padre quien pone ese palo en la boca del cocodrilo para que no se trague la cría. Eso podemos pensarlo en nuestra época con la caída del padre y la feminización del mundo.

Entonces la primera operación del Nombre del Padre fue pensada muy en relación al Deseo de la Madre; en cambio, la pluralización de los nombres del padre no se ocupa del deseo de la madre, se ocupa del deseo del padre. No se había ocupado hasta ese momento ni del deseo ni del goce del padre. Bien, Lacan sí había hablado de la carencia paterna en relación al caso Juanito. Viviana me hizo una pregunta sobre esto en la Varité. Es verdad que Lacan se ocupó de la carencia paterna con respecto a la fobia, porque como ustedes saben, la entidad clínica de la fobia es como un disco giratorio; por lo tanto, no llega a constituir plenamente una neurosis, pero tampoco hay forclusión del Nombre del Padre. Entonces, sí habló de carencia paterna. No hay que confundir esa carencia paterna con la idea del padre ausente de la psicología que estaba en la pregunta de Viviana, porque, por ejemplo, no hay nadie más presente que el padre de Juanito. Juanito estaba harto de la presencia del padre, pero realmente este padre tan presente no era un padre, era otra madre. En nuestro tiempo, hay un empuje a que tanto el padre como la madre tengan la misma función, es un reclamo que le hacen las mujeres a los hombres. Además a los padres también les pasa que quieren ser un poco madres, lo cual es un tema para pensar ¿no? Al compartir la crianza resulta que el chico tiene dos madres y habría que ver como funciona el padre, esto es un poco antipopular para las mujeres, que yo diga esto. Hay una idea de que el padre tiene que colaborar en la crianza bla, bla, bla, muy bien; pero hay que ver como eso afecta la función del padre, porque esto puede llevar a una sustitución débil del Deseo de la Madre, que además tiene que ver con las nuevas virilidades y las nuevas paternidades.

De ninguna manera hablar del padre carente quiere decir que está ausente en la realidad, al contrario, es un padre muy presente y es carente por lo presente que está. Lacan nos dice que el padre de Juanito estaba muy enamorado de la madre y además pendiente todo el tiempo de Juanito. Por ejemplo, le decía, bien psicológico el padre, ¿tienes miedo de alejarte de mamá? No, le contesta Juanito, de lo que tengo miedo es de que siempre volvería. O sea que Juanito tenía la angustia de la falta de la falta. Y todavía hoy con todos los años transcurridos de ese seminario de 1958, uno escucha en los consultorios a las madres preocupadas porque tienen que estar presentes con sus hijos. Como un resto, hay una idea psicológica del asunto que está en las madres y que hoy día también está en los padres, hay que preguntarse sobre eso, porque en realidad si definimos que el problema no es la falta sino que falte la falta; si Freud ya hablo del fort-da desde el principio, que tiene que ver con que la madre entra y sale ¿por qué tanta preocupación actualmente por estar con el niño, tanto de la madre como del padre?. No olvidemos que el padre de la realidad, por supuesto, nunca está a la altura de la función, esto ya se incluye en la operación del Nombre del Padre y en ese sentido, siempre hay carencia; porque si no la hubiera, si coincidiera el padre con la función, tendríamos una psicosis, es el caso Schreber que coincide el padre con la función.

Voy a dar un primer salto, después vuelvo al Seminario inexistente, al Seminario 17, porque hay ahí un pasaje del Mito a la Estructura, ahí Lacan reúne de un modo que después él va a criticar, por ejemplo, en el Seminario 18, De un discurso que no fuera del semblante. Va a criticarse a sí mismo, ya que se da cuenta en el Seminario 17 que no puede homologar al padre de Tótem y tabú con el buen padre del Edipo. También está Tótem y tabú, está Moisés y el monoteísmo y está el padre del Edipo y; estos padres no pueden coincidir entre sí, son antinómicos. Así pues en el Seminario 18 sólo va a tomar Tótem y tabú porque en este va a estar más claro el goce del padre, antes del asesinato, porque es aquel que gozaba de todas las mujeres, es más claro el goce del padre en Tótem y tabú que en el Edipo, el buen padre, es este del que les estaba hablando hace un ratito, digamos, cada vez más bueno.

Lo que va a decir Lacan finalmente es que de lo que se trata es que son todos mitos acerca del goce del padre, tanto en Tótem y tabú como en el mito de Edipo. En el Seminario 18 dice, justamente, que el goce del padre es poco claro porque no se sabe si este padre que goza de todas las mujeres, es él el que goza o son todas las mujeres las que gozan. A la vez, hay que tener en cuenta que el Nombre del Padre es un elemento de la teoría del Nombre, una teoría que incluye el nombre propio, el nombre del goce y el nombre del padre, es decir, es uno más en la teoría del nombre. Tal como está trabajada en el Seminario 9 de la Identificación que no ha sido todavía establecido por Miller; pero que trata del significante, el S1. Lacan dice que el analista no tiene un nombre propio, en el sentido de que el analista puede hacer de su nombre, un nombre común. Que el nombre del analista puede entrar en las formaciones del inconsciente del analizante. Les voy a dar un ejemplo mío, yo tengo un apellido que fácilmente puede pasar a nombre común, Torres. Cuando se cayeron las torres gemelas de Nueva York en el 2001, hubo pacientes que hacían un equivoco en la caída de las torres, y esto entró en el inconsciente de algunos, y el analista ha de estar dispuesto a que su nombre sea un nombre común entre los analizantes; aunque tenga un nombre propio en lo que escribe. Igual el psicoanalista por mucho que escriba, nunca es un autor para Lacan. Entonces ese juego que el propio Miller hace con su nombre, molinero, si es empleado en el uso común del nombre propio, es una injuria; pero si aparece en las formaciones del inconsciente del analizante no es una injuria, ayuda al trabajo que se está realizando en un análisis.

Entonces Lacan para trabajar los nombres propios tomó, entre otros, a Frege, y varios otros lógicos matemáticos, porque Frege se ocupó mucho del sentido y la significación, también trabaja un artículo de Bertrand Russell que se llama Sobre la denotación, donde se pregunta qué pasa cuando hay un concepto que no tiene existente. Si nosotros escribimos Nombre del Padre como una X, es un concepto que no tiene un existente directo, tal como lo tenía el padre en Freud, se separa la función del existente. Estoy hablando de lógica matemática. Esto nos permitirá llegar a lo que luego estará en el Seminario 20 en las fórmulas de la sexuación, separar el «para todos» del «existente», porque el «para todos» es universal y el «existente» es singular. Uno podría decir que a cierta altura de la enseñanza de Lacan el «existente» es particular pero al final, y sobre todo, en nuestro tiempo, es más y más singular, porque es absolutamente contingente quien va a ocupar ese lugar del padre, o esa función del padre, es cada vez más contingente, en nuestro tiempo más que nunca. Por ejemplo, en las familias homoparentales o homosexuales, el problema es la función del padre ¿cómo definimos el padre ahí?, por la importancia que la teoría lacaniana le da a la función del padre.

Puedo darles un ejemplo para que ustedes entiendan mejor la diferencia entre el «para todos» y el «existente», el universal y el «existente». Si uno dice «el actual rey de Francia» o incluso «el actual rey de Inglaterra», eso está nombrando un concepto que no tiene un existente, uno puede nombrar algo que no tiene un existente, porque no hay rey de Francia ni tampoco, incluso, rey de Inglaterra.

Si el concepto es un significante, el concepto mata al sujeto; ustedes saben que la teoría del significante en Lacan nos dice que el sujeto, está barrado por el significante, está barrado en primer lugar por el Otro, es hablado por el Otro. Para Lacan, de entrada, el sujeto está barrado por el Otro, que es lo mismo que decir que está barrado por el significante. Si es barrado por el Otro, sólo puede repetir el discurso de los padres, para cuando se dió cuenta ya se ha tragado el anzuelo, es una de las metáforas que utiliza Lacan. El sujeto ya estaba marcado por el significante, que mortificaba el goce y las marcas de goce que quedan como resto de esa operación significante, porque marcas de goce quedan, esas no van a desaparecer del todo. Por eso, mi último libro se llama Cada uno encuentra su solución, porque el último Lacan no piensa que se trata del atravesamiento del fantasma, sino de saber hacer con esas marcas de goce, saber hacer de esas marcas de goce un sinthoma. El nombre, dice Lacan, da al sujeto como muerto en un sentido, porque es el nombre que aparecerá en la tumba. El significante como tal tiene que ver con la tumba, porque mortifica lo vivo, eso yo lo he trabajado bastante en un artículo que está publicado en la revista Enlaces. Eso que no podrá ser escrito tal como lo dice bellamente T. S. Eliot, en un poema que se llama La tierra baldía, que hay un goce que no quedará escrito en la tumba de nadie, lo que el sujeto vivió como goce. Hay unas estrofas muy lindas sobre esto, sobre la caída de un sujeto en la insensatez, la insensatez es el acto sexual, y esto no podrá ser escrito por ningún notario, ni estará escrito en nuestras tumbas, porque ese goce vivido no dejará huella en los cuartos vacíos, ni en lo escrito por el notario, esto es, se separa el significante del goce. Los poetas saben y siempre lo dicen mejor que nosotros, en eso Lacan, hablando de Marguerite Duras, voy a hablar bastante de eso mañana – dicen que siempre el artista le lleva la delantera al psicoanalista. Ella sabe sin él, Marguerite Duras, lo que él enseña. Es lo mismo, T. S. Eliot sabe sin él, lo que él enseña.

En Subversión del sujeto introduce de alguna manera el goce del padre cuando dice que, hay un nombre que falta en el mar de los nombres propios y entonces, Miller se pregunta: ¿por qué dice en el mar de los nombres propios? y no dice en el conjunto de los nombres propios. Porque si hubiera dicho conjunto, estamos en el campo de la lógica, pero si hablamos del mar, hay algo infinito, innombrable, no se detiene, no tiene denotación posible. Es lo mismo cuando decimos Lacan dice, no decimos Lacan decía, porque su discurso está vivo, sigue teniendo una presencia actual. Y el goce de transmitir su enseñanza está vivo, no está mortificado por el lenguaje, es de esperar que en las clases y en las conferencias que damos, algo de ese goce pueda ser transmitido. En ese sentido, el nombre propio es inconmensurable, va más allá de la tumba y del significante, y tiene que ver entonces con el goce como tan bellamente lo dice el poema de Eliot. Lo que aparece como faltando en el mar de los nombres propios es el nombre de goce.

Versiones del padreDe esta manera tenemos ya tres nombres: el nombre propio, el nombre del padre y el nombre del goce. Que el nombre de goce esté más allá del nombre del padre tiene que ver con la aparición del objeto a en la enseñanza de Lacan. Ustedes piensen que Lacan introduce el objeto en el Seminario de la Angustia y toda la cuestión después del Seminario 16, De Otro al otro, con minúscula. Nosotros podríamos llamarlo también del significante al goce, de Otro al otro, no es al otro con minúscula de lo imaginario, es el del objeto. El neurótico es alguien que le atribuye todo lo que le pasa al Otro. Por eso el concepto de extimidad, trata de que uno ve como viniendo de afuera lo más intimo. Lacan llamó a eso extimidad, tanto en el Seminario 7 de la ética como en el Seminario 16 retoma bastante la cuestión de que el neurótico le atribuye todo el tiempo al Otro su objeto de goce, no lo puede reconocer como propio. Por ejemplo, cuando alguien se separa, ya sea de la pareja, ya sea un hijo de la madre, ya sean los amantes o en una separación matrimonial; el problema no es separarse del Otro, sino separarse de la parte de goce propio que estaba enlazada al Otro, o sea, separarse del propio objeto. En cambio, el neurótico todo el tiempo, le atribuye todo al Otro; hay pacientes, sobre todo mujeres, a las que hay que decirles que no pueden decir más la palabra «él», porque «él me dijo», «él entró y él es así», «él es de esa u otra manera» y no nos enteramos nada de lo que ella dice. Bien, hay que prohibirlo, a veces. El Nombre de Padre en singular está del lado del Otro, el nombre del padre en plural está del lado del a minúscula, o sea, del lado del objeto de goce.

El objeto a fue conceptualizado por primera vez en el Seminario de la Angustia, que exista el objeto a es lo que le permite pluralizar los nombres del padre. O sea que en Del trieb de Freud y el deseo del analista, Lacan hace una diferencia entre el analista freudiano y el analista lacaniano y dice: el analista lacaniano cree que las identificaciones tienen que ver con el Nombre del Padre, pero que éstas no satisfacen a la pulsión, que es a lo que está aferrado el neurótico, a las identificaciones, a la novela familiar. En realidad tienen que ver con lo simbólico y con el Nombre del Padre, pero no tienen que ver con el goce, por eso el Seminario 9, La identificación, es sobre el S1, sobre el significante; en cambio, el 10 es un seminario sobre el objeto. Esto es, para que vayan entendiendo como avanza Lacan en su pensamiento, como se cuestiona a sí mismo todo el tiempo. Lacan dice muy bien, estoy definiendo al padre, pero se me está escapando el goce; es lo mismo que le pasó con el Seminario de la ética, en el cual se tornó imposible el goce. Entonces tuvo que ir a otro paradigma; pensar el goce fragmentado, que es el goce de los objetos de la pulsión tal como aparece en el seminario 11. Pero ese sería tema de otro seminario.

Digamos que el primer Lacan, los filósofos con los que trabajó son Hegel y Kant. Toda la dialéctica del deseo es una dialéctica hegeliana y el seminario de la ética está referido a Kant, no se olvida Lacan de escribir Kant con Sade, para decir que Kant, tenía la idea de que el goce pudiera ser sustraído. La verdad de Kant es Sade también podríamos decir que la verdad de Sade es Kant, porque Sade tenía reglas sobre el goce -era un poco kantiano en eso, así como Kant era un poco sadeano, no voy a decir sádico, sino sadeano-, es decir, lo que estaba oculto tras el significante Kant, era el alarde del significante. Kant se pasaba escribiendo encerrado y bajaba de vez en cuando, daba una vuelta breve y, en una ocasión, lo subió una princesa en su carruaje y, transcurrió un poco más del paseíto previsto de diez minutos, y Kant dijo: ¡nunca más me subo a ningún carruaje! porque estaba todo el tiempo escribiendo y él pretendía regular desde el significante al goce, eso en Kant es claro, es absolutamente claro en la máxima kantiana, que el Imperativo categórico kantiano es el imperativo del superyó; porque lo que está oculto es el goce detrás de ese imperativo.

Entonces Lacan en esta única clase del Seminario inexistente no toma ni a Hegel ni a Kant, lo que va a tomar es a Kierkegaard, quien es un filósofo que justamente no se ocupa del universal como Kant o Hegel. Hegel quería llegar al saber absoluto. Pero Kierkegaard aparece como muy dividido, es un filósofo muy dividido. Quienes se ocuparon del goce son Kierkegaard, Nietzsche, Spinoza y, quizá también, San Agustín. Lacan descubre el gran engaño hegeliano que quiere llegar a la idea de saber absoluto y Lacan está completamente contra eso. Finalmente, todos terminan con la idea de Dios, Hegel e, incluso, Descartes que quiere objetar algo con el «pienso luego existo» y termina resolviendo la cuestión con Dios. En cambio, Kierkegaard y Nietzsche piensan que el Dios no se sostiene en un universal. Por ejemplo, San Agustín decía que Dios no es causa sui, no es causa de sí mismo, esto podría hacernos pensar que Dios no se le presentaba como tan entero, pero Lacan encuentra la contradicción de que Dios no se causa sui y que, sin embargo, San Agustín pueda decir que Dios dice: Soy el que soy, porque si Soy el que soy es causa sui, pues no es efecto de nada, es sólo causa.

Este Dios que estamos pensando ahora que no es causa sui, tiene más que ver con el objeto que con el Otro. Porque todos estos filósofos tales como Kant o Hegel son filósofos del Otro, hay una creencia absoluta en el Otro que termina por ser una creencia en Dios, por lo tanto, en el padre. En cambio, el Dios de Nietzsche, quien dijo: Dios ha muerto, es más frontal en esto. Siempre me ha llamado la atención que Lacan nombra poco a Nietzsche, pero para decir esto, lo nombra. En el Seminario 10 toma fundamentalmente a Kierkegaard porque es quien se ocupa de la angustia y del padre, en su libro Temor y temblor. Que es otra cosa que habría que leer conjuntamente con la Biblia para entender esta clase, porque habla del padre y se pregunta mucho sobre lo que no logra entender en la lógica de Abraham. ¿Por qué estuvo dispuesto a matar a su hijo?, esto no es sin la angustia que le provoca a Kierkegaard el acto de Abraham. En esta clase, Lacan toma la figura de Dios para decir que no es el gran Otro, que es un Dios más referido al goce, que al concepto; y que el cuento del Edipo es un mito, mientras que el complejo de castración no es exactamente un mito, porque está referido a lo real. Entonces digamos que todos los mitos sobre el padre son mitos sobre la pérdida de goce, y el sujeto supone que la culpa de la pérdida de goce la tiene el padre.

Entonces ¿qué es lo que pone límite al goce, al goce del padre? Uno podría decir: el placer puede poner límite al goce, pero si es el placer lo que pone un límite al goce, ¿para qué está la figura de la ley? ¿Para qué está el padre como figura de la ley?, ¿para qué sirve la ley y para que sirve el padre?. En realidad, Lacan en el Seminario 18 va a decir que el padre es un semblante y esto va a estar bastante explicado en su escrito sobre El despertar de la primavera. Entonces, el padre es un semblante y la primera operación que Lacan realiza sobre Freud, el nombre del padre como metáfora, en realidad, denota el poder de la palabra, porque el Otro es eso, el poder de la palabra. Después, Lacan no va a creer tanto en el poder de la palabra, va a ver que está el goce obstaculizando eso, incluso san Agustín en De Trinitate cuando habla del padre toma la hora nona con la famosa frase de Jesús, «Padre ¿por qué me has abandonado?, hay una relación muy grande con «Padre ¿no ves que estoy ardiendo?», porque es un padre que no ve, fundamentalmente es un padre que no ve. El a minúscula da cuenta de que no hay un universal de los nombres del padre, por lo tanto, no hay un nombre del padre en singular, si la metáfora fuera posible para el a minúscula nosotros podríamos escribir:

a
J

Si fuera posible la metáfora, el a sustituiría al goce, pero el a no sustituye al goce: es el goce. Entonces a la altura del Seminario 10, Lacan comienza a ir en contra los filósofos a los que había seguido hasta este momento. Había seguido mucho a Hegel en la cuestión del alma bella para explicar la histeria y, después, no es que no queden ideas de Hegel en el discurso del amo, pero muy modificadas. Porque dice que el filósofo va a llegar a la concepción del saber absoluto. Al contrario, lo que él quiere introducir es la problemática de la angustia y Hegel no se angustia; el que se angustia es Kierkegaard y también Nietzsche.

Versiones del padreHay una parte en el Seminario 17 donde dice que Nietzsche introduce el tema de que Dios ha muerto, pero hay muy pocas referencias en la obra de Lacan. Me he puesto a buscar porque me interesaba encontrar por qué Lacan no mencionaba a Nietzsche. Pero Kierkegaard en Temor y temblor está completamente dedicado a pensar por qué Abraham estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo, eso lo tortura. Les decía que en el único lugar donde se entiende la pluralización de los nombres del padre es en la Biblia, Lacan toma una cita del Éxodo dice: Moisés pastoreaba el rebaño de sus suegro Jetro, sacerdote de Madián, llegó hasta Horeb, en la montaña de Dios, ahí se le apareció el Angel de Yavhé en una llama de fuego en medio de una zarza, y Moisés vio que la zarza ardía, Moisés se acercaba para mirar, y lo llamó: ¡Moisés, Moisés! y Moisés dijo: Héme aquí. Yahvé le dijo: No te acerques aquí, quita las sandalias de tus pies, porque el lugar que pisas es suelo sagrado. Y añadió: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Moisés se cubrió el rostro porque temió ver a Dios. Tomando esta cita del éxodo de la Biblia, Lacan comienza a hablar de la caída del objeto y de la angustia que provoca. Venía explicando hasta este momento que la falta estaba en la mujer; pasa a hablar de la detumescencia del órgano en el varón, para ubicar el lugar de la falta en la detumescencia del órgano en el varón y no en la carencia de falo en la mujer; o sea, empieza a salir de la lógica fálica, porque la lógica fálica está relacionada con la lógica del significante y la lógica del Otro, mientras el a no va junto al Otro ni al significante ni al falo, el a introduce el goce.

Lo que dice de la detumescencia es muy interesante porque dice que hay un pérdida de goce y eso hace aparecer el objeto. La detumescencia implica que para el sujeto el orgasmo está al mismo nivel que la angustia. Y agrega, la detumescencia implica esto no sólo para el varón sino para ambos sexos, porque a partir de este momento, el deseo estará para siempre separado del goce, una cosa es el deseo y otra el goce. Y algo de esa separación se produce en el acto sexual mismo. Por eso la histérica -que es una amante del Otro, del significante y del deseo, coloca el deseo donde está el significante, el Otro y el falo -, ella siempre quiere al hombre del deseo y rechaza al hombre del goce.

En Dora, el hombre del deseo era el padre, se trataba del deseo. Por eso ella no puede hacer lo que le pide el señor K, ella tendría que estar en una posición femenina y no histérica, y no puede, no tiene con qué. La Bella Carnicera, tenía al hombre del goce. En la Bella Carnicera es claro que se trata del goce de la carne. Freud pone otro ejemplo para hablar de la histérica como agua mansa ¿se dice acá? Bueno, entonces, mosquita muerta. Son histéricas suavecitas, no son histéricas decididas, pero hay que cuidarse más de las histéricas agua mansa que de las agua brava, porque el agua brava uno la ve venir y el agua mansa se va metiendo, se va metiendo y al final, uno se ahoga. Hablando de la bella carnicera inventa ella como toda histérica, la Otra. Y se la sugiere al marido, y finalmente, entusiasma al marido con la Otra. Podríamos decir que ella tiene que transformar al hombre del goce en hombre del deseo, porque lo que ella quiere es que el carnicero desee a la amiga. Ella se percata que hay algo en el deseo que no es puro deseo, que es goce ¿cuándo?, cuando el carnicero dice: «cualquier trozo de trasero de una muchacha bonita sería más interesante de pintar que mi cabeza». Cuando un pintor quiere pintar la cabeza del carnicero, la carnicera, que era una histérica inteligente escucha bien: trozo de trasero y, ahí aparece la parcialidad de la pulsión y la cuestión del goce. Miller ha escrito un bello artículo Trío de Melo, de melodrama (que tiene que transformarse en comedia en la histeria entre la carnicera) el carnicero y la amiga flaca. La Bella Carnicera deduce que cualquier trozo de trasero le puede venir bien al marido; entonces ella quiere ser deseada más que la amiga, tal como Dora quería ser deseada más que la señora K.; pero no quedarse a solas con el señor K. Ni tampoco en al caso de la Bella Carnicera con el carnicero, que le quería comprar el caviar y ella soñaba con el salmón. El carnicero estaba dispuesto a comprarle el caviar y el salmón porque estaba enamorado de ella. Para Dora era más fácil, porque tenía al hombre del deseo -que era el padre- y al hombre del goce -que era el señor K.- Les digo esto porque los trato de ir llevando a la diferencia entre la lógica del significante, (en la cual está también la lógica del deseo) y, la cuestión del goce, que no responde a una lógica ni a un concepto.

En realidad, la aparición del objeto y su pérdida son la misma cosa, porque es la separación del niño del pezón, si pensamos en la etapa oral, el pezón para el niño es una parte de su cuerpo y en un momento tiene que perder ese objeto. Tal como va a pasar en la etapa anal. Lo más interesante es lo que Lacan dice sobre la mirada, lo que mejor representa al objeto es la mirada y la voz que son los objetos lacanianos, que no estaban en Freud. ¿Qué pasa en la mirada?, hay algo horroroso a veces, lo que Lacan llamará «la esquizia del ojo y la mirada». Esto ya está en Freud en el artículo Lo siniestro, cuando toma el relato «El arenero» de Hoffman que arrancaba los ojos de los niños.

Lacan lo que va a trabajar es que no es lo mismo el ojo que la mirada. Freud ya se había dado cuenta de eso con la ceguera histérica donde el ojo estaba perfectamente bien, sin embargo la histérica no veía. San Agustín también se da cuenta, habla de la voluptuosidad del ojo. Por ejemplo, una novela muy famosa en la Argentina de Ernesto Sábato Sobre héroes y tumbas tiene una parte «Informe sobre ciegos» también allí está muy claro qué pasa cuando queda ciego el ojo y, a la vez, hay presencia de la mirada; o sea que, hay algo de la trama de la cadena significante que se pierde cuando el objeto se enfrenta a la mirada, también está en la lógica del exhibicionista y en la lógica del voyerista.

El primer Lacan se ocupa del Deseo de la Madre y después, ya el Lacan del Seminario de la Angustia y el Lacan de la clase única del Seminario inexistente se ocupa del padre del goce. De este padre que está tan claro en tanto Dios le pide a Abraham que lleve al hijo y lo sacrifique, se ve claro el goce del padre. No sólo lo toma en la única clase del seminario inexistente, hay un capítulo en el seminario 17, que se llama «La feroz ignorancia de Yavhé». Ustedes ven que hay muchas versiones de Dios y eso es a lo que va llegar Lacan a la perè-versión con un juego de palabras en francés que él llama perè-versión que es la perè-versión de cada uno, no la perversión como estructura clínica, sino la versión del padre. Ya hablamos de versiones del padre y el judaísmo habla de versiones del padre, ya que habla de Yavhé, habla de Elohim, El Shadai, de la Zarza ardiente, son versiones del padre.

De lo que se trata, al final de la enseñanza de Lacan es de que cada uno encuentre un padre; que no necesariamente está representado por su padre, cuando alguien encuentra su solución sintomática a lo irreductible entre el amor, el deseo y el goce, también encuentra quién ha sido su padre para él, aún si es un invento contingente. Y en ese sentido, si es un invento contingente, uno pensaría que no necesariamente se trata de un hombre, digo, porque hablaremos de las uniones del mismo sexo.

Retomando, entonces, el Shadai no fue traducido al principio como el Todo poderoso tal como nos aparece en la Biblia actual; en realidad, se trata del origen del padre basado en un carnero, o sea, en la raza «Sem» para los judíos. Aquí Lacan hace una referencia a Kierkegaard en Temor y temblor donde Kierkegaard dice en la página 35: cuando me pongo a reflexionar sobre Abraham me siento aniquilado, caigo a cada instante en la paradoja maldita que es la sustancia de su vida, a cada instante me siento rechazado, y a pesar de su apasionado furor, mi pensamiento no puede penetrar esta paradoja ni siquiera el espesor de un cabello; pongo en tensión todos mis músculos e instantáneamente me siento paralizado. No ignoro las acciones que el mundo admira como grandes y magnánimas hayan eco en mi alma, porque estoy humildemente seguro de que el héroe ha luchado también por mí, entro, por lo tanto, en el pensamiento del héroe, pero no en el de Abraham; alcanzada la cima de entender su pensamiento, voy de nuevo a caer porque aquello que se me ofrece es una paradoja. Entonces Kierkegaard se angustia pensando en el goce.

Mónica Torres: -Sí, una pregunta, ¡muy bien!.

Pregunta: [….] Nietzsche con Dios ha muerto, nosotros lo hemos matado, de la analogía que está haciendo… la parte del asesinato no se culmina en Abraham y en Nietzsche sí se culmina, es posible que nosotros lo hayamos podido matar […]

Mónica Torres: Uno no podría tomar esa frase de Nietzsche, agregándole nosotros lo hemos matado, podría tomarlo como el padre de Tótem y tabú, hasta ahí todos estamos de acuerdo, todos lo hemos matado y como lo hemos matado hay la obediencia retrospectiva, es el universal del padre, se obedece al padre, es asesinado porque gozaba de todas las mujeres, es el mito de Tótem y tabú. Y entonces luego se obedece al padre muerto. Pero Nietzsche no dice eso, porque Nietzsche no obedece al padre muerto. Para Nietzsche ese Dios ha muerto significa que reina el goce. Hay que tener el cuidado de no ver en Nietzsche otra lectura de Tótem y tabú con su Dios ha muerto. Es cierto que hay una paradoja en el pensamiento de Nietzsche ¿por qué hay una paradoja? Porque si Dios ha muerto todo está permitido, y en realidad es al revés, si Dios ha muerto nada está permitido, porque ya no se sabe que está permitido y que no está permitido; todo el goce es posible, pero ese pensamiento habla de la muerte de Dios de modo contrario a como se habla del asesinato del padre en Tótem y tabú. Pero en el asesinato de Tótem y tabú, los hermanos cuando se juntan para matar al padre que gozaba de todas las mujeres -que es uno de los mitos sobre padre- después, van a obedecer retrospectivamente. En ese sentido existirá el «para todos» en las fórmulas proposicionales de Lacan, el para todos se escribe así : .»x Fx, ¿qué quiere decir esto?, que para todo hombre se cumple la función fálica, sin embargo, $x Fx, existe uno para quien no se cumple la función fálica, esto quiere decir existe uno que no, puede ser el padre de Tótem y tabú; pero al ser asesinado pasa a ser un «para todos» que va a obedecer al padre muerto. Nietzsche no dice eso, y Kierkegaard tampoco. Uno podría pensar que vamos a obedecer a ese padre muerto en el pensamiento de Hegel y en Kant, pero no en Kierkegaard ni en Nietzsche.

Tendría que desarrollar mucho más para poder explicar esto, pero con que tengan una intuición de lo que estoy intentado transmitir, quiero que quede claro que ese Dios ha muerto, no es el padre de Tótem y Tabú. Debido a que la consecuencia para Nietzsche es un reinado del goce, no es un sometimiento a la ley del padre, como sí lo es el asesinato de Tótem y Tabú. Aquí nos estamos ocupando del goce de Dios, y del goce del padre, y no de hacer un mito sobre la pérdida de goce como es el mito de Edipo o como lo es el de Tótem y Tabú. Edipo, ¿cómo termina? Cegándose, representando la castración misma, porque el súmmum de la castración, es precisamente la pérdida de los ojos; ya que la mirada es el mejor objeto para representarlo, no se mata Edipo, sino que se castra, se quita los ojos.

Entonces ¿cuál es la angustia de Kierkegaard? No puede entender por qué Abraham no se angustia. Hay toda una cuestión que está muy bien planteada en dos cuadros de Caravaggio, que están en este libro De los nombres del padre. Abraham va al lugar del sacrificio de Issac, muy contento, alegremente con el cuchillo en la mano, casi apurado; llega antes de tiempo. Issac era su hijo favorito, había sido concebido por Sarah que era estéril, casi tenía 90 años y Dios le concede la gracia de tener ese hijo; era su hijo verdadero, su hijo más amado. Y Dios le pide el sacrificio de ese hijo para demostrar que más que al hijo, quiere a Dios. Iba decidido a la cima, y en el momento que está por matarlo aparece un Ángel, está muy claro en el cuadro de Caravaggio, que lo detiene, y lo que queda como resto de ese no sacrificio del hijo es la circuncisión. Abraham le dice: permíteme al menos cortarle un poquito de carne… Se entiende la angustia de Kierkegaard frente al acto de Abraham. Después va a quedar en la religión judía esa marca en la carne, perdura hasta hoy.

No es que Lacan esté en contra de la circuncisión, al contrario, está a favor en el sentido que se inscriban en la carne las generaciones por la vía paterna. Issac en el cuadro de Caravaggio está con un rostro de dolor y lo que ya no se puede borrar es que el padre estaba dispuesto a matar al hijo. Es lo que Kierkegaard encuentra una y otra vez. Abraham no se angustiaba, casi hay que frenarlo, quien lo frena es un Ángel, que es otra versión de Dios. En el judaísmo es otra versión de Dios, un dios del deseo, que le permite no matarlo a condición de dejar una marca en la carne. Hay una marca de goce, pero permite que siga viviendo el hijo.

Pregunta: Esta marca del goce es más una marca del goce del padre…

Mónica Torres: Y es por esto que Lacan no está contra la circuncisión, porque la psicología se pone en contra de la circuncisión, en el sentido de que es algo doloroso. Pero si de lo que se trata es de reproducir una marca que inscribe una genealogía paterna, entonces hay que discutir seriamente por qué no habría que hacer la circuncisión.

Pregunta: ¿Es como el apellido?

Mónica Torres: Pero del apellido marcado en la carne, eso es lo que no está en la religión cristiana, porque el bautismo no tiene esas características, es mucho más metafórico. Ustedes saben, la religión católica, a cada santo una vela, no es tan estricta como la religión judía, eso ha hecho que triunfe. La religión que ha triunfado es la católica, no es la judía. Esto lo escribe también Lacan, tiene un artículo sobre el triunfo de la religión católica. Pero para explicar el goce del padre tuvo que dirigirse a la religión judía.

Creo que ahora podemos entender qué quiero decir cuando pasamos del mito a la estructura, una cosa es el mito sobre el padre y otra cosa es la estructura. Entonces, los cuatro discursos lo que hacen es estructurar, de algún modo, el goce del padre. Es una estructura porque el objeto a, que no puede entrar en la lógica del significante, sí puede entrar en la lógica de los discursos, porque ya no vamos a estar en el lenguaje sino en la lengua y la lengua permite el goce, no así el lenguaje, esa es la diferencia.

Les digo entonces que, en el capítulo del mito a la estructura del Seminario 17 es uno de los pocos lugares donde Lacan hace referencia a Nietzsche, cuando hace una conexión entre la muerte del Padre y la muerte de Dios. Dice así: «la muerte del padre en tanto se hace eco de un enunciado que tiene un centro de gravedad nietzscheano», eso es todo lo que dice, o sea, ¡hay que encontrarlo! Esa es la referencia a Nietzsche, lo dice como al pasar. No hay Dios y no hay el padre.

Kierkegaard y Nietzsche son dos filósofos angustiados por la muerte de Dios y por el goce del padre, y es aquí donde Lacan toma una frase de Los hermanos Karamásov de Dostoiewsky donde dice que si Dios ha muerto todo está permitido, porque ustedes saben que también los hermanos Karamásov matan al padre. Entonces es al revés, si Dios ha muerto nada está permitido, ya que es la condición para que un goce esté permitido, para que circule el goce con otras mujeres, es preciso que esté prohibido el goce con la madre. Pero el asesinato del padre, lo que hace es impedir el goce de la madre como también en el mito de Edipo, la circulación de gozar de las mujeres.

Aunque no está clara la cuestión del goce del padre, no está claro, porque incluso no está claro en Edipo, porque Edipo es el único, el primero que mata al padre y el que no sabía. Todos los demás a partir de ahí, los neuróticos, saben. Edipo no sabía que estaba matando al padre y que se estaba acostando con su madre, a partir de ahí todo héroe, todo neurótico, sabe. Hamlet se diferencia de Edipo en que sabe. Hamlet tiene toda la preocupación por la muerte del padre, por el goce de la madre. Ese es otro mito sobre el goce de la madre, porque el padre es asesinado por el amante de la madre, y Hamlet se debate como un neurótico, podríamos decir, pero Edipo no. Porque Edipo no es un neurótico, es el que funda, es el que no sabe.

Pregunta: No podríamos decir que sí se debate cuando huye de su ciudad natal, porque le dicen que va a matar a sus padres, y eso es lo que provoca…

Mónica Torres: Hay una predicción, pero él no sabe que es el padre. La interpretación de Lacan es que Edipo no sabía y que en realidad, él va a Tebas y lo que hace es descifrar el Oráculo de la Esfinge. Edipo cree en el destino, de hecho mata al padre, pero él quiere huir de ese destino, tal como su verdadero padre quiso huir del destino. Para los griegos, el destino se cumple y entonces se va a cumplir que Edipo mata a su padre, pero cuando lo mata no sabe que es el padre y cuando está en el pueblo de Tebas, y descifró el Oráculo de la Esfinge, que en el pueblo de Tebas no podían descifrar, esta Esfinge con forma de mujer, se tragaba a lo ciudadanos que no respondían. Como Edipo lo descifra, el pueblo de Tebas le ofrece casarse con la viuda, que se case con Yocasta, y se casa sin saber que se está casando con la madre; es alguien que no sabe. Todo neurótico a partir de ahí sabe, saber con el saber no sabido del inconsciente, no en el sentido del saber sabido, por supuesto. Sabe en el sentido de la represión, como lo dice Freud en el hombre de los lobos, por ejemplo.

Pregunta: ¿de qué goza el padre?

Mónica Torres: No queda muy claro, son todos mitos del goce del padre, porque nadie sabe verdaderamente de qué se trata el goce del padre. Porque si hubiera un Dios, entonces sabríamos. Y porque no hay un para todos, es uno por uno que tendrá que enfrentarse con esa marca de goce del padre, que será su sinthoma. Por eso cada uno inventa su sinthoma, e inventa quién ha sido su padre para él. Por eso la función principal del analista es representar ese vacío, nunca ofrecerse al lugar del Otro, que es el lugar del padre, esa cuestión fue el error de Freud en casi todos sus tratamientos. Freud se ponía en el lugar del padre, con Dora, con el hombre de los lobos. No está claro en el hombre de las ratas y aun así, Lacan critica que no fue muy trabajada la idea de la muerte en el hombre de las ratas, y que por eso se murió en la guerra.

Últimamente, quien ha trabajado más la cuestión del padre es Éric Laurent, tiene un artículo sobre Lacan y los discursos donde dice: este mito de un padre gozador de todas las mujeres sobrevive en la religión, si la histeria lo inventó o participó en su mantenimiento es porque el sujeto histérico quiere un amo, quiere un amo para operar, para incidir, para alojar en él su síntoma, se puede decir, el padre, mito histérico. Como Lacan pudo decir que Don Juan es un mito femenino, porque sería aquel que puede gozar de todas las mujeres y que por ende puede hacer existir a las mujeres como un todo. Don Juan iría al mismo lugar que el padre, en tanto aquel que puede gozar de todas las mujeres. Ese es un mito femenino, tanto el padre como Don Juan son creaciones de la histérica con Freud. Lacan, por otra parte, en la última clase del Seminario 17 se dirige a los estudiantes del 68 (ustedes recuerdan, fue muy polémico) y les dice: ustedes son los ilotas del régimen, los esclavos del amo, le hacen el juego al amo; es como decirles, ustedes creen en Dios, ustedes sostienen al amo, el régimen se divierte con ustedes.

Así como dice en Televisión que los «psicoalgos» se cargan sobre sus hombres la miseria del mundo, y que un psicoanalista jamás debe cargarse a sus hombros la miseria del mundo. De la misma manera, está diciendo acá a los estudiantes, ustedes le hacen el juego al amo, cargan con la miseria del mundo y el régimen los mira. Dice textualmente Lacan: mirádlos cómo gozan. Entonces los miran gozar, a quien le podía preocupar la huelga de los estudiantes, qué efectos podía tener una huelga de estudiantes sobre el gobierno. Se cerró la cinemateca… Fuí hace poco a conocerla, esto está muy bien contado en la película de Los soñadores, de Bertolucci, que les recomiendo. Digamos, que en ese mirádlos cómo gozan, de alguna manera, es que el goce capitalista, goza que los estudiantes hagan huelga, le viene bien, porque deposita la protesta ahí, y no molesta a nadie. El régimen los exhibe; pero claro ¡cómo iban a entender los estudiantes esto a Lacan!

Pensemos que las dos cosas que han ido contra la religión son el goce capitalista y la ciencia, entonces se han producido nuevos objetos que ya no pueden ser nombrados por ningún Dios, son los gadgets, que no son nombrados por Dios, pertenecen al discurso capitalista. Lo mismo el avance de la ciencia. Tanto la ciencia como el capitalismo, suplantaron la religión. Había una religión en la cuestión del padre en Freud, más allá que lo diga o no lo diga, es una creencia absoluta a en el padre, porque hay padre, hay universal. Pero el capitalismo y la ciencia van a decirnos que no es así. Éric Laurent tiene un precioso artículo, que se llama «Despertar del sueño del padre», publicado en Enlaces número 7, dice: en el régimen de la civilización del Otro que no existe, el neurótico centra su trastorno en sus relaciones con el padre y como dice Freud, el padre es la invención que el neurótico ha dado a la humanidad, él fue quien estableció los trastornos y la fijación de esa función. Y por eso escribió el artículo de Despertar del sueño del padre; porque vivimos en una época que hay que despertar delsueñodel padre. Tiene algo que ver con el sueño del padre ¿no ves que ardo? Todos estamos inmersos en una civilización que los padres no ven, lo que les hablaba de los padres comprensivos, tanto entienden al hijo que no ven de qué arde, no ven el goce del hijo. Esto está renegado, desmentido por la psicología que pretende igual al padre y a la madre y que todos estén a merced del niño amo, su majestad the baby, lo cual no es muy bueno para el niño.

Las dos últimas definiciones del padre en Lacan: una, que ya no define al padre en relación a la madre, sino en relación a una mujer, cuando dice el padre es aquel que puede hacer de una mujer el objeto a causa de su deseo. Aquí estamos en un problema con las uniones del mismo sexo, porque ¿qué quiere decir una mujer? Es complicada. Hay otra: el padre sinthoma. Si pensamos al padre como síntoma, ahí es posible. Toda la enseñanza de Lacan se desplaza del Nombre del Padre a la pluralización de los nombres del padre, y el último paso, no pude hablar del modelo y la excepción, lo voy a decir brevemente. Cada padre realiza el modelo de la excepción paterna de un modo excepcional, es decir, único y singular. Cada hijo tendrá que hacerse cargo de cómo este padre es existente, no es universal. Ese existente que fue su padre pudo realizar la función siendo una excepción al para todos; no la excepción que funda el para todos, la excepción que objeta el para todos. No es lo mismo la excepción de Tótem y tabú que funda el para todos, que la excepción que en tanto uno, en singular, realiza el modelo.

Versiones del padreEl último Lacan está en la lógica de la singularidad del padre; o sea, en la primacía del existente sobre la primacía del universal. Entonces ya no se trata del modelo que valdría para todos, sino cómo cada uno hace excepción al modelo, o cómo cada uno vive esa función paterna y qué hace con eso cada hijo. Nos quedaría para ver, esta contingencia del padre que hace modelo de la excepción, en vez de modelo del universal, si nos puede servir para pensar las uniones del mismo sexo. Ya no se necesita del padre de la realidad. Se trata de un existente que hace excepción, digamos, al modelo ¿por qué hace excepción al modelo? Hace excepción al para todos, realiza de un modo contingente y singular el modelo.

Entonces creo que con lo que he tenido que condensar brevemente en esta conferencia, hemos visto el nombre del padre en singular referido a la operación del lenguaje sobre la clínica freudiana que hace Lacan. Un segundo momento, la pluralización de los nombres del padre, donde ya aparece el goce del padre y no el Deseo de la Madre; ya no el Nombre del Padre como puro significante para barrar el Deseo de la Madre, sino el goce del padre; eso nos conduce de los mitos, – Tótem y Tabú, Edipo y Moisés y el monoteísmo- a la estructura; a pensar la estructura de los cuatro discursos. Del mito a la estructura. Y por último, fuimos del modelo a la excepción.

Pregunta: inaudible

Mónica Torres: Como tengo poco tiempo, voy a tratar de ser lo más didáctica posible. Freud escribe dos artículos sobre las condiciones de la vida erótica en el hombre, de las condiciones de goce o condiciones de amor porque en Freud es la misma palabra. Hay uno, que se llama Sobre la degradación más generalizada de la vida erótica, eso es el universal, está claro. Hay otro que se llama Sobre un tipo particular de elección de objeto en el hombre, es particular, no singular. Freud no llegó al singular. Freud llegó al particular y coloca dos particulares: a la prostituta o a la mujer casada, o sea, que la particularidad no está en ese u otro hombre, sino en la elección particular, elige una. No es que quiera una o la otra, una que es la madre de sus hijos y otra con la que goza, como es el caso de la degradación de la vida erótica; se trata de alguien que hizo una elección particular. Freud la particulariza muy bien, no dice que es singular, no dice que cada uno hace esa elección, de modo contingente. Dice que se elige a la mujer casada o a la prostituta en tanto búsqueda del tercero perjudicado, hay una explicación: eso es el particular. El mejor ejemplo de particular, para mí, para dártelo brevemente, es ese texto de Freud Sobre un tipo particular de elección de objeto en el hombre. Freud no llega al singular, es Lacan quien arriba al singular.

Por ejemplo, la objeción Aristóteles, «Todos los hombres son mortales, Sócrates es un hombre, Sócrates es mortal». Pero ahí se perdió la singularidad, porque Sócrates no murió porque era un hombre, murió puesto que lo mataron, ya que tocó las leyes de la ciudad. No murió por ser hombre, y todos los hombres mueren. Murió asesinado, y cada uno muere de un modo singular. No sé si esto te ayuda a diferenciar el particular del singular.

Piensen que estoy poniendo de un lado, la función el padre muerto como necesidad del para todos; y del otro, el existente, el padre vivo y la contingencia. La última enseñanza de Lacan habla del existente, del padre vivo y de la contingencia a partir de RSI.

Fecha: 15/06/2012
Modalidad: Presencial
Lugar: Facultad de Psicología  UNAM

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Psicoanálisis, sujeto y neuro-ciencias

Psicoanálisis, sujeto y neuro-ciencias

Miquel Bassols

Viviana Berger: En principio, en nombre de la Nel-México le damos la más cordial bienvenida a nuestro invitado de Barcelona, de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis, Miquel Bassols. Estamos muy contentos con su visita y muy agradecidos de que haya hecho un espacio en su agenda, para atravesar el Atlántico y estar hoy con nosotros.

Vamos a compartir, entonces, varias actividades.

En el día de hoy en la tarde, el Encuentro de Biblioteca, a las 19.30 hs. aquí mismo, en la Alianza Francesa, en el que Miquel Bassols nos va a presentar el libro Sutilezas Analíticas, del curso dictado por Jacques-Alain Miller y editado recientemente por la editorial Paidós.

En el día de mañana, a partir de las 11 hs. tendrá lugar el seminario ¿Cómo finalizan los análisis?; en esta ocasión en el auditorio del Orfeo Catalán, en la Colonia Juárez.

Aprovechamos entonces, para invitar a todos aquellos que todavía no se hayan inscripto a sumarse a este trabajo.

Miquel Bassols es psicoanalista, miembro de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis y de l´École de la Cause Freudienne. Docente y coordinador de la sección clínica de Barcelona (Instituto del Campo Freudiano). Ha obtenido el grado de Doctor en el Département de Psychanalyse de la Université de Paris 8. Es autor de múltiples libros como: La psicoanàlisi explicada als mitjans de comunicació (Eolia, Barcelona 1997) – El psicoanálisis explicado a los medios de comunicación -, La interpretación como malentendido (Colección Diva, Buenos Aires 2001), Finales de Análisis (Editorial Pomaire, Caracas 2007), Llull con lacan. El amor, la palabra y la letra en la psicosis (Gredos, Madrid 2010), Lecturas de la página en blanco. La letra y el objeto (Miguel Gómez Ediciones, 2011) y Tu yo no es tuyo. Lo real del psicoanálisis en la ciencia (Tres Haches, 2011).

La conferencia de hoy lleva por título «Psicoanálisis, sujeto y neurociencias», en la que Miquel Bassols nos compartirá en persona, alguna de las ideas que despliega con gran precisión y profundidad en este último texto suyo de reciente publicación que les acabo de mencionar, «Tu yo no es tuyo. Lo real del psicoanálisis en la ciencia» – libro que recomendamos particularmente, no sólo por su contenido sino también por la calidad con que lo transmite, con un estilo muy claro, ameno, y de gran rigor teórico.

Psicoanálisis, sujeto y neuro-cienciasA propósito de esta ilusión de la ciencia de reducir lo humano a los términos de un cerebro, un hombre hecho de conexiones neuronales, el hombre en tanto un sistema cibernético, pensamiento que deja por fuera aquello – justamente – de lo que está hecho el psicoanálisis, el sujeto de la palabra y del goce, recordaba la respuesta que diera Gary Kaspárov cuando se le preguntó acerca del tema del hombre y la máquina.

Gary Kaspárov estuvo hace poco en México para la fiesta de los 100 años de la UNAM, a la que fuera invitado junto con otros tantos grandes maestros del ajedrez, animando un torneo que organizara la universidad para festejar el centenario – entre otras actividades.

En esa ocasión, tuve la oportunidad de asistir a una conferencia en la que habló también acerca de su experiencia de competir contra la máquina. Durante años IBM le ofreció el desafío de competir contra la computadora. Cada año Kaspárov ganaba la partida e IBM usaba esa experiencia para ir perfeccionando la siguiente máquina. Hasta que en mayo de 1997 por primera vez, la computadora – que se llamaba Deep Blue – logró vencerlo. Varios artículos hablaron en su momento de la Imaginación versus el Cálculo. Los expertos habían logrado esta súper máquina a partir de programas ya existentes que fueron perfeccionando vez a vez. Pesaba 600 kilos, tenía 64 microprocesadores que le permitían una memoria gigante y una inmensa potencia de cálculo como para revisar y analizar 200 millones de posiciones por segundo. En una posición determinada, la IBM Deep Blue visualiza todas las estrategias posibles y las posiciones que de ella se derivan hasta un alcance de 24 movidas. En un segundo puede ver 200 millones de jugadas posibles y, por descarte, elige la más adecuada. Ganaba por velocidad.

Algunos comentaban que si Kaspárov hubiera jugado lento su creatividad habría vencido. Es el ajedrecista que destacó por su capacidad creativa y su inventiva.

En la conferencia al evocar esa experiencia, él dijo algo así como que es muy probable que se llegue al punto en que una máquina, internet, etc., tenga todas las respuestas y sepa indicar la mejor alternativa. El punto – él decía – que una máquina no puede y jamás podrá hacer preguntas.

En este sentido, me pareció muy en la línea de ese comentario que hace Miquel Bassols en su libro, en la pág. 80 más precisamente, donde dice: «Diré al pasar que en algún lugar Lacan señala que está dispuesto a considerar la idea de que una máquina piense – lo que ya es toda una apuesta -, pero que no tenemos ninguna constancia de que una máquina sepa algo. De saber, nada de nada».

Entonces, el sujeto, la pregunta, el deseo, el saber – que no es el conocimiento, vale aclarar -irreductibles a un cerebro y un circuito neuronal.

Para explorar estos conceptos, los dejo ahora con Miquel Bassols.

Miquel Bassols: En primer lugar, realmente muy agradecido de esta invitación. Hacía tiempo que habíamos hablado de la posibilidad de encontrarnos aquí con los colegas de la Nel-México, para mí es un gusto haber podido viajar finalmente y estar aquí con ustedes. Por lo tanto, primera cuestión, muchas gracias a la Nel por esta invitación y a ti por esta presentación que viene totalmente a cuento, por supuesto, de lo que voy a intentar desarrollar un poco ante ustedes. Pero también a cuento de lo que vamos a trabajar mañana sobre los finales de análisis, principios y finales de análisis, porque hay que recordar la idea freudiana. Freud empieza un texto suyo sobre este tema diciendo: hay que comparar los finales de análisis y los principios con el juego de ajedrez, se pueden estudiar las aperturas y los finales, luego hay el intermedio que no se sabe muy bien cómo formalizarlo. La referencia al ajedrez, que es una referencia muy freudiana, nos va a ayudar también mañana para el trabajo que haremos durante el seminario.

El dialogo de Kaspárov – diálogo, no, era un monólogo de Kaspárov con Deep Blue, porque en realidad no se puede dialogar con una máquina, cosa que los psicoanalistas debemos saber transmitir siempre, que no se puede dialogar con una máquina. En todo caso hay un monólogo; pero en el trabajo subjetivo de Kaspárov con la máquina de IBM que jugaba ajedrez, que se llamaba Deep Blue (azul profundo), realmente se sacan muchas enseñanzas a propósito de lo que hoy voy a intentar explicar. Empiezo por ahí, porque luego voy a volver para introducir mi esquema. A mí me sorprendió mucho que Lacan dijera que una máquina puede pensar, que está dispuesto a admitir que una máquina puede pensar, pero no que pueda saber; es decir, que un sistema cibernético puede manejar información, incluso que, puede manejar muchísima más información que el cerebro humano, aunque eso no se sabe todavía pues no se sabe qué capacidad tiene el cerebro humano de procesar información si lo entendemos como un sistema informático, como un sistema cibernético. Pero, a lo que Lacan no está dispuesto a ceder ni un palmo es a que alguien diga que una máquina sabe algo, nada, sabe nada, de saber, nada – manejar información no es saber. Google nos da mucha información pero es tonta como un cubo; es decir, no sabe nada, dispone de mucha información que nos puede ser muy útil, pero saber, lo que se llama saber, nada.

En efecto, si Deep Blue finalmente logró ganar a Kaspárov es porque no sabía nada, es porque saber nos complica muchísimo la existencia, nos desadapta muchísimo de la realidad, más de los que suponemos; lo más óptimo para adaptarse a la realidad es tener información, pero no saber demasiado. Cuando uno sabe demasiado empieza a ser peligroso para el sistema, peligroso incluso para el sistema educativo, especialmente para el sistema educativo que reduce el saber a la información, pero sobre todo lo que una máquina no podrá hacer nunca, al menos hasta que tengamos noticia de ello, es gozar y eso todavía nos complica mucho más la vida. Además está la cuestión del saber que no tiene un objeto determinado que, además, nos introduce la duda, la indeterminación, que no llegamos a saber del todo qué sabrá el otro, qué sabrá el otro de mí. Deep Blue no se planteaba ninguna de esas preguntas y por eso ganó finalmente, porque sólo manejaba información sobre aperturas, finales y juegos intermedios y en ese sentido fue mucho más rápido en efecto que Kaspárov.

Es interesante que Kaspárov dijera que, si hubiera podido introducir algo del tiempo de espera, de hacer dudar al otro, de fingir que puedo hacer una jugada que no he hecho todavía, que puedo gozar de eso, que puedo saber algo más de lo que el otro goza. En fin, si pudiera empezar a hacer una pareja, en el sentido fuerte que tenemos en España del uso de la palabra pareja, incluso en el sentido sexual de la palabra; si hubiera podido introducir algo del tiempo del goce y del saber en relación a la máquina, tal vez, tal vez, la hubiera ganado, diríamos. Lo que es seguro que una máquina no puede hacer es dar signos de goce, dar signos de que está gozando.

Hay una película muy clásica, seguro que la mayor parte de ustedes habrán visto, la película de Stanley Kubrick 2001: Odisea en el espacio, donde en un momento determinado el famoso senador Hal, que en realidad tiene sus iniciales una letra anterior cada una de ella a IBM – Hal ya es un código, el nombre mismo de Hal está codificado. Hay un momento muy interesante donde no sabemos si Hal puede llegar a engañar a la tripulación, pero sobre todo, ese es el salto que para Lacan va a ser fundamental: no sabemos si puede llegar a fingir que finge. Luego si puedo comento algo más de esa frase, porque una cosa es fingir; los animales a veces pueden fingir, pueden hacer fintas, pueden mimetizarse con el entorno, pueden hacer camuflaje con el entorno para engañar al otro de alguna manera; esa es una primera dimensión. Lacan dice que para que haya sujeto de la palabra, ese sujeto que ya he escrito en el punto de intersección entre los dos conjuntos de psicoanálisis y neurociencias, ese sujeto tachado del lenguaje que aquí lo puse escrito con una S tachada. Lacan lo escribe para mostrar que es algo más que simplemente el sujeto entendido en su vertiente filosófica, sino que se trata de un sujeto que puede gozar, que puede saber y sobre todo que puede fingir que finge. Todavía no tenemos ninguna máquina, al menos que hayamos llegado a la idea de que pueda hacerlo. Hal, en la ficción de la película de Stanley Kubrick, parece que en algún momento hubiera dado signos de que quisiera hacer algo así, o incluso de que puede llegar a gozar de lo que dice cuando en esa especie de regresión a la infancia empieza a cantar Daisy Daisy, es una secuencia famosa de la película, parece que haya un cierto signo de algún goce, pero nada nos indica que ahí realmente haya un sujeto. Cuando hay un sujeto las cosas se complican mucho, es cierto, el sujeto está profundamente inadaptado a la realidad, por el hecho de hablar, por el hecho de gozar hablando. Y la verdad es que, lo que podemos llamar cultura hoy en día, el sistema simbólico de la cultura y finalmente hay que decir: parece que eso quería decir que era la mejor forma de adaptarse a la realidad y ahora estamos empezando a entender, nosotros, pequeños seres afectados por el habla que tal vez no es así. Que tal vez lo simbólico del lenguaje, como dice Lacan, es algo que carcome lo real de tal manera que puede llegar a hacernos desaparecer de ese real si no vigilamos y todos los indicios de lo que es la civilización contemporánea nos indican eso, nos indican que si adaptarse a la realidad se trata tal vez de ser un sujeto hablante, un sujeto afectado por el inconsciente no sea lo más eficaz.

Que eso vaya para retomar esa referencia de Kaspárov perdiendo ante Deep Blue, pero perdiendo, yo diría, no porque es peor jugador de ajedrez, sino porque es un sujeto hablante, un sujeto que goza, un sujeto que desea y eso nos lleva a una dimensión absolutamente distinta de lo que es el sistema cibernético, el sistema por el cual la psicología cognitiva piensa al sujeto humano – ese es un gran problema. Es un gran debate que debemos saber llevar con las ciencias cognitivas de hoy, para transmitir que el sujeto que habla no puede ser reducido a un sistema cibernético e introduce esa dimensión del sujeto del deseo y el sujeto de la palabra que es el que he escrito en la intersección entre estos dos conjuntos de psicoanálisis y neurociencia. Porque el título que he dado, «Psicoanálisis, sujeto y neuro-ciencias», en realidad pone en serie tres términos que no están en el mismo nivel, diríamos en términos lacanianos, no están en el mismo registro. He puesto neuro guión ciencia, tal vez después pueda decir algo sobre eso…Porque me atrevo a decir, tal vez no sea tan seguro que la neurociencia sea una ciencia con todos los membretes necesarios para decir que algo es una ciencia, que me perdonen incluso los neurocientíficos. Pero hay algunos neurocientíficos que lo dicen también, dicen que en realidad se trata de la bilogía, digo ya algo de entrada sobre eso para que vean que este organismo con el que trata la neurociencia no es nada simple tampoco – se supone que su objeto es el sistema nervioso central, es el cerebro.

A la vez ya, por ejemplo, Antonio Damasio, conocido neurocientífico, lo dice: no es seguro dónde empieza el cerebro, dónde termina el sistema nervioso central y dónde termina el sistema nervioso central y empieza el cuerpo; una cosa no puede ir sin la otra. Nadie ha visto a un cerebro o a un sistema nervioso central funcionar por sí mismo, porque necesita de un andamiaje muy importante. Además, hay que introducir la idea del medio ambiente que hace funcionar todo eso de una determinada manera. Por lo tanto, la unidad, el objeto que toda ciencia debe tener claramente delimitado para constituirse como ciencia, no está tan claro cuál es el objeto de la neurociencia. Pero, sobre todo, el gran problema para el neurocientífico es que se trata fundamentalmente de células nerviosas distinguidas de muchas maneras; pero hay algo que sigue siendo inexplicado y es ¿qué hace que eso sea un ser vivo?, ¿qué es lo que hace que eso esté vivo?

Por ejemplo que, Deep Blue, la máquina, no fuera un organismo vivo sino un conjunto de cableados, qué distingue hoy en día un conjunto de cableados en un sistema informático del sistema nervioso central, en tanto este último está marcado por células que están vivas, cuando digo vivo – y Lacan sabía muy bien que cuando se habla de la vida, se habla de algo que goza – se introduce una dimensión distinta a la que encontramos en una máquina y es esa dimensión del goce, del goce en lo viviente que, cuando está marcado por el lenguaje todavía se complica mucho más. Por lo tanto ¿tenemos neuro-ciencia? – pongo ahí un interrogante.

La biología es una ciencia aunque todavía no ha podido definir del todo qué es la vida, esa cosa aparentemente tan simple ¿qué es lo vivo? Desde la propia biología, con la famosa pregunta que hizo Erwin Schrödinger en los años cuarenta, el famoso físico Erwin Schödinger, en ese texto maravilloso todavía hoy ¿Qué es la vida? Y la biología todavía no ha podido responder a eso, los biólogos serios saben que eso sigue siendo un enigma, que no sabemos qué es lo que hace que algo sea un organismo vivo y por lo tanto la neurociencia en todo caso está bajo el ámbito de la biología. De la biología yo me fío un poco más, de la neurociencia hasta que no me digan exactamente qué es una célula nerviosa, cómo funciona eso, qué la hace viva, para mí debo decir, se acerca más a la religión que a otra cosa. Lo digo directamente incluso para ser polémico en el debate, porque creo que hay que empezar a ser polémicos en ese punto, hasta que no podamos realmente saber qué quiere decir que una célula piensa, cosa tan vaporosa como eso, no sólo que piensa sino que goza; hasta ahí tenemos lo que llamaremos una atribución de saber de sujeto a un organismo del que todavía la neurociencia y la biología no nos han podido decir absolutamente nada. Por supuesto es ahí donde el psicoanálisis puede introducir su interlocución necesaria, muy interesante además cuando se da entre su campo y el de las neurociencias. Pero es un punto de interlocución que sólo puede darse a partir de ese punto de intersección donde se juega la idea del sujeto de la palabra, del lenguaje y del sujeto del goce y donde, en efecto, encontramos ahí dos grandes temas que la neurociencia de hoy está intentando resolver.

Y no hay modo de que avance un palmo en eso y es ¿qué es el lenguaje?, ¿dónde está el lenguaje? andan buscando por todas partes del cerebro y no se encuentra y ¿dónde está eso que se llama conciencia, eso que la psicología desde siempre ha llamado conciencia, eso que las ciencias cognitivas hoy siguen llamando conciencia o cognición a veces también y que el psicoanálisis desde Freud llamó el yo? Finalmente, la conciencia no es todo el sujeto, es una parte del sujeto, es esa parte que se sabe o que se cree consciente de sí mismo y que funciona con una identidad más o menos siempre vacilante. Sabemos que la consistencia del yo es muy vacilante, cuando dormimos desaparece, cuando despertamos medio aparece cuando uno esta con el jet lack – como yo, no les explico cómo estoy, estoy más o menos intermitentemente aquí, intermitentemente en otro lugar. La idea de conciencia es muy vaporosa, pero es muy interesante seguir, lo he hecho, seguir el debate de las neurociencias para localizar esos dos grandes fenómenos fundamentales que son el lenguaje, la palabra y la conciencia. ¿Qué hace que un conjunto más o menos organizado de células finalmente un buen día diga: «soy consciente»?

Tampoco hemos encontrado eso en ninguna máquina todavía, el famoso test de Turing, la famosa caja china de Searle, que yo retomo en el debate, no tenemos idea de que ninguna máquina un buen día se despierte diciendo «soy consciente de mi mismo y me llamo yo», ¡no!. Mafalda sí, Mafalda decía ¿por qué a mí ha tenido que ocurrirme ser yo? lo declaraba profundamente porque es cierto que ser yo, ser consciente en un mundo, nos inadapta muchísimo a la realidad. El problema de Garry Kaspárov frente a Deep Blue es que el era consciente, lo podemos decir así. Cuando hay ese índice subjetivo es lo que empieza a sintomatizar nuestra vida de cuarenta mil maneras, empezamos a preguntarnos: qué soy para el Otro, tengo miedo del deseo del Otro, el Otro me puede devorar, el Otro me puede querer, me puede no querer, me puede abandonar, me puede ser infiel y ahí vas al psicoanalista, no vas a IBM. Vas al psicoanalista, es muy importante en efecto que a partir de ahí se puede formular una demanda de tratamiento y no a partir de tengo un cable que no va.

Psicoanálisis, sujeto y neuro-cienciasHay cierta sugestión, y ahí comienza nuestro tema. Sugestión a partir del cientificismo y no de la ciencia. Hay la sugestión que nos dice, el problema es que tienes un cable que no anda bien, vamos a escanear, vamos a hacer imágenes de resonancias magnéticas, vamos a encontrar exactamente el lugar, ya estamos encontrando dónde el cableado no va bien y podremos manejarlo un buen día, tú no te preocupes, un día vamos a manejar eso y podremos finalmente resolver ese síntoma de tu sufrimiento. Ya se está proponiendo eso con unos rasgos de control social autoritario que, yo diría cada vez más atroces. Es ahí donde ciencia y cientificismo a veces pierden la frontera, a eso llamo yo cientificismo, digamos, a la idea de cierto uso de la ciencia que llegaría a todos los rincones del ser humano para manejar, intentar reparar, intentar prometer un cierto bien bajo la idea de que manejando nuestro sistema nervioso central vamos a conseguir eliminar el malestar subjetivo. Eso que se está imponiendo en determinadas formas académicas de transmisión del saber, eso que llamo cientificismo, no lo llamo yo cientificismo, lo llaman muchos científicos cada vez más. Los científicos están empezando a despertar un poco de ese sueño del objetivismo positivista que entró en un momento en la ciencia y que está produciendo efectos devastadores. Bien, por lo tanto, primera gran distinción, ya he hecho una introducción bastante amplia pero que me parece que da el horizonte de lo que quiero transmitirles hoy.

Primera gran distinción que hay que hacer entre ciencia y cientificismo, les quiero recomendar aquí un libro que de hecho yo no habría podido escribir este libro (Tu Yo no es tuyo. Lo real del psicoanálisis en la ciencia) sin otro libro que está detrás de un científico que he tenido el honor y el gusto de conocer. Un científico que se llama Javier Peteiro, que les recomiendo el libro titulado El autoritarismo científico. Javier Peteiro es un científico gallego, de Galicia; es un personaje, realmente para mí un encuentro inédito; me he encontrado con un científico que piensa, que piensa mucho, ese libro El autoritarismo científico debería ser libro de cabecera por supuesto no sólo de los psicoanalistas que queremos conversar con el campo de la ciencia, sino también de todo científico serio, biólogo o neurocientífico; es un libro excelente sin el cual no habría podido yo realmente escribir este libro. Todo un capítulo de este libro es un diálogo con Javier Peteiro, un diálogo que estaba destinado en principio a ser un diálogo por correo electrónico entre dos personas que se aprecian intelectualmente; pero de ahí surgió un debate muy fructífero y que ahora me parece sumamente necesario. Es muy importante que los psicoanalistas conversemos, dialoguemos con el campo de la ciencia. Por supuesto tienen que ser científicos que tengan cierta idea de qué es el sujeto de la palabra y del lenguaje que Lacan introdujo como fundamental en la experiencia psicoanalítica y que luego regresó con la primera idea sacada de la manga del objetivismo positivista que viene a borrar esa dimensión. Pero incluso en el campo de la neurociencia, me he encontrado estudiando bien la neurociencia actual, me he dado cuenta de que hay una gran división mucho más fuerte de lo que parece. Eric Laurent también se refiere a esa división, siguiendo un poco su orientación, me di cuenta que se podía estudiar muy bien ese mapa, hacer un mapping, diría Antonio Damasio, de las neurociencias actuales y ver que hay una frontera muy fina pero muy interesante entre los que pudiéramos decir que intentan localizar todas las funciones subjetivas en el sistema nervioso central, son reduccionistas a tope; y los no localizacionistas, los que se dan cuenta de que hay algo de la dimensión subjetiva fundamental que no puede localizarse en el sistema nervioso central, que es exterior a él, que actúa como una suerte de parásito al sistema nervioso central y algunos se dan cuenta de que eso es el lenguaje. Que el lenguaje como la dimensión del Otro, que aprendemos con Lacan a situar como el Otro simbólico es una suerte de parásito que parasita el sistema nervioso central modificándolo continuamente, cambiando todo el organismo en un cuerpo. Por eso he puesto organismo del lado de la neurociencia y cuerpo del lado del psicoanálisis, no son lo mismo. El cientificismo oblitera esa diferencia, piensa que todo cuerpo que pueda observar se puede reducir a un organismo; es decir, a un conjunto de elementos reales celulares y, no es así.

De ahí por ejemplo, que podamos leer a veces en los periódicos como una noticia de última hora de la ciencia actual: se ha descubierto el gen de la homosexualidad o se ha descubierto el gen del autismo, verdaderas burradas delirantes. Ningún genetista serio podría aceptar una frase de este orden, pero sobre todo el problema es que eso introduce lo que los genetistas pueden más o menos saber, introduce justamente el borramiento a esa distinción.

Para ser homosexual hay que construirse un cuerpo homosexual, no basta con un organismo, como también para ser heterosexual por otra parte. Lo que descubrió Freud muy pronto, Freud dijo que es tan complicado constituirse heterosexual o constituirse como homosexual, hay que hacer un rodeo enorme, nada en lo real del organismo determina eso, mucho menos un gen, concepto por otra parte de lo más complejo y difícil de situar. No voy a entrar en eso porque nos llevaría todo un seminario, definir y seguir las diversas definiciones que se han dado de gen desde el inicio hasta la actualidad. Pero lo que sí es seguro que no existe, ningún genetista estaría dispuesto a sostener eso, es un gen de, no hay un gen del autismo, no hay un gen de la homosexualidad como tampoco hay un gen del pelo rubio. Hay un montón de cosas entre genotipo y fenotipo, hay un montón de agujeros negros, para tomar una figura de la astronomía actual, que introducen cantidad de discontinuidades en una línea causal que nunca funciona directamente, sino que funciona más bien, como Freud descubrió, con una serie de retroacciones continuas, con una serie de líneas intermedias que nunca dan una relación causal de a a b en una línea directa. Para construirse un cuerpo hay que pasar por una serie de avatares enormes. Hay sujetos que no pueden construirse un cuerpo, por ejemplo, los niños autistas que sufren de eso, de no poder construirse un cuerpo de no poderlo localizar en el espacio tridimensional, eso no tiene una causalidad genética, puede haber predisposiciones genéticas no lo dudamos; pero el andamiaje causal que finalmente produce un sujeto autista no puede entenderse sin ese parásito del lenguaje, del que el autista por otra parte, está dando da testimonio continuamente.

Bien, primera cuestión entonces, distinguir ciencia de cientificismo, voy a decirlo un poco castizamente, no todo lo que se nos vende bajo el modo de ciencia es tal. Yo acuñé incluso un término, el de amarillismo científico, no sé si aquí en México se habla de la prensa amarilla, la prensa de primera página y es lo que desgraciadamente muchos científicos han llegado a creerse: que la ciencia es una especie de promesa absoluta de saber que, en momentos, se puede producir de una manera tan drástica y determinista, como se nos propone. Actualmente es cierto, este cientificismo se apoyaría en dos lugares fundamentalmente donde supuestamente estaría escrito el libro de la vida, una es gen, genoma humano, donde en efecto se ha llegado a avanzar muchísimo, pero donde cada vez que se da un paso más, se descubren cuarenta mil preguntas nuevas que están por resolver. Cualquier buen biólogo, siempre cito a Denis Noble, que es un buen genetista y biólogo, con el que justamente se puede dialogar, ya lo hemos hecho en muchos campos, excelente genetista que tiene muy claro que no hay una relación determinista desde gen a fenotipo; de gen a sujeto sino que hay un montón de retroacciones y que en efecto conviene estudiar los sistemas del genoma, lo que el sujeto humano recibe de su genoma como una multiplicidad de retroacciones de determinación en los que el ambiente juega muchísimo y donde (ese es un gran debate también que el psicoanálisis puede ir llevando a cabo con la ciencia actual) no está claro dónde empieza el individuo y dónde empieza el ambiente. La idea de individuo que puede parecernos tan obvia, que es consustancial a la idea de conciencia, a la idea de yo, en realidad la ciencia actual ha roto esa unidad del individuo por todas partes, no hay individuo, no se sabe dónde está el individuo. El individuo es una célula, el núcleo de la célula ¿dónde empieza el ambiente?, el ambiente empieza fuera de mi piel o el ambiente empieza ya en ese interior que son partes de mis órganos que están ya en contacto con el ambiente y modificándose continuamente.

La verdadera ciencia se hace estas preguntas, no parten de la idea de un individuo ya constituido funcionando como tal con una identidad; en absoluto podemos partir de un presupuesto tal, ahí puedo citar ya a uno de los neurocientíficos con los que estamos trabajando más en diálogo, desde que nuestro colega Françoise Anserment de Ginebra, psicoanalista miembro de la AMP, está llevando a cabo un trabajo muy interesante con Pierre Magistretti, que es un neurocientífico de cierta importancia. Trabajo que forma parte de un proyecto, que es el proyecto de intentar hacer una especie de clon del cerebro humano a partir de sistemas cibernéticos y fue Magistretti quien se dio cuenta muy pronto de que la diferencia entre un sistema cibernético y algo vivo es algo muy complicado. Pero precisamente lo que introduce Pierre Magistretti en su diálogo con nuestro colega Françoise Anserment (he podido en diversas ocasiones conversar con ellos es un diálogo muy interesante), ellos parten de la idea de que el sistema nervioso central es algo totalmente maleable, parten de una concepción que las neurociencias actuales han introducido que es la idea de plasticidad neuronal, que es muy interesante.

La idea de que las neuronas, el sistema nervioso central están en todo el cuerpo finalmente; pero sobre todo que el cerebro es un aparato plástico, es un aparato que se está modificando continuamente, no hay ningún estado cerebral idéntico al anterior en millonésimas partes de segundo. El libro de Pierre Magistretti y Françoise Anserment que también les recomiendo A cada uno su cerebro, no sólo indica que cada uno tiene un cerebro distinto; por lo tanto va a reaccionar de manera distinta a cualquier estímulo, al lenguaje mismo, sino que el cerebro de cada uno es distinto cada día; es decir, me levanto cada día con un cerebro que se está automodificando continuamente, que se está autorecombinando, auto recalculando, si queréis llamarlo así, cada día. Que, por lo tanto, no es un objeto fijo como podría ser un objeto cibernético, aunque éste también puede modificarse, cuidado. Hay objetos cibernéticos y hay ordenadores que pueden irse modificando, pero el hardware permanece. Mientras que el cerebro no, el cerebro es un organismo vivo que se va modificando continuamente y ahí la idea de plasticidad neuronal que Pierre Magistretti y Françoise Anserment introducen y que nos llevan a cuestiones muy interesantes. La primera de las cuales es que el mayor agente de modificación del cerebro, entendido como un órgano, es el lenguaje; no tanto la percepción de la realidad, no tanto los estímulos exteriores, sino el lenguaje.

Cuando hablamos no tenemos ni idea de lo que hacemos realmente como sabe cualquier buen analizante que se estira en un diván, sabe muy bien que cuando empieza a hablar no sabe exactamente que está diciendo ni que va decir; que es lo mejor que puede ocurrir pues es a partir de ahí que empieza un psicoanálisis. Si uno va con la idea de que sabe todo lo que dice no se analiza nunca; pero precisamente lo que nos indica esta observación de Pierre Magistretti y Françoise Anserment es que el lenguaje, las palabras son el agente que más modifica nuestro cerebro un momento después del otro – así que cuando ustedes salgan de aquí tendrán un cerebro nuevo gracias a todo lo que han escuchado…seguramente. Pero eso para indicarles que vivir como vivimos; existir en un campo del lenguaje como existimos sólo los humanos, nos está modificando cada día, nos está transformado cada día de una manera que ningún estímulo físico podría hacer.

Por lo tanto, es un problema enorme que se abre en el campo de las neurociencias al cual los psicoanalistas somos sensibles, es, en efecto ¿dónde está el lenguaje? Ahí no quería extenderme demasiado sin decir algunas cosas que me parecen importantes; ahí hay un gran debate en el campo de las neurociencias que me parece muy fructífero. Hay los de la vertiente localizacionista que intenta localizar el lenguaje en una zona cerebral; de hecho, eso tiene su orígenes en alguien que podemos apreciar muchísimo como es Noam Chomsky, el lingüista que ahora está trabajando en el campo de las neurociencias con muchos neurocientíficos en EEUU, con algunos problemillas que luego podemos comentar, algunos problemas serios incluso con la ley. Pero, sin duda, es Noam Chomsky quien comenzó con la idea del lenguaje como órgano, la idea de que el lenguaje es un órgano y que, además está ya escrito de alguna manera genéticamente, que de alguna manera hay una gramática profunda, para tomar los términos de Chomsky, que estaría escrita ya sea en las neuronas, ya sea en los genes y que hace que seamos sujetos hablantes.

A Lacan le pareció un delirio, lo digo tal cual, Lacan tuvo un encuentro con Noam Chomsky en el año 65 en Estados Unidos, un diálogo muy interesante y muy divertido por otra parte – parece un diálogo surrealista, absolutamente a Noam Chomsky diciendo: el lenguaje es un órgano que está inscrito en… y Lacan le dice: oiga y a todo eso, yo tengo más bien la idea de que pienso con los pies, usted piensa que piensa con el cerebro, pero qué le dice que no piensa con los pies. Chomsky salió absolutamente confundido de ese diálogo y Lacan lo transmitió diciendo: yo a veces, sí, a veces tengo la idea de que pienso más con la frente cuando me doy topes contra la pared y siento algo que puede ser.

Lacan era irónico, pero ¿qué quería decir con eso? Cuando estamos habitados por el lenguaje, cuando vivimos en el campo del lenguaje, cualquier parte de nuestro cuerpo puede pensar; por eso Lacan decía estoy dispuesto a aceptar que una máquina piensa. Ahora ¿dónde esta el saber inscrito en mi cuerpo? ¡ay! esa es otra pregunta. El saber puede estar inscrito en mi cuerpo, por ejemplo, en un síntoma sin que yo lo sepa, es un saber que me habita. Tal como descubrió Freud escuchando a sujetos histéricos, que los síntoma de conversión estaban inscritos, valga la palabra inscritos en el cuerpo, ya no en el organismo sino en el cuerpo diciendo verdades que el sujeto mismo ignoraba. Yo creo que Chomsky, bueno, Chomsky es Chomsky, es alguien que tiene una gran capacidad de pensamiento más allá de su cerebro y realmente es sensible a ciertas resonancias del psicoanálisis como también lo es Antonio Damasio.

Me he detenido en Antonio Damasio para realizar un lectura atenta de su textos porque también sabe que en algún lugar hay un saber en su cuerpo que no se puede resumir en la información de su sistema cibernético neuronal; lo sabe de alguna manera porque sueña. Y lo sabe porque cuando sueña se da cuenta de que, como la histérica cuando tiene un síntoma, ahí se articula un saber mas allá de su conciencia. Por eso con Antonio Damasio se puede dialogar, se puede dialogar con Magistretti, también se puede dialogar con Chomsky como intentó hacer Lacan, aunque también Lacan se dio cuenta de las limitaciones de ese momento, la idea cognitiva del lenguaje. La idea de que el lenguaje está inscrito como un software ya, que lo traemos de fábrica inscrito en las neuronas o en el gen: es una idea absolutamente delirante, es un delirio científico; lo digo tal cual, es un deliro que Freud tuvo. No lo olvidemos, Freud año de 1895 antes de La interpretación de los sueños, Freud escribe ese texto absolutamente maravilloso que es Proyecto de aun psicología para neurólogos que dejó en el cajón, que fue Lacan sobre todo quien finalmente lo recuperó para leerlo como convenía. En ese texto Freud qué dice finalmente: dice que las relaciones con el lenguaje están inscritas en las neuronas y si leen ese texto ahora puede parecer muy cercano a textos de Christof Koch, a textos de Antonio Damasio, a textos de las neurociencia actual; realmente está en sintonía. Por eso algunos neurocientíficos actuales lo están releyendo con sorpresa, porque Freud ahí lo que está diciendo es algo de lo que está diciendo la neurociencia actual, por eso esos textos son prefreudianos. Freud decía: pienso que el lenguaje, las cosas escuchadas, las cosas que han marcado mi vida están inscritas en las neuronas de alguna manera; entonces Freud ahí empieza a hacer toda una serie de jeroglíficos muy interesantes, la neurona a y la neurona b se juntan para producir una condensación y producir un síntoma histérico y habla del símbolo a que está inscrito en la neurona a y que se desplaza y que luego se condensa. Freud, sin saberlo, en ese momento está descubriendo los procesos primarios del inconsciente, pero pensaba que el soporte de todo este asunto era un soporte neuronal, que todo eso estaba inscrito de alguna manera en las neuronas y un buen día le dice a Fliess, su colega, su otro de los balbuceos en el campo de la ciencia: no sé cómo he podido endilgarte ese delirio, todo eso no puede estar inscrito en las neuronas ¡cuidado! Eso lo está diciendo alguien como Giulio Tononi y Gerald Edelman, dos neurocientíficos actuales, que están diciendo que el sistema nervioso no da para tanto, no puede ser que todo eso que recuerdo, que todo eso que pienso y que todo lo que es mi vida esté escrito en las neuronas, no da para tanto, es un problema de espacio ya, no cabe todo eso ahí, no cabe. Entonces Antonio Damasio ha intentado construirse un artilugio interesante por el cual no tendría que estar ya todo escrito sino que, habría ciertas formalizaciones internas al aparato del lenguaje que permitirían que todo eso cupiera en el espacio de mi cráneo.

A mí, eso me evoca un personaje literario, me evoca a Funes el memorioso de Borges. Funes – no sé si saben esa ficción borgeana tan bonita, tan atroz y tan siniestra a la vez. Funes era alguien que no podía olvidar nada. Funes era alguien que desde el primer día que nació, empezó a grabar todo en su disco duro, era un sistema cibernético impecable porque no borraba nada, no había la tecla deleite, todo quedaba ahí marcado. Pero cuando digo todo, es todo: digo ese árbol que un día vi en el bosque, digo esa hoja en el minuto uno cincuenta y tres pero también en el minuto uno cincuenta y tres y un segundo, había ido guardando en su cerebro cada detalle de lo que es lo real. Si uno se detiene a pensar eso; deja de pensar y se angustia porque es algo imposible. Pero algo de esa máquina es la que está intentado construir el Blue Brain Proyect y la neurociencia actual; es decir, un aparato cibernético que pudiera recordar, que pudiera tener escrito, inscrito lo real mapeado con algún sistema.

Psicoanálisis, sujeto y neuro-cienciasLa idea de mapping es de Antonio Damasio, entonces un sistema que permitiera reproducir lo real en un sujeto y permitiera después borrarlo por supuesto, y volver a recuperarlo de alguna manera. Ahí, hay un campo, incluso de psicoanalistas, que han intentado introducir todo el conjunto que he escrito ahí separado (neurociencias) de psicoanálisis, introducirlo por entero dentro de la neurociencia. Quien empezó con eso es un tal Max Sorn, pero se han añadido muchos incluso lacanianos; debo decir que piensan que el futuro del psicoanálisis está dentro de la neurociencia porque la neurociencia iría verificando y descubriendo en su observación los conceptos freudianos de represión, las huellas mnémicas, que todo eso se encontrara en un momento o en otro; su transcripción en el aparato de la neurociencia.

Hay ya el neuropsicoanálisis, que funciona desde hace ya algunos años, pero hay colegas incluso de la IPA, que piensan que el futuro del psicoanálisis está dentro de las neurociencia. Incluso el mismo Etchegoyen en su diálogo con Miller quien le dijo: me está siendo infiel con la más… con la del baile que más te ha seducido. Es cierto, ahí el psicoanálisis no sólo desaparece como tal, sino que además es totalmente infiel a sus principios.

Freud partió justamente de la idea de que el inconsciente freudiano no se deja atrapar en una huella inscrita en el sistema nervioso central ni en cualquier lugar que pensemos, en ningún soporte físico. Y ahí voy a introducir algo que forma parte de nuestra doctrina lacaniana desde un principio, pero que no hay que olvidar: que el sujeto que habla está habitado por lo que llamamos significantes y los significantes no son signos, no son simplemente signos. Daré un breve ejemplo muy simple, pero es el que da Lacan, signos por ejemplo, el humo como signo de que hay fuego. El signo tiene una relación unívoca entre lo percibido y el signo que utilizamos para nombrarlo o para significarlo: donde hay humo hay fuego y eso, al menos hasta el momento parece unívoco, casi diríamos de seguro. Un significante no tiene nada que ver con eso, un significante que es lo propio del lenguaje no es una inscripción en la naturaleza, sea el sistema nervioso central, sea incluso un chip o una parte de un disco duro; sino que un significante, voy a decirlo así, es una huella borrada, sólo podemos funcionar como sujetos de la palabra cuando borramos la huellas. Hay un momento en el que Lacan, en un texto de la década de los 60, Subversión del sujeto y dialéctica del deseo, primero hace esa simple distinción con el reino animal. En el reino animal hay signos que están inscritos, dejan huellas y también los animales siguen huellas; pero lo que no se ha visto todavía es que los animales borren sus huellas para engañar o para significar algo a otro. Cuando alguien borra su huella, ahí hay un sujeto seguro. Es el famoso ejemplo que toma Lacan de Robinson Crusoe y la huella del pie de Viernes, el personaje de Robinson Crusoe, que pasa por la playa e incluso en la soledad más absoluta en la que se cree viviendo en esa isla. Un buen día, se le ocurre que alguien puede observarlo y lo mejor será borrar su huella y cuando uno descubre que alguien ha borrado su huella estamos seguros de que ahí hay sujeto del lenguaje, hay sujeto del significante, hay sujeto del goce y del deseo también. Ahí entran en serie todos los conceptos que utilizamos en psicoanálisis. Por lo tanto, y ahí es el gran problema de las neurociencias actuales y que Pierre Magistretti y Françoise Anserment se han dado cuenta de que, el sujeto humano no funciona por inscripciones, por huellas, no es que un acontecimiento haya marcado una huella en mi cerebro, y eso lo haga más o menos traumático y haya que modificarlo; sino que el sujeto humano, el sujeto del placer, el sujeto del goce y del lenguaje funciona por huellas borradas. Eso introduce una discontinuidad radical entre un campo y el otro: el campo del organismo de las neurociencia y el campo del cuerpo y del psicoanálisis. Así, cuando hay una huella borrada, una huella que falta, ahí hay sujeto del lenguaje.

Para que no sea tan enigmático, voy a dar un ejemplo clínico que para mí fue de un de valor inestimable, sabrán ustedes seguramente que en Madrid hubo la explosión de unas bombas terribles en los trenes que produjo una experiencia traumática y brutal en toda la ciudad, en todo el país. Cuando algo ocurre así, realmente tiene el valor de lo que Freud llamó el trauma. Nuestros colegas de Madrid montaron una red que se llamó la red del 11M (del 11 de marzo) para atender a las personas que lo solicitaron; no hicieron de psicólogos que en seguida van a sacar la verdad de lo que ha ocurrido en el acontecimiento, sino se ofrecieron como disponibles para aquellos que quisieran hablar de lo que les hacia sufrir. Muchos recurrieron para hablar de su experiencia traumática, y se encontraron con algo que para mí dio a leer algo de lo que es lo específico del psicoanálisis. Empezaron a escuchar que para cada sujeto lo importante, por supuesto había sido la experiencia brutal traumática del momento en que estalló la bomba; pero lo que quedaba, lo que se repetía, lo que volvía una y otra vez, era algo que no había llegado a ocurrir. Es decir, no pude ayudar a la persona que se estaba desangrando a mi lado porque yo mismo no podía moverme, no pude llegar a salir a tal lugar, no llegué a tomar el tren anterior que me hubiera salvado de esa experiencia traumática… Se dieron cuenta de algo que se dio cuenta Freud muy pronto que, lo traumático es lo que no llegó a ocurrir, lo verdaderamente traumático es lo que no llegó a ocurrir y ahora voy a usar una expresión profundamente lacaniana, lo profundamente traumático es lo que no dejaba de no ocurrir.

Quiero detenerme en esa gramática, porque esa gramática ninguna neurociencia podrá desintegrarla en dopaminas o neurotransmisores. Repito: lo traumático no era lo que ocurrió (que también por supuesto eso puede tener un valor traumático), pero realmente lo que aparecía como la clave de lo que había sido traumático era lo que no cesaba de no ocurrir; retornaba como una pesadilla, pesadillas reales del sujeto que se despertaba ante aquello que no había podido llegar a pasar. Ante aquello que no había podido llegar a simbolizar, que no había podido llegar a realizar; esa forma ha quedado como algo que no cesa de no ocurrir.

A Lacan le costó unos treinta años construirla para decir que lo real es eso, lo real no es lo que percibimos, lo real no es lo que pensamos percibir con nuestros ojos, lo verdaderamente real, y ahí la ciencia está de nuestro lado, es aquello que no cesa de no representarse, es aquello que no cesa de no escribirse en lo que recordamos, percibimos, etcétera. Es aquello que está profundamente borrado, pero que retorna para intentar realizarse en cada uno de nuestros pensamientos, en cada uno de nuestros sueños, en cada uno de nuestros síntomas. Esa categoría de lo real, precisamente por eso titulé el libro Lo real del psicoanálisis en la ciencia, porque ese real lo descubrió Freud con la idea del trauma vinculado a lo sexual. Precisamente es en lo sexual donde se nos hace eso más presente – hablaremos de eso después si quieren en el debate. También en el lenguaje se nos hace eso presente, se nos hace presente en nuestra vida de muchas maneras algo que no cesa de no escribirse.

Lacan dirá que si algo fue su síntoma fue eso, es interesante que Lacan diga eso, que su síntoma había sido su sinthome había sido lo real en la medida que finalmente podía escribir algo de eso que Freud había descubierto pero de otra manera. Ahí estamos en otro real que no es el real que la ciencia piensa escanear con sus imágenes de resonancia magnética, ese real no aparece en ningún escáner, ese real sólo puede abordarse a través de la palabra y del lenguaje, sólo a través de las palabras y el lenguaje las personas del 11M pudieron transmitir algo de esa experiencia traumática; les hubieran hecho cuarenta mil escáneres y eso no hubiera aparecido de ninguna manera.

A todo eso, déjenme hacer una pequeña cuña actual sobre el tema, incluso lo escribí, la ilusión cientificista se suele fundar en la certeza de que hay en el cerebelo una escritura que se da a leer, por ejemplo, en las imágenes coloreadas de las resonancia magnéticas. Eso aparece en las primeras páginas de los periódicos, se ha descubierto ya el lugar donde está el sentimiento religioso, vean los colorines azules y rojos ahí está. Cada día, no sé aquí, pero en El País un día tras otro en la primera página del periódico es un cerebro coloreado, porque es muy fascinante todo eso, forma parte de la fascinación que nos produce todavía el hombre máquina, el hombre reducido a cuestiones, a piezas observables que pueden manejarse. De pequeños todos hemos sido fascinados por Mazinger, por todo tipo de autómatas que hacen aparecer algo del orden de lo humano. La ciencia ha estado fascinada por esto.

Curiosamente, la semana pasada, en el periódico de Barcelona apareció algo, algo que voy a investigar por supuesto, les leo: los neurocientíficos podrían algún día ser capaces de escuchar los monólogos internos constantes que tienen lugar en la mente o escuchar el discurso imaginario de un paciente con derrame cerebral o con incapacidad para hablar, según el equipo de investigadores de la Universidad de California Berkley (EEUU). El trabajo llevado a cabo por los laboratorios de Robert T. Knight en Berkley y Edward F. Chang en la Universidad de California San Francisco ha sido publicado por PLoS Biology, esto es de hace quince días.

¿En qué consiste esto?, los científicos han logrado descifrar la actividad eléctrica en una región del sistema auditivo humano llamada circunvolución temporal superior, es algo que está claramente localizado en el cerebro. Al analizar el patrón de actividad de estas áreas fueron capaces de reconstruir las palabras que los sujetos escuchaban en una conversación normal. El tema tiene su enjundia; es decir, observando los pulsos eléctricos producidos a nivel neuronal se podría reconstruir lo que un sujeto ha escuchado, no sólo eso; sino también lo que está pensando lo cual es más ciencia ficción, más seductora, pero estamos en eso.

Las neurociencias actuales están apuntando a este campo, pero fíjense ustedes, ¿cuál es el fundamento de eso? La siguiente observación se refiere a uno de los investigadores Brian Pasley que habla de lo que es la codificación del habla, es decir, del lenguaje. Aquí lo que está en juego: qué es lo que de la palabra deja una huella en el sistema nervioso. Lo interesante es lo que sigue – todavía no lo he hecho en el artículo original, voy a hacerlo porque como les digo creo que conviene que nos informemos sobre cuáles son las cosas que se van haciendo en estos campos. Pasley probó dos métodos diferentes para adaptar los sonidos hablados al patrón de actividad en los electrodos. Los pacientes oían una sola palabra y Pasley utilizaba dos diferentes modos computacionales para predecir la palabra, basándose en las grabaciones de los electrodos. El mejor de los dos métodos fue capaz de reproducir un sonido bastante cercano a la palabra original. Lo que se pudo hacer fue reproducir un sonido a partir de los impulsos eléctricos detectados en el cerebro es decir ¿qué se pudo reproducir? Se pudo reproducir un significante, lo que llamamos significante como materia, soportada en una materia fónica que incluso se podría traducir en impulsos eléctricos, ¡¿por qué no?! En realidad este aparato ya está inventado. Yo qué estoy haciendo aquí, sino transmitir a través de impulsos eléctricos ciertos significantes que están llegando a ustedes más allá de mi cuerpo y tienen un soporte físico muy concreto mediante las ondas fónicas que están llegando a ustedes. Ondas fónicas que un físico todavía está pensando como están hechas. No es tan simple, como tampoco la materia en juego en este asunto es tan simple. En todo caso admitamos que hay un soporte físico que está funcionando y lo que transmite es eso, significantes, pero no significados; transmite significantes, transmite soportes materiales que pueden estar localizados donde ustedes quieran.

Y ahí me gustaría encontrarles un párrafo de Lacan del año 53, que es muy anticipador respecto a eso para entrar en diálogo con estos colegas neurocientíficos. Si no lo encuentro se los voy a dictar de memoria – porque casi me lo sé de memoria. Lacan está haciendo una conferencia justamente como yo aquí y dice: ¿dónde está el lenguaje? Partamos de la lingüística estructural, el lenguaje está hecho por significantes. Bueno, aquí tienen tres kilos de significantes, significantes, los que quieran, se están transmitiendo aquí en su soporte y dice lacan: por qué tenemos la idea de que los significantes están alojados en nuestro cerebro con la excusa de que como no pueden estar en otro lugar tendrán que estar aquí, pero ¡no!. Resulta que el lenguaje, que es el gran descubrimiento freudiano, que Lacan traduce como el inconsciente está estructurado como un lenguaje; es la idea de que el lenguaje está en todas partes, pero ¿por qué? Ahora diré porqué: el lenguaje es el lugar, el lenguaje mismo es el que hace posible que estemos en un lugar y no sólo que vivamos como un cuerpo sin lugar. Si hay lugar simbólico, si el Otro de la palabra existe es porque el significante introduce esa dimensión del Otro del lenguaje como lugar; eso quiere decir que el lugar no hay que buscarlo necesariamente en el cerebro, por supuesto que también hay aparato del lenguaje en el cerebro. Pero Freud se dio cuenta muy pronto el sprache apparat, el aparato del lenguaje, el aparato psíquico me está rodeando continuamente, estamos habitando, estamos viviendo sumergidos en un campo del lenguaje, y pensar que en el cerebro está todo localizado ahí, como Freud dijo, es un delirio. Porque hace abstracción de todo lo que es exterior. Me interesaba decirles que cada vez más neurocientíficos están diciendo esto mismo.

Hay dos autores Edelman y Tononi El universo de la conciencia, se los recomiendo para estudiar los imapasses a los que llegan, publicado en editorial Ariel, mi memoria externa me sirve; voy a citar casi de memoria los textos. Pero van a ver que Edelman y Tononi, después de un largo estudio sobre la conciencia, cuando llegan a la idea de que la conciencia no puede localizarse en ninguna parte del cerebro, que a todo lo más que el hecho de que yo me represente como consciente para mí mismo es un efecto siempre de una relación con el exterior, con la alteridad. Sin saberlo descubren algo del estadio del espejo lacaniano, que sólo hay constitución del yo a través del exterior de la imagen especular. Al final de su texto llegan a decir que la conciencia seguramente no puede ser objeto científico. La conciencia es un objeto que se hurta como objeto científico, en las condiciones actuales de la ciencia, nos introduce algo que en cada persona – la expresión es de ellos -, es comparable a nada. Es decir, no podemos hacer ningún estudio comparativo de una conciencia en relación a otra. Eso es interesante para nosotros, los psicoanalistas, que siempre estamos hablando de la clínica del uno por uno, del sinthome como lo más singular, como aquello que no se puede comparar con nada. El largo estudio de Edelman y Tononi (son de las década de los 2000), como otros que actualmente se pueden leer y hay algunos que están abundando más en esa idea, terminan precisamente diciendo que tanto el lenguaje como la conciencia no son localizables en el sistema nervioso; que en realidad estamos sumergidos en ese universo, más que pensar que lo tenemos localizado en nuestro interior. Interior que, por otra parte, siempre es dudoso. No estén muy seguros que tienen un interior corporal tan claro, muchos sujetos saben que su interior no está tan localizado como nos podría hacer pensar una vana psicología del entorno y el medio.

Bien, en efecto, Lacan de los cincuenta había tenido ya claramente esa idea de que el lenguaje es exterior a nosotros; de hecho, estamos en ese exterior y ese Otro, ese Otro del inconsciente estructurado como un lenguaje por eso es Otro, no es uno. Por eso, está como una alteridad radical a cualquier idea de individualidad que podamos tener y que, es fundamental entonces estudiar los modos simbólicos del lenguaje. Este mismo artículo que les decía, un articulo semejante, una constatación interesante era la de que las mismas áreas cerebrales se disparaban, como dicen ahora, las mismas neuronas se disparaban y se iluminaban cuando yo me quemo con la taza de café o cuando mi pareja me dice que me ha sido infiel. Es interesante eso, es decir, que las dos pueden producir el mismo efecto en lo real. Entonces los neurocientíficos dicen que tenemos que empezar a tener la idea metafórica de daño; es decir, que el daño no es sólo físico sino que el daño que me puede producir una palabra es tan real para el sistema nervioso central como el quemarse con una taza de café. Por lo tanto, hay que empezar a entender por qué vivimos en un mundo metafórico del lenguaje, en efecto, eso es el Lacan de los años cincuenta.

Empecemos por ahí, comencemos a estudiar seriamente lo que es el lenguaje como sistema simbólico, empecemos a estudiar lo que aquí en el libro, retomando una expresión de Jacques Alain Miller llamó las logociencias. A las neurociencias debemos articular hoy como un estudio fundamental las logociencias; es decir, las ciencias del logos, las ciencias del lenguaje, lo que desde los griegos había de llamarse logos y que no es, sino ese mundo del lenguaje en el que estamos sumergidos, que determina incluso cómo observamos y cómo conseguimos nuestro propio organismo.

Y ahí vuelvo a repetir una cita, para concluir ahora sí, que está como exordio en ese libro de Javier Peteiro que les evocaba, es de un poeta – siempre los poetas nos llevan en estos asuntos la delantera, que un poco tú, Viviana, has evocado también en tu introducción y me parece siempre una buena guía para orientarse en este mundo de vínculo de psicoanálisis y neurociencias cuánto saber hemos perdido en conocimiento cuánto conocimiento hemos perdido en información.

Si reducimos el saber a conocimiento cognitivo y el conocimiento a su vez a un asunto de mera información inscrita en un disco duro, perdemos lo más inherente al ser humano que Freud descubrió como el saber inconsciente. Concluyo aquí y espero sus preguntas y sus observaciones.

Fecha: 10/02/2012
Modalidad: Presencial
Lugar: Alianza Francesa de San Angel

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2012 Archivo Noches de Escuela

Hacia el Congreso de la AMP: El orden simbólico en el siglo XXI

Hacia el Congreso de la AMP: El orden simbólico en el siglo XXI

El tema del próximo Congreso de la AMP, para abril de 2012: El orden simbólico en el siglo XXI: No es más lo que era. ¿Que consecuencias para la cura? será la invitación para reunirnos sistemáticamente durante las Noches de Escuela.

Las identificaciones, los semblantes, las articulaciones simbólicas que se tejen ante el hueco de lo real y que conforman el orden simbólico actual, no parecen tener ya la misma consistencia de antaño, cuando cierto arraigo en la autoridad y la fortaleza de los ideales sostenían el mundo… Asistimos a tal debilitamiento paulatino y, ¿cómo puede el psicoanálisis denunciar esto sin cuestionarse además las consecuencias que se derivan entonces en la clínica?

Durante estos encuentros, que serán nuestras actividades preparatorias para el VIII Congreso de la AMP, con doble filo deberá debatirse esta denuncia acerca del orden simbólico actual y sus argumentaciones, así también como la posición del analista, la clínica y las nuevas formas del síntoma, el psicoanálisis en este contexto … ¿qué devenir pues, para aquella práctica que apunta sin cesar hacia lo real del goce?

El analista sabe de la ligereza de los semblantes…y también del peso que tienen los balbuceos de lo real de la lengua.

El martes 27 de Marzo, será la última de las Noches de Escuela, previas al Congreso de la AMP en Buenos Aires. En esta ocasión, Ana Viganó ha escogido el tema de El niño en la particular constelación actual del nuevo orden simbólico. La concepción de la infancia, y cómo el Otro social se dirige al niño con la siempre renovada mezcla de esperanzas y exigencias, serán algunos puntos de esta conversación, que tiene también esta vez a Elaine Cossío como interlocutora.

Vamos a dialogar, entre todos, acerca de la infancia hoy, desde el discurso psicoanalítico.

Están todos invitados.

Fecha: 27/03/2012
Horario: 19:30 Hrs
Modalidad: Presencial
Lugar: Sede NEL Ciudad de México

 

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2012 Archivo Noches de Escuela

Hacia el Congreso de la AMP: El orden simbólico en el siglo XXI

Hacia el Congreso de la AMP: El orden simbólico en el siglo XXI

El tema del próximo Congreso de la AMP, para abril de 2012: El orden simbólico en el siglo XXI: No es más lo que era. ¿Que consecuencias para la cura? será la invitación para reunirnos sistemáticamente durante las Noches de Escuela.

Las identificaciones, los semblantes, las articulaciones simbólicas que se tejen ante el hueco de lo real y que conforman el orden simbólico actual, no parecen tener ya la misma consistencia de antaño, cuando cierto arraigo en la autoridad y la fortaleza de los ideales sostenían el mundo… Asistimos a tal debilitamiento paulatino y, ¿cómo puede el psicoanálisis denunciar esto sin cuestionarse además las consecuencias que se derivan entonces en la clínica?
Durante estos encuentros, que serán nuestras actividades preparatorias para el VIII Congreso de la AMP, con doble filo deberá debatirse esta denuncia acerca del orden simbólico actual y sus argumentaciones, así también como la posición del analista, la clínica y las nuevas formas del síntoma, el psicoanálisis en este contexto … ¿qué devenir pues, para aquella práctica que apunta sin cesar hacia lo real del goce?
El analista sabe de la ligereza de los semblantes…y también del peso que tienen los balbuceos de lo real de la lengua.

El martes 28 de febrero, trabajaremos en torno Los afectos en el siglo XXI.
Fernando Eseverri, con la interlocución de Elaine Cossío, colegas de la Delegación de la NEL, tomarán desde esta arista el argumento del próximo Congreso. Los afectos, que al surgir en el transcurso de la cura mostrarían aparentemente una verdad certera, se deslizan finalmente en lo ilusorio de los significantes, de lo simbólico. En cambio, Lacan destacará entre ellos a la angustia, precisamente como el afecto que no engaña, aquél que involucra un tipo distinto de objeto, que no puede simbolizarse como el resto. Afectos en este siglo ¿nuevos ropajes?
Están todos invitados.

Fecha: 28/02/2012
Horario: 19:30 Hrs
Modalidad: Presencial
Lugar: Sede NEL Ciudad de México

 

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Hacia el Congreso de la AMP: El orden simbólico en el siglo XXI

Hacia el Congreso de la AMP: El orden simbólico en el siglo XXI

El tema del próximo Congreso de la AMP, para abril de 2012: El orden simbólico en el siglo XXI: No es más lo que era. ¿Que consecuencias para la cura? será la invitación para reunirnos sistemáticamente durante las Noches de Escuela.

Las identificaciones, los semblantes, las articulaciones simbólicas que se tejen ante el hueco de lo real y que conforman el orden simbólico actual, no parecen tener ya la misma consistencia de antaño, cuando cierto arraigo en la autoridad y la fortaleza de los ideales sostenían el mundo… Asistimos a tal debilitamiento paulatino y, ¿cómo puede el psicoanálisis denunciar esto sin cuestionarse además las consecuencias que se derivan entonces en la clínica?
Durante estos encuentros, que serán nuestras actividades preparatorias para el VIII Congreso de la AMP, con doble filo deberá debatirse esta denuncia acerca del orden simbólico actual y sus argumentaciones, así también como la posición del analista, la clínica y las nuevas formas del síntoma, el psicoanálisis en este contexto … ¿qué devenir pues, para aquella práctica que apunta sin cesar hacia lo real del goce?
El analista sabe de la ligereza de los semblantes…y también del peso que tienen los balbuceos de lo real de la lengua.

El martes 24 de enero, les invitamos a continuar nuestra conversación alrededor de esta temática, esta vez bajo la fórmula Ese entre paréntesis Otro barrado.
Gabriel Roel se decide por abordarlo desde la posición del analista y el estatuto del inconsciente en el siglo XXI, teniendo aElaine Cossío también en este diálogo como interlocutora, quien tomará el sesgo de lo simbólico -la posibilidad significante que el Otro ofrece a la identificación del sujeto- en nuestros días.

Fecha: 24/01/2012
Horario: 19:30 Hrs
Modalidad: Presencial
Lugar: Sede NEL Ciudad de México